domingo, 29 de abril de 2018

La vida es triste si no la vivimos con una ilusión

                      Imagen tomada de http://www.actitudfem.com/belleza/relajacion/autoestima/realmente-los-suenos-se-hacen-realidad

Una canción folklórica de los Chalchaleros cuenta la vida de un sapo enamorado de la Luna. El poema es una fábula hecha música que ilustra un aspecto emotivo muy fuerte de la existencia humana.

Se suele definir la ilusión como un sentimiento lleno de esperanza a partir de algo que percibimos o llegado a conocer, algo que nos produce satisfacción y alegría al imaginarnos que realmente ocurrirá.

Hace un tiempo, un amigo dijo que “para no desilusionarse no hay que ilusionarse”. Así, quién nunca se ilusiona, jamás se desilusiona. Pero no tener ilusiones convierte a nuestra existencia más fría, desprovista de pasión y confianza. Las utopías son buenas aunque inalcanzables, porque ellas motorizan nuestros ánimos en pos de hallar aquello que nuestra alma anhela en lo más profundo, a pesar de, si lo analizamos, no tener chance alguna de poder lograr esa meta en el transcurso de nuestra vida. Por eso, siempre conviene que, además de alguna utopía o ilusión, sepamos colocar metas posibles ante nuestros esfuerzos. Pero la ilusión máxima es la que colorea nuestra existencia, hace que pensemos en ello como lo que más nos gustaría, y cada día, cualquier cosa que hagamos imaginaremos que estamos laborando para alcanzarla.

Por eso, el que nunca se ilusiona, ya vive desilusionado continuamente, pues se siente sabiendo seguro que nada realmente bueno que desee podrá ser realidad algún día, sustituyéndolo por otro tipo de deseos de menor valor emocional y mental. Creer en algo deseable pero utópico es parte de una ilusión trascendente, y en el terreno religioso existen distintas creencias para auto convencerse de su realidad, pero cuando de golpe alguien llega a percibir su falacia, esto le causa un profundo dolor y angustia, cayendo en la denominada “pérdida de la fe”, aspecto que para el que nunca se ilusiona, esa negatividad de su existencia se encuentra espaciada a lo largo de su vida, con lo cual ya forma parte crónica de su ser. La vida para ese tipo de personas no tiene nada que valga la pena, es una tragedia desde que nacemos hasta que morimos. 

Tener los sentidos embotados o disfrutar de los placeres, incluso a cualquier precio, suele ser el antídoto más usado para quienes la vida ya no ofrece ilusión alguna. El alcohol, cigarrillos, fiestas, una existencia sórdida suele acompañarlos diariamente. Para otras personas, la ocupación en todo tipo de tareas para sobrevivir impide siquiera poder soñar, o bien, si sueños tienen, no tienen el tiempo suficiente para analizar sus creencias y posibilidades. Otros, considerados los más afortunados, viven ocupados en hacer aquellas cosas que les gusta y entusiasma, y al ganarse la vida con eso se sienten “realizados”. No obstante, en cuanto reflexionan, como aceptan su misma intrascendencia, prefieren no pensar en tales asuntos, manteniéndose entretenidos con sus alegrías pasajeras. 

Hace muchos años, otro conocido me dijo una vez: “si no tuviéramos esta esperanza, que Dios traerá un nuevo mundo después de destruir el presente, nos suicidaríamos, porque nadie en su sano juicio desea vivir en este mundo”. Fueron palabras que me resonaron muy fuerte, comprendiendo hasta qué grado se encuentran emocionalmente comprometidas muchas personas creyentes en distintas esperanzas religiosas.

Hace poco, circulando por la ciudad vimos una persona mayor hincado de rodillas rezando frente a una estatua de la virgen. Observándolo brotó al unísono el comentario de la ilusión: “esta persona tiene y vive su ilusión.” De hecho, existen millones de personas cuyas vidas se mantienen al calor de la existencia por el efecto de ilusiones personales compartidas comunitariamente. Distintas ilusiones conforman la fuerza impulsora de sus vidas, aguantando sus embates, haciendo frente todos los días a los desafíos con convicciones íntimas de que en el futuro todo cambiará para mejor, donde se le cumplirá su ilusión máxima a la que llaman “la esperanza dada por Dios”.

¿Podemos, usando correctamente la razón, mostrarles a los creyentes que son falacias sus esperanzas? ¿Con qué derecho y objeto? ¿Para brindarles conocimiento y así quitarles el bastón donde apoyan la alegría de sus miserables vidas? ¿Habrá personas en este mundo que han superado esa triste condición humana sin creer en falacias?

Desde el psicoanálisis y en su origen Freud mantuvo una posición firme en contra de la religión, pero no para criticarle sus ilusiones, sino, a sus pretensiones divinas a fin de imponerlas. En una página dedicada a la temática sintetiza la concepción freudiana sobre la religión de la siguiente manera:

“Sin discusión, podemos afirmar que Freud critica la religión y los valores que transmite. Para Freud, la religión sirve para consolar. Esto es, pretende ofrecer una compensación a los sacrificios impuestos por la civilización.  La satisfacción que aportan es esencialmente de índole narcisista, la religión restaura el sentimiento de dignidad del hombre, estropeado por la conciencia de su impotencia frente a la naturaleza y su destino.  Pero, más allá de los consuelos que aporta, la función social básica de la religión consiste en justificar con su origen divino la coerción y los refrenamientos instintivos, y en asegurar de este modo la sumisión a un orden social.” https://www.inupsi.com/la-religion-la-ilusion/

Frente a ello, no han faltado ideas y acciones para eliminar las ilusiones religiosas. Sin embargo, el problema no es la ilusión sino la imposición, la imposibilidad de poder ejercer el libre pensamiento, para que cada persona asuma su propia responsabilidad de su propia ilusión, y la religión ha sido la gran responsable en prohibir el libre ejercicio del pensamiento. La ilusión no es mala, lo malo es imponerla. Y las ilusiones mejor acogidas son las sentidas libremente. Sin embargo, la imposición se torna necesaria cuando se pretende unificar a los pueblos en pos de una misma meta, meta deseada más por sus gobernantes que por sus gobernados. El resultado es el descontento y la búsqueda de nuevas ilusiones.

Debe ser por ello que la estrofa “la vida es triste si no la vivimos con una ilusión” caló tan profundo en las almas de los oyentes al escucharla entonadas en las estrofas de la canción.

Se cuenta que la famosa letra no se corresponde a la original, un poema del chileno Alejandro Flores Pinaud, nacido en 1896 y fallecido en 1962. Cuando Jorge Hugo Chagra la conoció, le puso la música luego de los arreglos de la letra que hizo Nicolás Toledo, quienes introdujeron la variante sobre el pasaje central de la canción que forma parte del título de hoy. Hay otra versión musical de Jorge Yáñez y Los Moros basada en el poema original del compositor chileno con música de Eugenio Moglia, y que se puede escuchar en Youtube con el nombre de Sapo Trovero, donde muestra que la vida misma es una ilusión y no el arreglo argentino donde expresa que vivir sin una ilusión es más triste. La letra original de la estrofa cantada dice:

Pero no te importe, sapo ilusionado
Que nadie comprenda tu pobre canción. 
Si la luna hermosa y el cielo estrellado
Y el Hombre y el sapo…todo es ilusión.

En cambio, ese estribillo cantado por los Chalchaleros es:

Sapo cancionero: 
canta tu canción, 
que la vida es triste, 
si no la vivimos con una ilusión.

Justamente, este arreglo cambia por completo el sentido del poema y de la canción, y acompañada del ritmo de una zamba, fue sin duda el motivo por el cual se hizo tan famosa al cruzar la Cordillera, siendo casi desconocida la letra original en su país de origen.

En la letra original afirma que todo es ilusión, es decir, nada es real, aspecto mucho más difícil de comprender y aceptar.

Como se puede notar, todo aquello que se conecta con nuestros sentimientos más profundos, aflora al verse reflejado, porque la ilusión es algo normal de todo ser humano.

Lo mejor que podemos hacer para evitar la depresión y la tristeza crónica frente a la desilusión, es saber de antemano el aspecto concreto de los hechos, al dictarnos que las ilusiones son solo eso y no realidades. Viéndolas de ese modo, evitaremos que nuestras ilusiones sean fuente de discordia con nuestros semejantes y amarguras del alma. Las ilusiones deben ser más bien fuente de alegría para el alma, al crearnos una realidad imaginaria en la cual nos sentimos cómodos y a gusto, sabiendo que solo es nuestra realidad y no es ni debe ser la misma para todos. Quienes viven su ilusión evitarán ambientes que no se condicen con las mismas, donde otras personas viven una realidad distinta. 

Existen realidades que discriminamos al disgustarnos al verlas, y las mismas no se deben a culpas nuestras o sociales que nos deban afectar, sino principalmente a las realidades que otras personas hicieron en sus vidas como resultado de creer en duras realidades negadoras de una ilusión mejor. Es excelente saber que no solo se debe ser soñador sino realista, pero que nunca el realismo nos esclavice, ni doblegue nuestra voluntad. Hay veces que es preferible la inexistencia antes que bregar por una existencia humillante y miserable.

Por ello, respeto las ilusiones de los demás, siempre y cuando no traten de imponérmela sobre la base del miedo y la ignorancia, y no vale prestar atención si no están respaldadas por un mínimo de argumentación que la sustente, argumentación que, justo es reconocer, juega a veces con nuestro desconocimiento. No obstante, dadas estas condiciones, siempre nuestra ilusión deberá estar al límite de nuestra capacidad y posibilidad de comprensión, circunstancia que podemos mejorarla con estudio y reflexión personal, de donde las conclusiones tomadas no estarán sujetas a las ideas de otros ni a la cultura general sino solamente a lo que nuestra propia capacidad individual resuelva. Esto no significa diversidad, al contrario, existe un denominador común en las almas, el cual, dejado a nuestra libertad individual se tornará independientemente semejante al de todos los demás. Considero dicha libertad individual la mejor condición superadora de nuestra existencia mental. Después de todo, nuestra auténtica existencia es puramente mental, no física, en condiciones impuestas por los demás y en un entorno que solo podemos cambiar el modo en que lo vemos y nos esforcemos por cambiarlo para mejor. Por la manera que lo podamos interpretar dependerá nuestro bienestar o malestar a medida que transcurrimos nuestras vidas.

No es lo que las personas saben los que las sostiene en este mundo, sino lo que ellas creen es lo que las proyecta, pues el futuro no es el saber sino lo que sucederá aplicando dicho saber. Por eso, quitar una creencia puede significar quitar un bastón o una  base desde donde fundamenta y proyecta su existencia cada individuo.

lunes, 23 de abril de 2018

¿Hubo un diluvio?


Un “Dr. en ciencias” enseña en la página enlazada algo realmente insólito:

“Para que se forme un fósil son necesarios algunos requisitos relacionados directamente con un diluvio universal.”


Es insólito simplemente porque se fundamenta en mera convicción imaginativa, no posee evidencia alguna para corroborar tal afirmación “científica”. Pero a veces, esto resulta suficiente para engatusar a los jóvenes inexpertos que prefieren escuchar a tales charlatanes antes que investigar lo suficiente.
Las ‘evidencias’ que presenta son las siguientes:

“Para que se forme un fósil hay algunos requisitos básicos. En primer lugar, el organismo tiene que ser enterrado rápidamente, y en una capa profunda para iniciar el proceso de la fosilización. Además, debe ser un evento rápido, para que las bacterias que descomponen el organismo no intervengan. Finalmente, el objeto necesita permanecer enterrado bajo gran presión para que la fosilización suceda.” (negritas mías)

Las palabras resaltadas por mí exponen la manera de desviar los hechos para ajustarlos al relato del Génesis. Lo cierto es que de manera natural (hechos conocidos hoy día en distintas partes del mundo, hasta filmados), en ciertos casos especiales cuando ocurren grandes inundaciones que arrastran cantidades enormes de lodo, se cumplen los requisitos expuestos, tales como el de ser enterrado “rápidamente” y en una “capa profunda”, siendo por lo tanto un “evento rápido”, todos aspectos que nada tienen que ver con la idea de un cataclismo universal. Luego, el detalle agregado de la “gran presión” es totalmente inválido, ya que no es la “presión” el factor que transforma un cuerpo orgánico en piedra sino la acción lenta del agua que posee disuelta en su composición minerales que van suplantando la zona de los compuestos orgánicos disueltos al depositarse en los cuencos formados. Esto explica el motivo por el cual los fósiles hallados están compuestos generalmente por el tipo de suelo en el cual se depositó. Y este proceso suele ser tan lento y medido, que puede reproducir hasta los detalles más insignificantes del cuerpo muerto atrapado. En la mayoría de los casos los fósiles son solo las partes más duras, los huesos, pero a veces son restos orgánicos blandos (hojas, frutos, cuerpos animales), y ello ocurrió de ese modo porque no hubo microorganismos en ese momento en el terreno donde fue sepultado que pudieran disolverlo antes que el barro se endurezca. Las bacterias y microorganismos no existen en todas partes, es decir, no son omnipresentes en cualquier suelo, y por otra parte, la mayoría de los “cuerpos” hallados no se corresponde al reemplazo de tejidos blandos molécula por molécula, sino al relleno del tejido blando desaparecido adoptando la misma forma en el cual fue encapsulado por material que dejó de ser blando antes que se disolviera el cuerpo orgánico, produciendo lo que se conoce en paleontología como molde e impronta. En el último caso, la roca dura quedó marcada por la forma del animal o vegetal enterrado cuando fue blanda, permaneciendo inalterable una vez endurecida. En el caso de adoptar las mismas dimensiones que el cuerpo, no existió una fosilización del cuerpo, sino, un relleno que adopta la forma de un tronco o de huesos o de conchas, que al igual que el barro endurecido circundante, se petrificó, señalando el caso anterior.[1]

En consecuencia, no es inocente la reducción final del concepto de fósil, persiguiendo muerdan el anzuelo las personas en proceso de formación que no han reparado todavía en todo lo que se sabe hoy sobre sus distintas peculiaridades. En consecuencia, cuando este Dr. afirma:

“La fosilización no ocurre en condiciones naturales. Por más que se lo niegue, solo un diluvio universal puede producirlo.”

… simplemente está afirmando algo falso, dicho con el solo propósito de engañar a los inexpertos. En la naturaleza hallamos una enorme cantidad de restos de animales y plantas de especies actuales y algunas relativamente más antiguas en distintas etapas del proceso de fosilización, con lo cual no es imprescindible la presencia de un cataclismo universal único, como el descrito en Génesis, para generar fósiles.

Dirigiéndose a los jóvenes incautos, debajo de una imagen del Everest, este “Dr. en ciencias” les dice:

“¿Sabías que en esas regiones se encuentran fósiles de seres marinos? ¿Cómo treparon hasta allí? Indudablemente, el agua los llevó hasta allí. Estas y muchas otras evidencias muestran que la presencia de agua es innegable en la formación de las rocas del planeta.”

Su manera de razonar se parece a un lego de hace 200 años que pretende iluminar a otro lego. Justamente, esa presencia de restos marinos en tierras lejanas del mar y en zonas elevadas, como en lugares montañosos, ha sido en lo antiguo una “prueba” para los humanos de aquellas épocas de la ocurrencia de un diluvio universal.[2] Y no sería nada raro suponer que en lo antiguo estas “evidencias” recogidas de distintas partes del globo contribuyeron para que ciertos observadores temerosos desarrollaran la teoría de un diluvio universal, que abarcó toda la tierra, como un suceso realmente ocurrido en un pasado, plasmándolo en un libro religioso que actualmente conocemos como el Génesis. Tal ocurrencia es muy probable, considerando la escasa posibilidad de investigación y estudio comparado que pudo existir en esas épocas sobre lo que veían y llegaban a escuchar de otros lugares distantes. No obstante, no todos en todas partes creyeron eso. Por ejemplo, hace 2.500 años, Herodoto revela que los sacerdotes egipcios ya tenían un concepto geológico muy semejante al actual en lo referido a la formación del delta y cuenca del río Nilo, que curiosamente, es atacado por la iglesia católica para afirmar que estos sacerdotes estaban equivocados porque fue a causa del diluvio de Noé y no a un proceso paulatino propio de la naturaleza de la geología terrestre. De modo que, de acuerdo a las evidencias, los más ignorantes y creyentes temerosos, ante la falta de mayor conocimiento y por la presión evidente de los teólogos, eran fácilmente convencidos que estos restos de vida marina en terrenos alejados del mar conformaban la “prueba irrefutable” del diluvio bíblico. Pero, obviamente, fue un gran error y una colosal farsa hoy.

Y este recurso, por más que no lo parezca, sigue siendo utilizado por teólogos disfrazados de científicos, con altisonantes títulos y doctorados a fin de poder seguir engañando a la juventud a medida que adquieren conocimiento, instalándoles dudas que muchas veces no tienen la capacidad de poder resolverlas, obligándolos a bautizarse y comprometerse con alguna corriente religiosa antes de poder descubrir el engaño, muy propia de las corrientes protestantes, para que de ese modo, una vez cautivos, se les haga muy difícil cambiar de adultos.

Es curiosa la metodología utilizada con astucia al plantear luego de una exposición muy floja, sin mostrar nada serio e impropia en ciertas afirmaciones:

“Entonces, ¿qué es más fácil creer y percibir a través de las evidencias?”

Un recurso sofista y artero cuando las “evidencias” son solamente convicciones imaginarias contrapuestas con los hechos descubiertos hábilmente ocultados. Incluso efectúan afirmaciones de “evidencias” inexistentes, tales como “fosilización repentina”, o de “análisis químicos modernos demuestran que hay rastros de células en el tejido de los dinosaurios”, un tema relacionado con haber hallado restos “orgánicos” de células óseas, denominados osteocitos. También en 2015 se informó el hallazgo de "diminutas estructuras con forma ovoide y un núcleo más denso en el interior, lo que podrían ser potencialmente células sanguíneas" en una garra de un dinosaurio de 75 m.a., levantando una importante controversia debido a que por “mucho tiempo se ha creído que las moléculas de las proteínas se descomponían en un periodo de tiempo corto, y que no se conservaban más de cuatro millones de años”.[3] Pero nada de ello significa que los dinosaurios existieron hace 4.300 años, que es el punto que pretende imponer el autor de su artículo. No se trata de qué es más fácil o difícil, sino, qué es más acorde a los hechos descubiertos, sin importar si le resulta “fácil” aceptarlo por lo “difícil” de entenderlo a una mente floja y carente de información fidedigna.

Cuando se trata de descubrimientos, debemos aceptarlosa todos, volverlos a analizar, cuestionarlos buscando posibles errores, y cuando de alguna manera quedan definidos, estamos obligados a incorporarlos, cambiando a veces nuestros puntos de vista anteriores. Sin embargo, ninguno de esos descubrimientos que el autor alude en su respuesta determinó que la vida comenzó a existir hace no más de 10 mil años. Por otra parte, hay una cantidad interminable de datos que aportan evidencias concretas hacia un pasado remoto de millones de años de existencia de distintas formas de vida. Inclusive hay aportes que apoyan las ideas de Darwin sobre un antepasado común, material que es posible ver en distintos sitios.[4]

¿Por qué motivo tratar de convencer de algo que no es cierto?

Y precisamente, este aspecto de la psicología humana presente en el mundo, es el rasgo principal que estoy investigando desde hace varios años, donde es preferible engañar a la gente antes que enseñar la verdad de los hechos. Más que un interés por transmitir información fidedigna, existe el interés de manipular y explotar al ser humano, usarlo, moldearlo a sus caprichos, sean teológicos o políticos o de cualquier otra índole, para de ese modo sumar apoyo a una causa de intereses privados.

El autor de la página que cuestiono no me permite responder en su página, sin embargo ellos tienen un acceso mucho mayor al que yo pueda llegar porque reciben dinero de iglesias mediante el cual pagan para aparecer en la web en los buscadores. Las iglesias de todo tipo poseen una gran penetración pública, mediante diversos medios, tales como la radio y la TV, pudiendo ellos llegar a más personas con su propaganda, y frente a tales operaciones, la gente decide y elige en función de hasta dónde puede racionalizar algo, decisiones enormemente dependientes del tipo de información que reciben y los momentos de la vida que atraviesan. De esta manera, el nivel educativo además de la capacidad propia por procesar información y el carácter de cada individuo, juegan un papel muy importante a la hora de decidir a cuál grupo pertenecer o sostener.

En otra respuesta dada para el tema ¿Qué no vio Darwin?, me llamó la atención que repitiera la expresión de ser su “colega”, y más adelante me dijera que solo estaba presentando otra hipótesis ante mi comentario donde le exponía que la antigüedad de la vida estaba fuera de discusión, que no es parte de una suposición rebatible, sino comprobada de múltiples modos y aceptada generalmente. Que este señor no esté de acuerdo con ella es otro tema, y sería bueno que mostrara las evidencias de ello. Es obvio que no las tiene, pero pretende igualarme como si fuera otro personaje que solo presenta otra hipótesis endeble, la de “que la evolución de las especies es un hecho comprobado y la única fuente de verdad”, cuando, a pesar de ser una teoría muy bien establecida, en rigor de eso no se trata. Solo deseaba resaltar una verdad incuestionable hoy día: la enorme antigüedad de las formas de vida en la tierra abarcando millones de años. Este aspecto ya no es una hipótesis, siquiera es una teoría, es un hecho.

A nadie le interesa realmente analizar un tema concreto, solo hacer propaganda y elevar sus ideas por encima de la de los demás por motivos inconfesables. En consecuencia, inevitablemente es y será responsabilidad de cada individuo analizar todos los hechos y tener que cometer errores en esta vida y sufrir desilusiones, vida que muchas veces no alcanza para darse cuenta de ellos, y mucho menos durante nuestra juventud. Estamos condenados a experimentar y aprender, y en eso, cada quien llega hasta dónde puede.

PD.: Para un estudio del significado interno sobre el pasaje del Génesis sobre el diluvio, recomiendo visitar: El diluvio, Génesis capítulos 6, 7 y 8
 
[2] Uso el concepto de diluvio universal para diferenciar de los diluvios que naturalmente ocurren en distintas partes puntuales de la tierra en distintas épocas, a fin de comunicar bien a qué nos referimos específicamente, esto es, al diluvio de Noé.
[4] Existe una de Wikipedia donde resume buena parte de tales evidencias en https://omicrono.elespanol.com/2016/04/los-4-fosiles-mas-curiosos-de-la-historia/

¿Qué no vio Darwin?




Parece bastante chistoso que este “Dr. en ciencias” llame terco a Darwin, una especie de joven encaprichado con sus ideas de tal manera que “todo lo que observan está relacionado con su idea previa”. Este proceder es típico de los teólogos actuales y no de personas como Darwin, cuyas observaciones se fundamentaban, no en una idea previa mantenida a rajatabla (que los teólogos si tienen leyendo primero de la Biblia y después buscan toda clase de hipótesis y conjeturas para respaldarla de manera forzada y autoritaria), sino en una vasta cantidad de observaciones realizadas en distintas partes del mundo, gracias a la posibilidad de poder concretar tal viaje en el velero Beagle, que avalaban libre y racionalmente esa hipótesis original.

Cuando los teólogos citan a Darwin suelen hacer afirmaciones falsas con el solo propósito de generar dos posiciones, “claras” solo para ellos, obviamente. Para los teólogos, especialistas en reduccionismo, solo existen dos bandos: los evolucionistas = ateos = el mal y los creacionistas = monoteístas = el bien. Esto se puede ver claramente en la siguiente declaración sobre Darwin:


“Su “descubrimiento” lo impulsó a afirmar que no existía un Creador.”


Este señor que escribe la página linkeada no leyó el famoso libro de Darwin El origen de las especies, siendo el principal aporte de Darwin, no en lo referido al origen del hombre, sino de la grandiosa vida animal. Y en ese libro Darwin confiesa que el Creador a lo sumo fue responsable de crear unas pocas especies de origen, aspecto que curiosamente los teólogos engañadores usan de manera muy disimulada cuando presentan el argumento de los géneros básicos para hacer creíble el diluvio de Noé referido a la cantidad de especies salvadas, confundiendo de una manera artera la mente juvenil, que al carecer de muchos datos todavía, suelen caer presas fáciles en sus ambiguas redes teológicas. Decía Darwin hacia el final de su famoso libro:

Autores eminentísimos parecen estar completamente satisfechos con la teoría de que cada especie ha sido creada independientemente. A mi juicio, se aviene mejor con lo que conocemos de las leyes impresas en la materia por el Creador, el que la producción y extinción de los habitantes pasados y presentes del mundo sean debidas a causas secundarias, como las que determinan el nacimiento y la muerte de los individuos….Hay grandeza en esta concepción de que la vida, con sus diferentes facultades, fue originalmente alentada por el Creador en una cuantas formas o en una sola, y que mientras este planeta ha ido girando según la constante ley de la gravitación, se han desarrollado y se están desarrollando, a partir de un comienzo tan sencillo, infinidad de formas cada vez más bellas y maravillosas” (El origen de las especies, pág.479, 480, editorial Edaf)


Como vemos, Darwin no era ateo, según el mismo afirma de su puño y letra.

Asimismo, cuando vemos la ilustración donde exponen el modelo “evolucionista” versus el “creacionista, cometen una imprudencia en aras de dejar clara solo una idea: no existieron conexiones entre las distintas especies.

Muy bien, si ello es de ese modo, ¿cómo es posible que luego, en otra parte, muy distante de donde afirman lo precedente (teniendo mucho cuidado que nadie se percate de ello), cuando les toca dar explicaciones sobre cómo pudo albergar Noé en el arca a todas las especies actuales, enseñan desvergonzadamente que todas ellas descendieron de apenas solo unos cuantos representantes genéricos ubicados en lo que sería cada familia de las especies actuales?

Para ellos, las distintas especies son solo variedades de un género básico, así, por ejemplo, para todos los felinos actuales que existen y existieron por el mundo, todos descendieron de un solo tipo de felino, con lo cual, todos pueden mezclarse y reproducirse entre sí, puesto que pertenecen a una misma especie de origen, la felina. Pero ellos saben que eso es imposible, afirmando que la variedad se alejó tanto que ahora solo pueden gestar híbridos en los casos que puedan procrear (como un león y un tigre), con lo cual, implícitamente están aceptando la formación de esas especies distintivas imposibles ahora de procrear entre sí para mantener descendencia, debiendo en ese caso empalmar las rectas que dejaron sin unir para “el modelo creacionista”, generando de ese modo sus propios “eslabones perdidos” cuando urge la necesidad argumentativa.

Y este aspecto sucede en todas las familias actuales, como la equina, la bovina, y hasta con un distanciamiento mucho mayor y totalmente diferenciado en otros grupos pero muy semejantes en cuanto a los nichos ocupados en la naturaleza, de especies propias de islas o de un continente, como la de los mamíferos marsupiales, propios de Australia. Este fue el aspecto que observó Darwin en su tiempo al estudiar detenidamente las especies clasificadas por un creacionista llamado Linneo. Este descubrimiento fue una patada en el trasero a los teólogos, motivo por el cual siguen cacareando hasta nuestros días, empeñados en desacreditar por cualquier medio posible a Darwin, diciendo meras mentiras, sin entender nada de evolución solo cuando les conviene.

El escritor del blog se jacta enseñando que la evolución es solo “una teoría” si percatarse que la creación de las especies de la nada es otra “teoría”, como lo expresó el mismo Darwin, pero desarrollada en base a mera especulación hace mucho tiempo, motivo por el cual actualmente ya es insostenible.

En vez de mirar en la página linkeada la ilustración de los dos modelos, el creacionista y el evolucionista, copio aquí otra ilustración mucho más exacta aparecida hace muchos años donde expone con mayor claridad el modelo desarrollado por Darwin basado en la selección natural y el modelo creacionista sobre el origen de las especies de acuerdo a la teoría escrita en el libro de Génesis, donde necesita reducir enormemente la gran cantidad de especies individuales para poder cumplir con el relato de Noé.


La diferencia conceptual es abrumadora, representando la concepción científica una realidad bien estudiada contra la imaginaria idea religiosa que procura salvaguardar las Escrituras como "Palabra de Dios". En vez de ello,  son producto de antiguas suposiciones de un Creador que hacía aparecer de la nada cada especie del tipo “genero básico”, para que después, a medida que se procreaban, se diversificaran en las especies conocidas en la actualidad, hecho, que de acuerdo a la creencia religiosa, ocurrió nuevamente después del diluvio de Noé.


¿Qué evidencias pueden presentar los teólogos disfrazados de científicos como el autor de la página susodicha? La única evidencia se encuentra leyendo el Génesis, donde fue escrita la antigua teoría del origen de lo existente. 

Pero ello ha sido enormemente superado hoy día. Gracias al avance en la investigación multidisciplinaria y el conocimiento acumulado, esa antigua teoría quedó a un lado, surgiendo otra teoría mucho mejor respaldada por la innumerable cantidad de testigos fieles que existen en la naturaleza, la que, bien leída, no puede mentir.

Enlace:
http://historiadelavida.editorialaces.com/que-no-vio-darwin/ 

Este señor, Márcio Fraiberg, me responde en un primer intento lo siguiente:

"Pero colega, no existen fósiles intermediarios en la cantidad requerida por el proceso evolutivo, para colaborar con su idea. ¿Dónde están esos seres transicional en el registro fósil? La idea del artículo es pensar sobre una posibilidad ignorada a priori, por los que ya aceptan la evolución de las especies como correcta y única fuente de verdad. ¿Qué ciencia es esa que no tiene en cuenta las evidencias? No es la mía con certeza."

Luego se corrige y reescribe nuevamente:

"Estimado colega, no existe registro fósil de los supuestos eslabones del proceso evolutivo para confirmar la hipótesis. ¿Dónde están esos seres transicionales en el registro fósil? La idea del artículo es dirigir la atención hacia otra hipótesis, ignorada a priori por los que creen que la evolución de las especies es un hecho comprobado y la única fuente de verdad. ¿Qué clase de ciencia es aquella que no tiene en cuenta las evidencias? Sin dudas, yo no quiero ser esa clase de científico."

Cuando intento varias veces publicar mi respuesta, el programa me niega subirlo. Mi respuesta es:

La hipótesis que Ud. plantea ha sido la creída por siglos, pero ahora, con todos los nuevos descubrimientos, hay hechos que dejan de lado muchos relatos creídos verdaderos. Por otra parte, hay grupos que piensan como Ud., para quienes la única fuente de verdad inamovible es la Biblia; y eso explica la fuente del conflicto. Es importante destacar sobre quienes enarbolan a las Escrituras como el fundamento a partir del cual edificar sus ideas, que también ya tienen definida su verdad, pero una verdad por la que necesitan tergiversar muchas otras evidencias a medida que surgen, disfrazándose los teólogos de “científicos” para poder lograr sus fines. Por ejemplo, eso explica el que Ud. enarbole una “ciencia” donde dice que un fósil solo puede aparecer como consecuencia de un cataclismo diluvial del descrito en Génesis, lo cual es una afirmación falsa de acuerdo a las evidencias, pero a Ud. eso le sirve para ejercer su muy particular forma de hacer “ciencia”. De ese modo negará que los fósiles sean tan antiguos como realmente demuestran los hechos, pero claro, esa es su “ciencia”. También dirá que Noé pudo salvar a todas las especies terrestres porque solamente preservó a unos cuantos “géneros básicos”, un argumento que se nutre, paradójicamente, de la teoría de la evolución de las especies, pero de un modo irracionalmente explosivo, totalmente contrario a las evidencias conocidas y a sus mismos argumentos lapidarios. Pero, claro, esa es su forma especial de hacer “ciencia”. La mía en cambio es imparcial, contempla todas las evidencias, dispuestas a un debate libre y racional.


Si Márcio Fraiberg lee esto, lo invito a tratar el tema libremente en mi blog, donde no actuaré hipócritamente como él, quien parece acostumbrado a prácticas de este tipo en sus páginas.




jueves, 12 de abril de 2018

La población mundial y el desarrollo tecnológico


El problema de la "inteligencia artificial"
Desde mi punto de vista no hay capitalismo ni socialismo ni comunismo, ni ningún "ismo" salvador poniendo en caja a los demás, solo hay seres humanos cuya "humanidad" nos lleva al desastre, cuyo fin está cada vez más cerca a medida que aumenta la población.
Bacillus Anthracis te ha mencionado en un comentario sobre la publicación de Bacillus Anthracis.
+edgardo winczur así es, aunque la tasa de natalidad de muchos países está bajando con el pasar de los años, las estadísticas más optimistas extrapolan a que dicho crecimiento se detendrá alrededor del año 2100. Pero lo importante aquí es ¿qué hará el ser humano si la máquina inteligente ya resuelve buena parte de las tareas cotidianas?

Respuesta:
Hola Bacillus. La pregunta ya la he contemplado en mi comentario anterior. El desarrollo de la “inteligencia artificial” será otro elemento más del desarrollo, que si bien por un lado el desarrollo tecnológico ayuda a mejorar la vida, genera al mismo tiempo el tremendo problema de la desocupación y/o sub-ocupación, sub-ocupación que a su vez está en más peligro ante el avance de esa “inteligencia artificial” como dice. Es simplemente una convergencia mayor para el desastre y no para la superación de la humanidad, simplemente porque se encuentra afectada por tamaña cantidad de habitantes que sigue creciendo día a día, en especial de y en las megaciudades, y especialmente en muchos otros países en vías de desarrollo, y que solamente podría descomprimirse si se reduce ordenada y sustancialmente la población mundial, especialmente en esos países, con lo cual, tanto la tecnología por un lado como la solución práctica por el otro parecen ir en desmedro de la vida humana general.
Por otra parte, ¿le preocupa realmente a Ud. “que hará el ser humano”? Tendría un montón de ejemplos para mostrar en “que se ocupan” ahora muchos “desocupados”, y no precisamente para el bien de sí mismos ni de la sociedad general. Si su pregunta es retórica, sería bueno que pudiera exponer la solución, porque supongo que su interés no debe ser solo por mera curiosidad. Aquí no se trata de hallarle alguna ocupación superadora que mantenga entretenidos y fuera de peligro a los ociosos humanos desplazados por la tecnología, sino en poder ocuparse en aquello en que siempre se ocupó: buscar la salida. De encontrarla se trataría. Lo bueno es que ahora tiene más tiempo y elementos para reflexionar en lo que atañe a su existencia.

Se está planteando una pregunta cuya respuesta no puede ser resuelta para ser aplicada de modo universal debido a las diferencias en los convencimientos y convenciones del “ser humano”. Aquí existe inevitablemente una discriminación propia de cada uno, de sí mismo frente a los demás. Y la valla o cerca que divide a uno de otros se encuentra principalmente relacionada con lo que el individuo considere es la vida, y si existe o no vida más allá de este plano existencial. En función de ello podemos elaborar distintas respuestas, aceptadas por unos y rechazadas por otros. No obstante, puedo adelantar, que esa “preocupación” manifiesta en la pregunta puede englobarse en una respuesta de un panorama muy sombrío para quienes ven la vida del humano como la única forma de existencia posible.

Explicar esto puede llevar varias páginas, y muchas más para quienes les resulte difícil de comprender.

Al hablar del “ser humano” no se entiende bien sobre de qué hablamos, si de nosotros mismos o de todos los demás. La mayoría suele responder por sí misma, y cada quién suele ver con buenos ojos este progreso, porque se proyectan a sí mismos acorde a sus circunstancias. En ese caso, respondiendo a la pregunta planteada, ese “ser humano” buscará aprovecharla. Pero si tenemos que incluir a “toda la población humana de la Tierra”, a la manera de un estadista, el asunto cambia, y allí cada individuo buscará la manera de aprovecharlo a su modo, y considerando que muchos entienden no lo suficiente sobre el asunto, es inevitable que aparezcan acciones para limitar, condenar, castigar, dominar, llegando hasta mentir, robar y matar, en fin, lo que sea necesario para sobrevivir de la mejor manera posible en su existencia competitiva en este mundo según el lugar en que se encuentre. Y viéndola de ese modo, esa “humanidad” en su conjunto tiene frente a sí un panorama muy sombrío. Responder la misma pregunta a nivel general su satisfacción resulta imposible, porque siempre habrá personas que se opondrán a aquello que choca con sus convicciones y expectativas de vida.

Viéndolo desde un punto de vista práctico, la única manera de descomprimir la situación social general de la mayoría de la población mundial que se encuentra en distintos niveles de exclusión o de oportunidades alternativas de baja categoría, es ir reduciendo la cantidad total de habitantes hacia niveles del siglo XIX en la medida que son reemplazadas las tareas cotidianas hasta alcanzar un equilibrio sostenible. Esta solución es simple y efectiva, el problema es que nadie estará dispuesto a cumplirla, porque todos quieren dejar su descendencia en mejor posición económica frente a otros, y la mayoría no está dispuesta a no tener hijos, especialmente quienes menos posibilidades tienen, amén de que una vasta cantidad de personas piensan que la Tierra puede no solo alimentar una población diez veces mayor sino sostener al mismo tiempo una existencia desarrollista independientemente de ese aumento poblacional. Parece increíble la ignorancia y tozudez humana, pero así somos. La lucha por la supervivencia resulta inevitable, porque quienes tienen los medios de producción no van a estar dispuestos en alimentar a una humanidad ociosa y problemática, y para cuando vastas poblaciones comiencen a pasar hambre, las peleas pasarán a los ataques. Por eso nadie tiene una solución a este problema, y si la tienen callan, porque es imposible reemplazar las labores cotidianas actuales con robots dejando al ser humano de carne y hueso cada vez en mayor cantidad de gente sin manera de ganarse la vida teniendo que hacerse cargo al mismo tiempo de ellos. Mantener a una vasta población humana en mínimas condiciones de vida sería el peor desastre humano. De esta manera se gestaría una especie de humanidad de segunda categoría, inferior, pero muy peligrosa, porque esencialmente no hay esa especie de humano, especie que Aristóteles lo creía ver al justificar la esclavitud. Los más ricos y poderosos que gobiernan ahora el mundo tendrán que optar por la muerte y desaparición de una vasta cantidad de seres humanos que sobramos en este mundo si de alguna manera pretenden elevar el nivel de vida de la humanidad restante.

Desde mi punto de vista, este accionar ya se vislumbra en muchos países, especialmente en los que se denominan “en vías de desarrollo” en lo referido a la educación o escuelas de enseñanza. Cada vez el nivel de enseñanza es peor y ningún gobierno ni los directamente involucrados en ella (trabajadores, sindicatos, partidos gobernantes por ellos representados) ha podido mejorar la decadencia educativa general, la que abarca a toda la población de menores recursos, durante los últimos 70 años. Pareciera que a nadie le importa lo que pase, que se salve quién pueda. Y dicho proceder no puede ser fortuito, pienso que existe una dirección oculta que lo está llevando a cabo.

Al mismo tiempo, el nivel de mentiras y corrupción parecen multiplicarse como hongos entre la gente que accede a posiciones gubernamentales o se relaciona con ellas. La delincuencia, las bandas delictivas, la mafia organizada, el enorme crecimiento en las actividades criminales relacionadas con el consumo de estupefacientes van de la mano con la industria bélica de los países más poderosos, y nada de esto es para tomarlo a la ligera o de modo ingenuo, como suelen hacerlo los individuos, más que nada, para no amargarse la vida.

Por ello, personalmente veo que, como parte de la humanidad, nos encontramos frente a un límite propio de nuestra civilización, enfrentados a nuestra propia maldad e hipocresía, y donde cada quién de modo individual solo podrá superar este conflicto únicamente si existe otra existencia en otro plano a la cual pueda proyectarse. La integración de la humanidad es imposible en las circunstancias actuales, principalmente a causa de las diferencias mentales de cada individuo, no de sus necesidades, sino en la manera que piensa sobre ellas. Todos nos discriminamos solitos en este mundo, ubicándonos en éste o aquel bando comunitario o aislado. Las mentes más elevadas en algún momento tendrán que apartarse de los menos elevados, dejándolos para que solos lleguen a superarse. No hay manera de enseñar la elevación mental de las personas, es producto del esfuerzo de cada individuo lograrlo. Lo más interesante de este panorama, es que la mayoría que actualmente se encuentran en los grupos de poder y control del bienestar son los menos elevados, y muchos de clases sociales descalificadas, lo han alcanzado. Aquí no existe diferenciación por clase social. De allí que el problema actual es irresoluble aplicado al plano actual, porque la discriminación atraviesa los distintos estratos sociales. Lograr una humanidad unida, constructiva y satisfecha en el mundo es imposible, una utopía, claro, justamente a causa de las diferencias mentales de los individuos y grupos humanos organizados en instituciones de todo tipo.

Definir a una persona de “mente elevada” es fácil: se corresponde con aquellas personas que son pacíficas, nunca mienten, son responsables, se hacen cargo de sí mismos, constructivas en su entorno, no se quejan, no codician, no envidian, no se aprovechan de nadie, y principalmente, no ven la vida en este mundo como la única. Los de mente menos elevada también son fáciles de distinguir: son todos aquellos que afirman que el tipo de personas descrito anteriormente “son unos tontos”, porque para ellos, la vida actual es la única que hay y no existe nada más. Se consideran los más inteligentes, capaces, distinguidos, que merecen tener lo que tienen, obteniéndolo muchas veces a costa de dominar a otros, aprovechándose de ellos, lo que lleva a su vez a corromperse frente a sus mismos competidores, que juegan con las mismas reglas, imaginando con ello que así es el "ser humano", por eso hasta llegan a creer que se lo merecen justificando de ese modo su manera objetable de lograrlo, mostrando que solo les interesa ‘su propia justicia’. Aquí no importan los niveles de conocimiento e inteligencia, pues quienes más capaces son, usan su capacidad para aprovecharse de otros a quienes consideran “inapropiados’, o bien, “inadaptados” o “enfermos” por razones diversas.

Por ejemplo, escuché por el canal LN+TV una charla con Fernando Slezak, justamente tratando el tema de la inteligencia artificial. El contexto de la misma concierne a poder desarrollar computadoras lo suficientemente “inteligentes” que permitan detectar tempranamente cualquier “desviación” como trastorno cerebral de una persona escuchándola hablar, conversación que analizada por una “computadora inteligente” permita lograr un diagnóstico más temprano de una “potencial enfermedad” a fin de ser tratado mediante la medicina alopática antes que la misma degenera a estados 'patológicos'  más indeseables. El nivel de educación e inteligencia del entrevistado es indiscutible, no obstante, sus razonamientos están infestados de la Iglesia del Materialismo moderno, muy defendida en nuestro país por los más prestigiosos profesionales y científicos. Resulta desconcertante cuando Slezak identifica como enfermedades mentales a la depresión entre otras, fundando su opinión en las opiniones profesionales de médicos “siquiatras”, que desde mi punto de vista pueden ser muy buenos especialistas en agricultura pero totalmente infortunados para el tratamiento de la mente (prefiero un psi- y no un si-), pues de su desviación resultante por la confusión no cabe duda alguna, hecho evidente al considerar los “trastornos” mentales como meras anormalidades del funcionamiento del cerebro y no de la mente o alma humana. Es increíble el “patrón” establecido por esta comunidad parroquial, con lineamientos a los cuales buscan “ajustar a todos como norma” al definir como lo “normal” de referencia,  sobre el cual aprovecho de vez en cuando en tratar y denunciar en mi blog, al que lamentablemente a nadie le importa un bledo  Ver este tipo de expresiones me lleva a estar mucho más seguro del desastre que se avecina (en mi país y la mayoría del continente totalmente seguro), porque gente de este tipo al frente del avance científico en el mundo solamente podrá llevar a la humanidad a estrellarse contra una realidad que ellos mismos niegan completamente. Son jóvenes, sobresalientes, cultos, llenos de energía para llevar a cabo sus ideas, pero equivocados. Y los menos capaces abren los ojos y “aprenden” de personas como éstas, y ello porque no aparecen otros importantes e inteligentes profesionales que los cuestionen abiertamente. En el mismo terreno del mundo psi- existen ideas diametralmente opuestas a las que lamentablemente muchos han adherido por influencias de gente importante en el poder y el dominio de los medios de comunicación.

Debo respetar lo que cada individuo y la sociedad piensen a pesar de estar en desacuerdo con muchos de ellos. El tema es que no está en mi cambiar a las personas, decirles que “deben” pensar de tal y tal forma y actuar de determinada manera, porque simplemente no me escucharán, harán lo que cada uno de ellos ya ha resuelto. Además, estoy en completo desacuerdo con cualquier tipo de proselitismo, puesto que el desarrollo de cada individuo es solamente personal. Y consciente en creer en la existencia de otra vida posterior al ciclo actual, estoy seguro que en algún momento de sus vidas al menos recordarán, si me escucharon decirlo, que había otra persona que pensaba distinto a ellos en asuntos fundamentales de la existencia. Y quizás eso les sirva entonces, y de ese modo habré cumplido mi misión al tomarme el tedioso trabajo de explicarlo.