En la medida que avanzaba el crepúsculo
y el cielo lentamente se oscurecía, la delgada porción lunar resultaba más
visible.
A eso de las 20:27 comencé a ver las
primeras estrellas, igual que ayer, esto es a los 35 minutos de la puesta del
Sol, cuando en la región ni yo ni otras personas pudieron verla, a pesar que
estaba con el 1,4% y a 55 minutos detrás del Sol y con unas condiciones
atmosféricas inmejorables para la zona.
En la siguiente imagen
aparece la puesta del Sol, señalando la hora de la misma. Como ocurrió a las
19:53, 55 minutos después se pondría la Luna, ante lo cual solamente se podía
esperar hasta las 20:48.
A las 20:43 tomo una imagen de la zona
del horizonte donde se encuentra la Luna, pero imposible de ver.
Dado que ya venía creciendo, al día siguiente el porcentaje de iluminación al ser mayor, permitió verla apenas el Sol cruzó el horizonte, como lo atestiguo en las imágenes previas. Para cuando comenzaban a verse las primeras estrellas, el cielo estaba algo más oscuro pero todavía mantenía su color azul, destacándose mejor la fase lunar como lo muestra la siguiente imagen.
Pasados unos minutos el porcentaje de
iluminación va creciendo, y al oscurecer más se puede ver más gruesa por el
efecto visual más que nada luminoso al contrastar con un fondo más oscuro, apareciendo
además el albedo a los 45 minutos pasada la puesta del Sol. El albedo es la luz
del Sol reflejada de la tierra iluminando la parte no iluminada de la Luna por
el Sol. La siguiente imagen lo muestra a los 48 minutos después de la puesta
del Sol.
Mientras en el hemisferio Norte fue visible hasta el 18/10, como en New Concord, estado de Ohio, Estados Unidos con el 2% de iluminada y a 82 minutos por delante del Sol, en el hemisferio Sur y en la zona del Alto Valle la última fase fue visible hasta el 17 de Octubre. La posición orbital llevó a que en la región el 18 de Octubre no solo se redujera para las 6:00 a.m. el porcentaje iluminado al 1,1%, sino que estaba por delante del sol apenas a 20 minutos, imposible poder verla. En cambio, el 17 de octubre, si bien estaba por delante del Sol con 52 minutos, estaba con el 6,6% iluminada, fácil de verla hasta con una claridad aumentante del brillo del Sol (pueden ver la imagen de una última fase con el 3,9% apenas 7 minutos antes de salir el Sol).
Así, desde el último día que fue vista la Luna en la región, un 17 de Octubre a la madrugada, antes de la salida del Sol, pasaron en total cuatro noches sin Luna hasta poder volverla a ver nuevamente el 21 de Octubre en la tarde-noche.
Fue el período de tiempo más largo del año, que suele darse cuando se combinan ciertos factores claves de la revolución lunar, tales como posición de la órbita respecto del observador, velocidad baja al transitar durante el apogeo, es decir, más alejada de la Tierra, y momento preciso de la conjunción, entre las principales.
Este año se dio la particularidad de tener juntos en la región, en tres meses o ciclos lunares consecutivos, la serie completa de diferentes tiempos transcurridos desde la última fase visible del ciclo lunar acercándose a su final y el renuevo del mismo con la nueva fase visible del siguiente nuevo ciclo lunar.
El 20 de Agosto del corriente año fue el día que se vio la última fase lunar visible a simple vista en la madrugada, y la nueva fase visible ocurrió el 22 de Agosto, transcurriendo dos noches sin Luna. A continuación al siguiente mes, el 18 de Septiembre se vio la última fase visible y el renuevo con la primera fase visible del siguiente ciclo ocurre en la tarde del 21 de Septiembre, pasando en total tres noches sin Luna. Una noche más que para el ciclo anterior. Y finalmente para Octubre ocurre el ciclo más largo. En la madrugada del 17 de Octubre fue visible la última fase lunar. A partir de allí no se la vio en la noche siguiente al amanecer del 18 de Octubre, tampoco en la siguiente noche por ningún lado, como es lógico esperar al corresponder su acercamiento a la conjunción del día 19 de Octubre, ni en la siguiente noche del 19, ni en la siguiente del 20, donde algunos calculistas pensaron que podía ser visible el día 20 de Octubre en la tarde-noche. Estaba con el 1,4% iluminada pero a solo 55 minutos del Sol, y no se pudo ver a simple vista en la región a pesar que las condiciones atmosféricas fueron inmejorables. De esta manera pasaron cuatro noches. Recién al momento de la puesta del Sol durante el 21 de Octubre aparece en el cielo la primera fase visible del siguiente ciclo lunar.
En una efeméride astronómica se puede apreciar que para el día 20 de Octubre, mientras para la región duda sobre su visibilidad, para Córdoba indica visible con el mismo porcentaje (1,5%, ligeramente menor) y a 54 minutos del Sol. Lamentablemente no existe ninguna imagen captada en esa zona. Probablemente pudo ser vista desde Chile, donde el porcentaje de iluminación es algo mayor, indicada 1,6% con los mismos 55 minutos de distancia del Sol, por ejemplo, en Antofagasta. Sin embargo, en una zona como Las Grutas, más hacia el Este, las condiciones de observación cambian ligeramente. Allí también la última fase fue el 17 de Octubre, y para el 20 la efeméride indica posible de ver la primera fase. A veces los datos de las efemérides no son muy precisos, porque indica 1,6% de brillo con 54 minutos de diferencia entre puestas con el Sol para esa zona. Por un lado es cierto que la diferencia de brillo en una distancia de 260Km en línea recta y paralela al paralelo no influye mucho, apenas alrededor de un 0,025% menor, pero cuando en mi región ubicada más al Oeste figura en la misma efeméride el 1,6%, lo cierto es que el valor más exacto fue del 1,3 a 1,4% durante esos 55 minutos en el cielo desde la puesta del Sol. Un programa de ese tipo indica 1,1% para el meridiano de Greenwich y adelantando 3 horas señala en bajos porcentajes una diferencia de 0,3%, alrededor del 0,1% por hora.[1] Pasa lo mismo con Mar del Plata. Allí indica 1,5% y 53 minutos, dudando de si puede ser vista, solicitando que si alguien la ve pueda reportarlo (al igual que lo hace para mi zona de observación). Allí ahora notamos algo más delgada en el pronóstico, con lo cual de acuerdo a otros programas muy precisos relativos a la revolución lunar, fue alrededor del 1,3%. Seguramente fue imposible verla a simple vista.
Para Rio Grande, Brasil, -32 meridiana -52, curiosamente sigue indicando el mismo que para Mar del Plata, el 1,5%, y además pronostica que será visible con apenas 52 minutos de diferencia respecto al Sol. Esto ya es imposible a simple vista, a menos que el cielo no estuviera teñido, algo muy inusual, porque si bien los minutos son 52, es menor, dos o tres minutos menos, luego el porcentaje iluminado no puede ser 1,5% sino ligeramente menor al de Mar del Plata. La diferencia con el meridiano de Greenwich es de aproximadamente 2,3 horas, con lo cual estaría alrededor del 1,35%. Las horas locales dicen poco, porque sin importar lo que se indique, el tiempo varía. Por ejemplo, el amanecer entre una distancia de 260 kilómetros en línea recta al paralelo 39 el Sol sale 12 minutos antes. El porcentaje de iluminación varía a razón de 0,1%/hora, un 0,020% en 12 minutos, casi nada. Pero si la distancia llega a los 1.200 kilómetros el porcentaje varía alrededor de un 0,1%, que en rangos muy al límite de la visual se nota.[2] Y en esa zona de Brasil la última fase fue vista el 17/10. Si bien indica probabilidad de ver la del 18/10, es improbable haya sucedido a simple vista, aun teniendo el 2,3% iluminada, y esto por hallarse apenas a 29 minutos del Sol, estando ya muy claro para cuando saliera antes del horizonte. De hecho, en la efeméride anota: “probably visible under perfect conditions”. Raramente se dan las condiciones “perfectas. Personalmente poseo imágenes de una Luna vista todavía 22 minutos antes que el Sol saliera con el 2,4%, sin embargo, es sumamente difícil captarla, debiendo aguzar la vista en un sector del cielo que se sabe con certeza se encuentra por espacio de varios segundos para que el ojo humano, haciendo enfoque y logre distinguir una diferencia mínima, la perciba. Y debo aclarar que en esa oportunidad la Luna se encontraba por encima del teñido rojizo del cielo del amanecer, otro elemento atmosférico en contra que dificultaría verla si estuviera dentro del mismo al estar más cerca del Sol, como suele ocurrir si se encuentra a solo 29 minutos del mismo y no a 52 como fue en mi situación en la que aporto la siguiente imagen.
¿La descubrió? Seguramente, si alcanzó a verla, le habrá costado bastante captarla. Lo mismo pasa al mirar el cielo, y mucho más tiempo se tarda cuando no se sabe con certeza el lugar exacto del cielo donde ubicarla. En la imagen se la tiene que buscar por el centro de la misma, que es la zona donde generalmente se sitúa con la cámara un objetivo a fotografiar. Imagine lo difícil que sería distinguir ese color rojizo del filete lunar si estuviera más abajo, confundiéndose con el mismo tono rojizo del cielo del amanecer. Eso mismo ocurre durante el ocaso.
Para Recife, Brasil, el punto geográfico más hacia el Este del continente sudamericano, ubicado cerca del ecuador, en el paralelo -8,5 y meridiana -34,8, para el 20/10 se indica una Luna creciente visible al 1,3% con apenas 50 minutos de diferencia. No creo que nadie la haya visto, pues está en el rango por debajo de las visibilidades normales. Pero allí es muy probable de haber sido vista la última fase de la Luna el 18/10, de acuerdo a una efeméride con el 2,4% y a 51 minutos del Sol, con lo cual esa zona en particular no tuvo cuatro noches sin Luna.
Lo mencionado es para demostrar que efectivamente, dependiendo de la zona, la revolución lunar puede presentar hasta tres variantes en cuanto a tiempos para su visibilidad a ojo desnudo desde el día que se ve su última fase hasta el día que se ve su primera fase del ciclo siguiente. En Wikipedia da información del tiempo en horas, como lo hacen en las efemérides celestes,[3] sin embargo, cuando la misma información se contrasta con la ubicación temporal diaria de la sucesión de los días, inmediatamente cambia el enfoque al medir tales tiempos en noche o días transcurridos.
En nuestro ejemplo hemos tenido la primera noche del 17 al 18, la segunda del 18 al 19, la tercera del 19 al 20 y la cuarta del 20 al 21, viendo la Luna recién el 21 a la tarde noche. Esta era la manera de ver la Luna en la antigüedad, a simple vista y dependiendo de diversas condiciones atmosféricas, y sin saber exactamente el punto exacto de dónde buscar en el cielo, debiendo recorrer la vista por un sector más amplio del mismo. Pero con tantos años de observación pudieron notar esas diferencias temporales observando las últimas y primeras fases lunares entre el fin de un ciclo y el comienzo del otro respectivamente. De hecho, se utilizan las mismas expresiones en griego para indicar el levantamiento de un astro que el levantamiento de alguien de una tumba.
Esto es bueno saberlo, porque en tiempos antiguos, los pueblos que se guiaban por la Luna para determinar los meses y los años de sus vidas y para organizar y cumplir con las actividades que efectuaban, sus renuevos fueron comparados con la resurrección del alma.
Conociendo los detalles de tales renuevos resulta sencillo después comprender ciertas alusiones al tema, un tema de prolongados debates históricos sobre profecías cumplidas y doctrinas teológicas diversas, fuente de eternas discusiones entre quienes procuran conocer la verdad de las cosas. Y como simples seres humanos que somos, ocupados la mayor parte de nuestras vidas en las obligaciones que el sistema y la naturaleza nos impone, luchando para sobrevivir y atender nuestras familias, no resulta sencillo captar de entrada a todas estas tradiciones y sus trasfondos, requiriendo a veces de años de investigación y estudios. Esta situación inherente a nosotros es lo que permite la proliferación e instalación de dogmas, ideologías y posicionamientos de todo tipo, cuando en nuestras vidas en determinados momentos elegimos con qué clase de personas asociarnos, llevados en gran parte por la cultura regional del país donde vivimos.
La gran batalla como individuos únicos se encuentra en la superación de tales dependencias, logrando por nosotros mismos las convicciones fundadas en el mayor y mejor conocimiento adquirido en la vida, logro solamente posible si de alguna manera siempre estamos dispuestos a cuestionar todo lo que nos llega de nuestro alrededor pero adoptando una condición de equilibrio muy difícil de alcanzar. La realidad indica que si progresas demasiado en este mundo, te aíslas, porque nadie logra entenderte, por lo que muchas veces hay que hacerse el tonto para evitar discusiones inútiles generadora de enemistades y desencuentros de todo tipo.
Los animo a realizar
sus comentarios, cualquier crítica será bienvenida. Si prefieren hacerlo
personalmente, dirigirse a oyado919@gmail.com. Prometo
contestar.
Edgardo Winczur,
Octubre 2017.
[1] Si bien la diferencia
horaria con Greenwich (cerca de Londres) es de 4 horas, verificando los
porcentajes indicados en un programa virtual lunar, coincide perfecto el
porcentaje de brillo visto en mis coordenadas (línea de sombra) adelantando
solo 3 horas el programa que lo calcula respecto a la meridiana de Greenwich.
De hecho, la precisión del programa virtual se sitúa entre 2 a 3 horas de
diferencia, con lo cual para el meridiano de Greenwich es algo menor al 1,1%
indicado para el 20/10/2017. A pesar de los avances en los cálculos
matemáticos, todavía estamos un poco imprecisos para fijar aspectos que orillan
los límites de ciertas cosas como las que estamos tratando.
[2] Una distancia que abarque
unas tres horas de diferencia entre meridianas puede rondar alrededor de 4.560
kilómetros, dependiendo el paralelo de dónde se sitúe. En grados son 15º/h, y
la distancia se va achicando a medida que se aleja uno hacia los polos. En el
ecuador 15º son alrededor de 1667 kilómetros.
[3] Inclusive llegan a decir
que la primera fase visible puede verse al otro día a la tarde de cuándo se ve
la última el día anterior al amanecer, lo cual es imposible a simple vista. Una
cosa es decir algo bajo un supuesto respaldo académico y otra muy distinta es
mostrar las fotos reales para apoyar tales afirmaciones.