domingo, 29 de marzo de 2015

Sobre el argumento cosmológico


Argumento cosmológico
Desde hace muchos siglos los creyentes de las principales religiones monoteístas se han preocupado por demostrar filosóficamente la existencia de Dios como Creador del universo, pues no podían aceptar la doctrina griega de una existencia infinita del mismo, como la considerada por Aristóteles, ante la manera que interpretan los versos del Génesis, donde afirma: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, que es una manera intuitiva producto del sentido común asignar un comienzo a la obra creativa. Pero la expresión crear parece denotar que antes de ello no existían “cielos” ni “tierra”, y por cielos interpretan el espacio cósmico con todos sus astros y por “tierra” a nuestro planeta. La “verdad revelada” afirmaría que todo tuvo un “principio”, y antes de ese principio, nada de eso existió antes.
Al leer ese primer capítulo del Génesis, la deducción común es entender que antes de ser creados nada existía, ante lo cual solo debía de existir Dios. La Biblia en otros pasajes menciona que Dios es desde la eternidad hasta la eternidad, el Rey Eterno. (Deut. 32:40; Isa.57:15; Jer.10:10; Heb.1:10-12; 1 Tim.1:16) Frente a este panorama, la mentalidad humana judía y cristiana clásica dedujo que Dios siempre existió, pero el universo o mundo material tuvo un principio ex nihilo.
Este concepto conlleva la idea de que Dios ha estado por la eternidad completamente solo antes de empezar a crear los cielos y la tierra, por lo cual en un determinado momento del transcurrir de ese tiempo infinito decide crear.
Sin embargo, esta manera de pensar, a mi juicio presenta una discordancia. Si aceptamos un espacio de tiempo infinito hacia el pasado para Dios pero finitos para el cosmos, es muy fácil darse cuenta que nunca habría existido comienzo alguno de algo respecto a ese ser, porque estaría separado de manera infinita, eterna, de cualquier principio posterior. La misma abstracción nos permite comprender que esa manera de razonar no encaja, por lo cual no es necesario demostrar que el universo tuvo un comienzo a partir de la causa que es Dios que nunca lo tuvo. 
Si consideramos a Dios eterno por atemporal, es decir, sin hallarse sujeto al transcurso del tiempo, por estar en un eterno presente, entonces el principio de algo podría ser considerado un estado en el presente de su existencia, que es eterna desde el punto de vista temporal, el cual si transcurre. Ahora, lo que transcurre no es el tiempo, sino los sucesos, el movimiento de la materia y sus transformaciones establece el espacio y a su vez el humano, formando parte de los cambios, calcula el tiempo. La Biblia en realidad nos estaría diciendo que el universo siempre existió, pues Dios siempre existió, Dios y cosmos habrían coexistido siempre, y la expresión “principio” sirve para iniciar un relato para que el ser humano sin demasiadas luces pueda captar el comienzo de algo nuevo.
Es que después de todo, todos tuvimos un comienzo, la fecha de nuestro cumpleaños nos lo dice, un acontecimiento histórico lo prueba, nada de lo que cambia ha existido siempre igual, pero,  siempre algo a existido.

Cuando como humanos no nos hemos percatado de ello, nos hemos dedicado a filosofar para poder demostrar lo indemostrable. Y así nace el argumento cosmológico filosófico. En realidad es totalmente innecesario, y ya se descubrirá, quizás algún día, que el universo solo cumple con ciclos de continuos renacimientos durante etapas siderales de enormes magnitudes correspondiendo para cada uno de ellos un principio de algo nuevo. Las galaxias, por ejemplo, que contienen miles de millones de soles y planetas, nacen, perduran y mueren, al igual que los soles y sus sistemas poseen sus propios ciclos. Tales procesos son continuos, desde la eternidad hasta la eternidad. Si no fuera por los ciclos biológicos en la tierra, por ejemplo, la vida por vastos espacios de tiempo (millones de años) sería totalmente imposible. De todas maneras, nunca eterna, a menos que ocurran cambios de ciclos mayores donde se involucren nuevas fuentes de energía con nuevos comienzos. Si la energía en el universo se recicla, supongamos en los agujeros negros, tendríamos un universo infinito. Quizás al ver el universo estamos viendo parte del cuerpo o complejo divino, dónde Dios en vez de ser su creador es solo su modelador, auto sustentándose eternamente.

Veamos y analicemos ahora el argumento cosmológico primario ideado para demostrar la existencia de un Creador separado del cosmos. Forma parte de una construcción lógica denominada proposición en la cual se incorporan una serie de dos o más premisas para arribar a una conclusión.

El argumento cosmológico o primario es como sigue:
1. Todo tiene una causa.
2. Ninguna causa puede crearse por sí misma.
3. (por lo tanto) Todo es causado por otra cosa (causa y efecto)
4. Una cadena de causa y efecto no puede ser infinita.
5. Debe de existir un inicio o primera causa.
6. La primera causa puede ser definida como Dios al cumplir con su definición.
Una variación del argumento creado después de la teoría del Big Bang dice como sigue:
1. Todo lo que tiene un principio tuvo una causa.
2. El universo tuvo un principio.
3. Por lo tanto el universo tuvo una causa (Y la causa incausada es Dios).

Sobre esta proposición hasta la 3ª premisa se puede decir que es reflejo de una realidad admisible. Al pasar al punto 4º notamos sienta un fundamento en el cual afirma que una “cadena de causa y efecto no puede ser infinita.” ¿Sobre que se fundamenta al decir «no puede»? ¿Solo sobre el deseo de que fuera así? 
Bertrand Russell dijo al respecto: "Si todo debe tener una causa, entonces Dios debe tener una causa. Si puede haber algo sin causa, tanto podría ser el mundo como Dios, así que ese argumento no tiene validez."
También, dicho de otra manera, ese argumento puede probar igualmente que el mundo o universo siempre existió.

En la variación más condensada, afirmar que “el universo tuvo un principio” (el 2º), es el punto desde donde surge el error en la lógica al incorporar una premisa como cierta cuando es dudosa. Establece algo de una manera que se desconoce. Sucede que las personas creen que todo tuvo que tener un comienzo, por ejemplo, nuestra vida como individuo, ante lo cual el concepto de “principio”, donde antes parece no existíamos en ninguna parte, parece reforzar de manera incuestionable dicho concepto. Sin embargo, el principio de algo no asegura que antes nada haya existido, solo que algo nuevo existió después. Una cadena de causa y efecto puede ser infinita y no necesariamente finita.

KALAM, argumento cosmológico.
El teólogo William Lane Craig presenta el antiguo argumento cosmológico Kalam en una mezcla modernizada de "argumentos filosóficos y confirmaciones científicas".

Si, entonces, se puede hacer creíble que el universo comenzó a existir y, por consiguiente, no es eterno, hasta ese punto, uno podría demostrar la superioridad del teísmo como una visión racional del mundo.
Ahora, hay una forma del argumento cosmológico, muy menospreciada hoy pero de gran importancia histórica, que apunta, precisamente a la demostración de que el universo tuvo un principio en el tiempo.(9) Originándose en los esfuerzos de los teólogos cristianos de refutar la doctrina griega de la eternidad de la materia, este argumento se desarrolló en formulaciones sofisticadas por teólogos islámicos y judíos medievales, quienes, a su vez, lo pasaron al occidente latino. El argumento, por lo tanto, tiene un amplio atractivo inter-sectario, ya que fue defendido por musulmanes, judíos y cristianos, tanto católicos como protestantes.
Este argumento, el cual he llamado el argumento cosmológico Kalam, se puede exponer de la siguiente manera:
1. Cualquier cosa que comience a existir tiene una causa para su existencia.
2. El universo comenzó a existir.
2.1 Argumento basado en la imposibilidad de un infinito real.
2.11 Un infinito real no existe.
2.12 Un retroceso temporal infinito de acontecimientos es un infinito real.
2.13 Por lo tanto, un retroceso temporal infinito de acontecimientos no puede existir.
2.2 Argumento basado en la imposibilidad de la formación de un infinito real por adición sucesiva.
2.21 Una colección formada por adiciones sucesivas no puede ser infinita realmente.
2.22 La serie temporal de acontecimientos pasados es una colección formada por adiciones sucesivas.
2.23 Por lo tanto, la serie temporal de acontecimientos pasados no puede ser infinita realmente.
3. Por lo tanto, el universo tiene un motivo para su existencia.

Analicemos las premisas y su ilación. El 1º se puede aceptar como cierto. Sin embargo, el 2º no está demostrado. Colocan esa premisa como una verdad, quizá porque se basa en “la palabra revelada”, la Biblia. Pero si así fuera, al menos debiera formar parte de la premisa, diciendo: «El universo comenzó a existir porque la Biblia lo dice». Pero como tratamos sobre evidencias más concretas, quizás por eso no ha sido incorporada. Es que Génesis capitulo uno afirma que Dios creo todo en una semana de seis días, y eso no es verdad de acuerdo a los registros geológicos terrestres, un libro que contiene la verdad a quien sepa leerlo. Lo mismo que un diluvio universal. Las evidencias demuestran tales relatos del Génesis no se refiere a un suceso histórico natural. Ya tenemos allí al menos dos declaraciones que no se ajustan a una verdad cosmológica literal, reflejada en las evidencias físicas disponibles, para empezar. De allí que para negar la posibilidad de que el universo existiera siempre, y de esa manera afirmar que el punto 2º debe aceptarse como cierto, se agrega 2.11º, una premisa filosófica asumida como verdad. En el 2.12 se explica que un «infinito real» es un retroceso temporal infinito de acontecimientos, pero dicho como si se tratara de sumar cada uno dentro de un conjunto determinado por una cifra «real». Dado que una cantidad infinita de acontecimientos es “irreal” por ser abstracta e indeterminada (no es un número definido), se concluye en 2.13º que «no puede existir», reforzando de esa manera el 2.11º. Por lo tanto, decir que «un infinito real no existe» porque no existe un número infinito es una contradicción metodológica. El infinito existe, y ello es suficiente, aunque no haya una cifra “real”, tangible, determinada, que lo indique. Es que precisamente por ello es indefinido, infinito. De lo contrario sería finito. En otras palabras, “filosóficamente” Craig termina diciendo, sin decirlo directamente, que “el infinito no existe porque no es finito”, una declaración vacía. Claro, me dirán, el habla del “real”, una división antigua atribuida a Aristóteles para designar dos tipos de infinito[1]. Pero si decimos que “el infinito real no existe porque no es finito” solo es una expresión tautológica[2]. Tampoco dice nada. ¿O se pretende decir que otro tipo de infinito existe por que lo es? La separación en dos clases de infinitos es una trampa para evitar polémicas y paradojas. Infinito hay uno solo, y si no existe el real, tampoco existe el potencial o cualquiera sea el otro nombre que deseen darle o agregarle, es decir no existe infinito alguno, algo que no se puede asumir. Por lo tanto, esa premisa no se puede aceptar como indiscutible y cierta.
El 2.2º es un refuerzo proposicional para sostener la incoherencia del 2.1º. Si ya aseguró con argumentos que el « infinito real no existe», ¿Qué necesidad tiene de repetirlo?
Pero vamos igual. En 2.21º niega la posibilidad de una suma hacia o que llegue al infinito, lo cual es cierto, nadie puede sumar y llegar al número infinito, por que ese número no existe. En el punto 2.22º traslada la operación matemática aplicándola a una serie sucesiva de acontecimientos reales como si de una suma de números se tratara, y en 2.23º concluye que una serie de acontecimientos reales por ser determinados no puede ser indeterminada, indefinida o infinita. Todo eso hace que Craig diga lo que diga cuando llega al punto 3º. Sin embargo, su “argumento filosófico” resulta bastante contradictorio en sí mismo. Juega con la sospecha de una incapacidad humana para poder definir al infinito. Que matemáticamente el infinito no sea un número no significa que es indefinible. Es perfectamente comprensible su concepto, aunque para muchos resulte difícil.

Craig utiliza herramientas de la lógica proposicional para querer probar como verdadero lo que se afirma en conclusión acerca del principio de la creación, y utiliza al infinito para hacerlo. Para que una conclusión fundada en una serie de premisas sirva para arribar a una verdad es imprescindible que cualquiera de sus premisas sea verdadera, de lo contrario, por más válida que fuere la argumentación el resultado siempre será opuesto al esperado. Así, un razonamiento puede ser válido pero ello no significa que la conclusión sea verdadera si alguna premisa no lo fuera, y aún si cualquiera fuera dudosa, la conclusión resultará, al menos, dudosa.

Los griegos bien podrían haber tenido razón. La materia o el cosmos siempre existió. Todo parece circunscribirse a que si hay un Creador (como es conocido Dios también en la Biblia), y el universo fue creado (de acuerdo a Génesis), por lo que el universo, si la Biblia es Palabra de Dios que dice la verdad, TIENE que haber tenido un principio de la nada. Todo el tema se circunscribe a la interpretación de una palabra, "crear", donde no se admite preexistencia alguna de nada relacionado al cosmos. Es decir, las proposiciones elaboradas buscan disimuladamente defender la interpretación religiosa del relato bíblico en el contexto ex nihilo más que establecer verdad alguna sobre una realidad cosmológica. Es que, si de alguna manera se niega tal idea o enseñanza como cierta, millones consideran que se niega la existencia de Dios. Pero en realidad eso no ocurre necesariamente.

En definitiva, las proposiciones cosmológicas tratadas revelan ser falacias para arribar a un resultado cierto pues presupone premisas ciertas cuando son desconocidas o mal expresadas. El universo bien pudo haber existido siempre.

En otra página hallamos cómo trata desde otro enfoque proposicional la argumentación dada por Craig.

Argumento Cosmológico - Las Tres Premisas
De acuerdo con Craig, el Argumento Cosmológico del Kalam está basado en las tres premisas siguientes:
1.     Todo lo que empezó a existir tiene una causa de su existencia.
2.     El universo comenzó a existir.
3.     Por lo tanto, el universo tiene una causa de su existencia.
La segunda de estas premisas requiere un poco más de explicación. Con el conocimiento actual podríamos dar esto por sentado, pero debemos tener en cuenta que por muchísimo tiempo los científicos seculares pensaron que el universo mismo era eterno. Ahora, la mayoría de los modelos científicos del origen del universo, tales como el modelo del Big Bang, apoyan la opinión de que el universo tuvo un comienzo, pero el Argumento Cosmológico del Kalam usa un enfoque filosófico para el concepto de "infinito" para demostrar que el universo verdaderamente tuvo un comienzo. Dos argumentos filosóficos distintos son usados en este enfoque:
  • El primer argumento afirma que un infinito real no puede existir. Una parte de un conjunto infinito es igual al todo del conjunto infinito, porque ambas, la parte y el todo son infinitas. Imagínese, por ejemplo, una colección infinita de pelotas rojas y negras. El número de pelotas rojas en esta colección es igual al número total de todas las pelotas de la colección, porque ambas son infinitas. Lo mismo aplica para el número de pelotas negras de la colección. De esta manera, el número de pelotas rojas es igual al número de pelotas negras, que es igual a la suma de todas las pelotas rojas y negras. Obviamente, la idea de una colección infinita real conlleva a absurdos. Esto también es verdad para un conjunto de eventos históricos: Puede concluirse que la ocurrencia de un verdadero conjunto infinito de eventos teniendo lugar antes de un determinado momento en el tiempo es imposible.
  • El segundo argumento afirma que un infinito real no puede ser formado. La historia, o la colección de todos los eventos en el tiempo, es conformada al añadir secuencialmente un evento tras otro. Siempre es posible añadir otro evento a la historia, lo que significa que la historia del universo es un infinito potencial, pero nunca puede ser un infinito real.
Resulta interesante que Craig también alega que la causa del universo tiene que ser un Creador personal. En sus palabras: "La única manera de tener una causa eterna pero un efecto temporal parecería ser si la causa es una agente personal quien libremente elige crear un efecto en el tiempo." - See more at: http://www.allaboutphilosophy.org/spanish/argumento-cosmologico.htm#sthash.i9N3AGQH.dpuf

El planteo lógico de las premisas es algo diferente, pero en líneas generales tienden a tratar sobre lo mismo. Craig en su argumentación reconoce que las ideas cosmológicas actuales "son de la opinión" de que el cosmos tuvo un comienzo de una supuesta nada (al ser una opinión es perfectamente opinable), con lo cual menciona la existencia previa de una argumentación "filosófica" anterior a las opiniones cosmológicas actuales en donde parece contener pruebas suficientes para arribar a una conclusión de verdad. Y es allí cuando pasa a tratar sobre el infinito, donde supone absurdos por la sencilla razón de que tal idea parece superar al entendimiento humano relacionado con lo material, y necesita explicar que el universo tuvo que ser creado de la nada para que rime con la lógica teologal humana.

Cuando se dice que: «la mayoría de los modelos científicos del origen del universo, tales como el modelo del Big Bang, apoyan la opinión de que el universo tuvo un comienzo», no se tiene en cuenta que tal concepto se fundamenta en dogmas de la cultura occidental monoteísta. Cuando los astrónomos dedujeron que el universo se expande concluyeron que partió de un punto o singularidad, es decir, trasladaron la idea dogmática del principio teológico y de naturaleza humana al universo material dentro de la física cosmológica. Y esa idea del Bing Bang parece encajar con el concepto de creación ex nihilo.


Símbolo del infinito
En el enfoque filosófico de Craig en su primer argumento niega la existencia de un infinito real. Cuando dice que el infinito no puede existir como "algo" al fundarse de que infinitas pelotas rojas = infinitas pelotas negras, y que la suma de ambas es = a infinitas pelotas tanto negras como rojas, y que a su vez = infinito x infinito = infinito + infinito, por lo que infinito real es falso, es solo una afirmación fundada en una premisa incorrecta, al suponer al infinito como un número real. Intuitivamente podemos inferir que eso es falso al darnos cuenta que nunca es un número. Llamar absurdo o inexistente algo que la mente  no puede tratarlo como un número no convierte en verdadera esa expresión ni puede ser parte de premisa alguna. Componer operaciones de suma o resta con el infinito para luego negar su existencia se halla mal fundamentada.

En su segundo argumento niega que el infinito real pueda ser formado. Solo puede existir un infinito potencial y no real, pues la suma de eventos no constituye la existencia real de los tales siempre. Con ello refuerza doblemente el concepto de que el infinito real no solo no existe sino tampoco puede ser formado. Una afirmación tautológica nuevamente que en si misma es insustancial, pues si algo no puede ser formado tampoco puede existir.

Pero dentro de ese concepto se hallaría Dios mismo como “algo” que existe, y si el existe desde el infinito, entonces sobre la base de la premisa de que un infinito real no existe, Dios no existe como entidad real. Y a su vez, si el infinito real no puede ser formado, entonces el infinito no existe de ninguna manera, no solo referido al pasado sino también al futuro. Nuevamente se niega al infinito por no ser finito, una contradicción dialéctica.

Quizá, por tal motivo expresa algo que podría ser más verosímil al escribir: «la causa es una agente personal quien libremente elige crear un efecto en el tiempo». Esta idea conlleva «efectos» sobre cosas que existen. Sacando algunas palabras que recargan innecesariamente la idea sería algo como “la causa es un agente que elige crear efectos”. El tiempo es solo una manifestación de movimientos, del cambio de las formas y sus posiciones, no de “algo” independiente que transcurra. Nadie siente que su yo, por ejemplo, tenga un número determinado de años, o que haya o se sienta envejecido. Para el ego el transcurso del tiempo no le afecta, siendo atemporal. Solo suma experiencias, no años.

Los defensores de tal concepto teológico señalan que una cosa es hablar del cosmos y otra muy diferente de Dios. Dios es inmaterial, ante lo cual los argumentos aplican solo al universo material. Dios es un ser no material y las conclusiones sobre el infinito aplica solo a lo material.

Esta separación presupone conocer muy bien sobre la conformación de dicha entidad y la manera que se relaciona con el mundo material, de lo contrario, no existiría manera de sentar una diferenciación netamente semántica.

Hablar de dos tipos diferentes de infinitos es una manera de esquivar cuestiones aparentemente irresolubles y polémicas. Agregarle nombres al infinito solo genera mayor confusión.

El pasado es un infinito posible no real:

Una objeción frecuente es que el pasado debe ser considerado como un infinito posible solamente, no un infinito real. Tal posición es, sin embargo, insostenible. El futuro es posiblemente infinito, ya que no existe; pero el pasado es real de una manera que el futuro no lo es, como se evidencia en el hecho de que tenemos rastros de nuestro pasado en el presente, pero ningún rastro del futuro. Por consiguiente, si la serie de acontecimientos pasados nunca comenzó a existir, debe haber habido un número de acontecimientos pasados realmente infinito.

Infinito “posible”, “real”, “potencial”. Para cada argumento un infinito nuevo. Ahora solo el futuro podría contener al infinito “posible”. No le rima “pasado real” con “infinito real”. Se argumenta que si no hay rastros del pasado, el pasado no existió. ¿Rastros de qué? Como el futuro es algo que no existe, entonces “no es real” por no tener “rastros”, y de ese modo parece rimar con 'infinito irreal'. El asunto que lo lleva a concluir al razonar: «…si la serie de acontecimientos pasados nunca comenzó a existir, debe haber habido un número de acontecimientos pasados realmente infinito»; y cómo no “hay rastros” de esos, no puede haber existido. ¿El infinito u otra cosa? Por eso, reitero: ¿rastros de qué? ¿Qué es lo que no puede haber existido? ¿La tierra? Eso es explicable. Sabemos que el origen de la tierra no es ex nihilo. Decir que la tierra “no existió” por no tener rastros de ella antes de su origen parece plausible, pero sus “rastros” lo podemos hallar en la causa de su formación, la cual se presupone es producto de las  estrellas. 
Por el simple cálculo de las distancias cósmicas y la edad de la tierra, existen miles de millones de años de existencia del universo antes que la tierra llegara a formarse.
¿Cuál sería el problema de «un número de acontecimientos pasados realmente infinito»? Si se acepta una serie infinita de acontecimientos hacia el futuro, ¿de que manera no se distancia infinitamente de su pasado cuando tal futuro exista? En vez de negar una serie de acontecimientos infinitos hacia el pasado a partir de un punto definido del futuro, lo reafirma. ¿Por que motivo nuestro presente no puede tomarse en el mismo sentido al mirar hacia el pasado?

Un comentarista que defiende las ideas de Craig dice: “El infinito existe numéricamente ya que a un número hay otro mayor, pero en el caso de los cuerpos, estos no pueden se infinitos hacia el pasado.”

En realidad no se halla bien expresado. El comentarista, al referirse a la progresión, quiere decir que en matemáticas el concepto de infinito existe, pero no existe ningún número que lo identifique. Pasando por alto este malentendido, podemos pasar a preguntar: ¿Por qué no pueden existir cuerpos hacia el pasado?
Pueden estar presentes cambiando continuamente, aunque por cierto no de manera estática o una sumatoria de estados. Se comete el error de convertir un número en algo material, como si de sumar infinitamente granos de arena se tratara, y entonces, como nada material se cree que puede existir de manera real hasta el infinito (pues toda materia es considerada finita), se concluye de ese modo. Pero curiosamente, sí aceptan que puede serlo hacia el futuro (la vida eterna material para los teólogos necesita de tiempo futuro infinito), solo que no lo admiten hacia el pasado. Los teólogos enseñan que de acuerdo al Génesis, si Adán y Eva no hubieran cometido falta alguna, de acuerdo a la promesa divina vivirían para siempre. Dicho concepto se toma en sentido literal y material. De ese modo, cometen el error de usar un argumento circular amputado. Niegan pueda existir algo material infinito hacia el pasado, pero si desde el pasado. Pero (nuevamente), cualquier infinito hacia el futuro, implica necesariamente un distanciamiento infinito respecto al pasado. La relatividad de la argumentación parece válida. Si alguien existiera en un infinito hacia el futuro implicaría necesariamente un infinito hacia el pasado también, al ser medido desde un punto cualquiera del futuro de su presente, si es que existe obviamente. Desde el momento que se fija un estado presente en un momento dado en el futuro infinito, cualquier “principio” en el pasado se pierde en el infinito.

¿Es Dios real o es un ser en potencia? ¿Es algo tangible, palpable; o es algo abstracto, una idea? ¿Puede o no puede relacionarse con lo material? Si tiene efectos sobre la materia solo puede serlo si de alguna manera es algo equivalente con la cual se pueda relacionar. Si es real entonces tuvo que tener un principio acorde a su lógica. De lo contrario puede ser un Dios en Potencia (para no decir idea) para poder extenderse desde el infinito hasta el infinito. La misma lógica usada echa por tierra la intención de la proposición si nada puede existir como algo desde el infinito. Si el infinito real no existe, pues un Dios real tampoco.
En consecuencia, podemos ver que la contradicción aparece cuando se quiere afirmar que el universo en algún momento del pasado no pudo existir y tuvo que tener un comienzo, porque los lectores de la Biblia consideran infalibles la interpretación teológica donde se enseña que todo lo que fue creado tuvo un “principio” de la nada. Pero, lo de ex nihilo no es una expresión bíblica del Génesis, es un argumento teologal, una opinión discutible. Algunos remiten a un pasaje de otro libro, 2 Macabeos 7:28 para apoyar dicho concepto al Génesis, lo cual también es discutible por diversas razones. Ese pasaje expresa:


«Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a  partir de la nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia.»

Podría decirse que es el único pasaje donde aparece la expresión "a partir de la nada" conocida en filosofía como ex nihilo.

Es de reconocer que tal idea es bastante antigua, diríamos ancestral, idea que se halla en un libro considerado "no inspirado" por otros teólogos. De los libros considerados "inspirados por Dios" no hallamos una expresión tan directa como esa, sino expresiones que pueden interpretarse de otra manera.

Un pasaje cristiano que se suele usar en apoyo de dicha idea es Hebreos 11:3, donde dice:


«Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.» RV

Otra versión lee:


«Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece.» BJ

Allí dice que lo material, lo visible, viene de lo invisible. La pregunta sería: ¿Es lo invisible "la nada"? A su vez, ¿Puede ser lo visible una forma nueva de algo preexistente?

Ello puede ser explicado con la obra de algo nuevo. En un predio puede no existir nada salvo un espacio disponible. Un constructor idea levantar allí un edificio. Lo diseña, planifica y luego lo construye. No cabe duda alguna que el edificio provino de algo invisible, una idea, y se plasmó como resultado de la interacción de un medio material dirigido por una mente para formar algo completamente nuevo que antes no existía ni existió en ninguna parte. Para lograr su propósito, utilizó todos los medios disponibles existentes. Pero claramente, el resultado final a la vista provino solo y de manera única de una energía mental, la cual es completamente invisible, pero indiscutible su realidad. 

Por lo tanto, dicho pasaje bíblico puede encajar muy bien con el ejemplo citado. Ello permite afirmar que la conclusión teologal de ex nihilo tal como es usada no es indiscutible.

Veamos otra proposición.


  1. Si alguna vez hubo un tiempo en que no existió absolutamente nada, nada podría existir ahora.
  2. Algo existe ahora.
  3. Por lo tanto, nunca hubo un tiempo en que absolutamente nada existió.

La pregunta que entonces vale la pena preguntar es: ‘¿Qué ha existido siempre?' Tenemos sólo dos opciones: el universo material compuesto de espacio, tiempo, materia y energía, o un Dios eterno y espiritual, que existe separadamente del universo material. Dado que respetados cosmólogos cuánticos, tales como Alexander Vilenkin, creen que la ciencia inequívocamente muestra que el universo tiene que haber tenido un comienzo en el big bang, eso deja sólo otra opción, Dios. Ya que algo tuvo que ser eternamente omnipresente (no auto-causado), y el universo mismo no califica, la única conclusión lógica que nos queda es que un Dios espiritual, autosuficiente, existe y ha existido eternamente.


Esta proposición es más interesante que las otras. Las premisas 1 y 2 son verdaderas, ostentan un grado de verosimilitud difícil de objetar, ante lo cual la conclusión apoya el concepto lógico de que algo siempre existió.
Sin embargo, se comete un serio error de juicio en su manera de interpretar: ¿por qué solo hay dos opciones y no una? ¿Quién determina que debe ser una y no puede ser la otra? Al intercalar a la proposición otra premisa teológica en la cual consideran la existencia de «un Dios eterno y espiritual, que existe separadamente del universo material», se instala “la causa que no tuvo causa”, desvirtuando el sentido de la lógica del argumento.
También podemos objetar: ¿por qué motivo solo hablamos de un universo material? ¿Por qué motivo no podemos inferir otros tipos de universos que no podemos ver, pesar y medir pero que pueden perfectamente existir o coexistir con el material e interrelacionar con él?
Volviendo a la pregunta formulada se responde que los “cosmólogos respetados” determinan que el universo tuvo un origen. Pero el parafraseo de la oración deja entrever una duda notable: «creen (los cosmólogos) que la ciencia inequívocamente muestra que el universo tiene que haber tenido un comienzo en el big bang» ¡Ah! Bueno, “creen”, “tiene que haber tenido”, nada seguro, nada de: “la prueba de que el universo tuvo un comienzo donde antes nada material existió es irrefutable”. Para confundir le agregan el adverbio “inequívocamente”. Si fuera así no creerían, sabrían, de manera tan segura cómo se sabe que usted y yo fuimos bebés y nacimos un día determinado. Está muy claro que nadie puede asegurar nada al respecto (quizá por eso son respetados tales cosmólogos), solo imponer a partir de ello una idea como favorita. Por la manera de alterar la proposición, esta quedaría de la siguiente manera:

1.    Si alguna vez hubo un tiempo en que no existió absolutamente nada, nada podría existir ahora.
2.    Algo existe ahora.
3.    Por lo tanto, nunca hubo un tiempo en que absolutamente nada existió.
4.    Pero los cosmólogos creen que el universo tiene que haber tenido un comienzo de la nada en el big Bang
5.    En conclusión, lo que siempre ha existido es entonces Dios.

El resultado de la proposición es forzada a cambiar de objetivo al intercalar una 4ª premisa de carácter dudoso diciendo que como los cosmólogos (ahora) creen que el universo tiene que haber tenido un principio, no queda otra que aceptar que el que siempre ha existido es Dios en la 5ª. Pero esa conclusión no puede ser tomada como verdad si parte de una creencia. Dicha lógica puede valer lo mismo también para el universo al ser dudosa. De hecho, esa sería una conclusión más cercana a la verdad que la alterada por la teología. El comienzo del universo de la nada, es decir sin causa material o energética (que es lo mismo, pues la materia es energía condensada) alguna anterior, no está demostrado, es una creencia, más allá de los «respetados cosmólogos cuánticos». De hecho, un muy respetado cosmólogo británico, Stephen Hawking, explica en un libro que el Big Bang es una consecuencia inevitable de las leyes de la física sin la necesidad de ningún Dios o Causa-diferenciada. Si bien el cree en el Big Bang, es decir en un comienzo del universo en su conjunto, deja a entender que antes de ese comienzo ya existían las leyes de la física que lo formó, con lo cual la realidad material estaba presente antes del Big Bang. El habla de un evento y no de una creación de la nada, aunque los medios de comunicación digan que el aboga sobre un principio del universo a partir de la nada. No puede ser de la nada si es que existían leyes físicas (aunque desconocidas por cierto) antes para formarlo, y punto. No pueden existir “leyes físicas” separadas de la materia o energía. La "leyes" son parte inherente de lo que existe, que operan en el cosmos para ser lo que es.

Las conclusiones que se sacan sobre el enfriamiento paulatino del universo fundado en la 2ª ley de la termodinámica para señalar que el universo no pudo existir desde la eternidad tampoco son concluyentes, pues presuponen que el universo es un único sistema cerrado, semejante a una máquina de vapor, desde dónde se extrajo ese principio. El universo podría ser considerado con la misma sensatez como un sistema infinito abierto con infinitos conjuntos cerrados. Tampoco sabemos de la relación existente entre la materia y energía invisibles con la materia visible. Cualquiera dirá que eso es absurdo, pero no somos capaces de asegurar nada salvo a partir de afirmaciones que son elucubradas partiendo de nuestras limitaciones humanas. Lo único cierto es que no lo podemos saber. Una vez establecida dicha certeza, cualquier lógica proposicional basada en suposiciones carece de validez alguna para ser expuesta como algo superlativo para ostentar indiscutibilidad.

Un aspecto importante a tener en cuenta que se deja entrever en el tema es confundir el “principio” de algo con la “existencia” de algo. Para ilustrarlo podemos pensar en un paisaje de la naturaleza. Las personas suelen ver un diseño al salir de vacaciones y ver montañas, árboles, arroyos, diversidad de vida vegetal y animal. Podemos hablar que los paisajes cordilleranos tuvieron un principio, pero eso no quiere decir que antes “nada” existió. Los paisajes no fueron obras creadoras ex nihilo de un Dios, sino el producto de un proceso de cambio donde actúan todas las fuerzas presentes en los elementos que conforman un terreno determinado en un tiempo determinado. Se producen totalmente por azar en función de millones de variables sobre las cuales no podemos saber absolutamente nada. Una mente simple dirá que Dios creó el paisaje, y puede ser aceptado por una mente superior en un contexto no contradictorio con el primero. Pero ello no significaría que antes nada material existió y que tuvo que existir una causa no-causada para que ese paisaje exista. Podemos inferir hacia el infinito los innumerables cambios que las formas habrían tenido, sin que por ello debamos afirmar que eso cambiante necesariamente debió tener un principio. No obstante, siempre podemos hablar del principio o comienzo de algo, pues de eso se tratan cuando existen ciclos, aunque podamos inferir “cosas” o “formas” totalmente diferentes entre sí.

Veamos otro enfoque de los argumentos de Craig tomados de Wikipedia donde cualquier lector podrá entender mejor ahora lo que estuve diciendo al respecto.

3.1.    Argumentos filosóficos del comienzo del universo


¿Es el universo eterno o tuvo un origen absoluto en el tiempo? En apoyo a la segunda premisa tenemos tanto argumentos filosóficos como científicos que nos dicen que el universo comenzó a existir en un momento determinado. Más aún, gracias a los avances de las últimas décadas, es posible calcular cuando ocurrió. De acuerdo al consenso científico actual, todo el universo entró en existencia hace aproximadamente 13.8 mil millones de años.

Démosle primeramente un vistazo a dos argumentos filosóficos que Craig compila en defensa de la premisa (2). El primero está basado en la imposibilidad de que un infinito actual pueda existir en la realidad." Un infinito actual es una colección de elementos definidos y discretos cuyo número es mayor que cualquier número natural 0, 1, 2, 3…" (Craig, 2008) David Hilbert, uno de los matemáticos más influyentes de los siglos XIX y XX, rechazó que algo así pueda existir. El infinito, dijo Hilbert, “no se lo puede encontrar en ningún lugar de la realidad. No existe en la naturaleza ni proporciona una base legítima para el pensamiento racional… El único papel que juega el infinito es el de una idea” (Hilbert). Para poder hacer su punto más claro, este matemático alemán nos brinda el ejemplo de un hotel con un número infinituo de habitaciones cuya existencia conlleva a muchos absurdos. (ver video http://www.youtube.com/watch?v=iAF37vVeV-Y )

El segundo argumento es algo diferente, está vez nos dice que es imposible formar un conjunto que contenga un número infinito actual de elementos. Si bien no niega necesariamente la existencia del infinito, este argumento busca probar que es imposible formar uno de manera secuencial al agregar un elemento tras otro. El infinito actual existe solamente (en la imaginación)  como un todo y no como un proceso. Ahora apliquemos este análisis al universo. Si el universo no tuviera un punto de origen en el tiempo, entonces sería eterno hacia el pasado. Pero, si esto fuera verdad, resultaría inexplicable que hayamos arribado al momento presente ya que el pasado se forma de manera secuencial, un evento tras otro. Una pequeña ilustración nos ayudará a entender este argumento más claramente. Imaginemos un hombre que dice “voy a contar de 0 hasta el infinito” y empieza 0, 1, 2, 3… y así pasa por todos los números naturales hasta que en un momento dado llega al infinito. ¿Es esto siquiera posible? Absolutamente no, la idea de atravesar el infinito es totalmente absurda. Así como es imposible contar del cero al infinito positivo, es igual de imposible contar desde el infinito negativo hasta cero. El simple hecho de encontrarnos en el momento presente es prueba clara que la cantidad de eventos pasados es finita.

Estos argumentos filosóficos tiene la solidez suficiente para servirnos como buen soporte para nuestras premisas, No obstante, hay quienes no confían en los argumentos filosóficos y exigen pruebas más “científicas”. Es por eso que ahora analizaremos la evidencia científica a favor del comienzo del universo.

Que el infinito es una idea y no un número real es correcto. Ahora, como idea es perfectamente real. Correctamente no existe un número “infinito”, infinito significa precisamente eso, la ausencia de un final o de un comienzo, de algo finito, determinable, tangible, quieto. Revela un movimiento continuo siempre. En rigor de verdad el presente tampoco sería algo finito, pues no existe un presente inamovible. El presente es el mejor ejemplo de algo indefinible, infinito. Se halla en constante movimiento, de otra manera estaría como congelado, tieso, por no decir inexistente. De allí que lo finito sería una ilusión mientras lo infinito o indeterminado es lo real. Lo finito sería como la foto de algo y no ese algo. Lo finito es entonces una creación humana para aferrarse  a "algo" pensando que de esa manera podrá perdurar en el tiempo cuando en rigor de verdad no existe. 
Sabemos es imposible llegar a un número infinito por que no existe, es un número indeterminado. Ahora, si el infinito como número real no existe, eso solo muestra que lo finito no existe dentro del conjunto.[3] Y tanto no existe lo finito en sentido positivo como negativo. El hecho de encontrarnos en el momento presente, contrario a lo afirmado, no es prueba alguna que la cantidad de eventos hacia el pasado debe ser finita. Es solo una afirmación sin sustento alguno. ¿Debe a qué? A nada. Si el finito como presente no existe, no es rígido, siquiera es un número, se halla en constante movimiento al igual que en cualquier momento del pasado y lo será también en el futuro. Así, no es imprescindible fijar un punto fijo en el pasado para afirmar que existe el presente.

Ellos razonan a partir del supuesto de alguien que “empieza” a contar «0, 1, 2, 3,…», y como nunca puede llegar al infinito, se determina que tuvo que haber un comienzo finito sobre la base de que el presente es algo finito, determinable. Pero eso obliga que existan dos estados finitos: el principio y el presente. Si consideramos al tiempo o cadena de sucesos como una línea, así como el universo habría tenido un comienzo de la nada tendría un fin volviendo a la nada nuevamente. Si antes no existió por tiempo infinito y luego no existirá por tiempo infinito, entonces el universo no existe. Pero no es de ese modo. Ahora, el hecho de no poder llegar a un número o estado finito revela que el infinito existe. Si el infinito existe, cualquier principio (o proyección futura también) al estar alejado infinitamente de un presente, haría al mismo tiempo que el presente se alejara continuamente (indefinidamente) hacia el futuro, determinando su existencia también. Solo cuando el presente pasa a ser finito (un punto fijo anclado “desde el cual empezar a contar”) tenemos infinitos negativos y positivos. Por lo tanto, al expresar «El simple hecho de encontrarnos en el momento presente es prueba clara que la cantidad de eventos pasados es finita», es justamente al revés, lo contrario, pues la existencia del infinito demuestra que el presente no se halla atado a finitud primigenia alguna, por que no es algo fijo, estático, anclado, es algo que está cambiando constantemente, y eso explica el cambio de las formas que existen y no de la existencia o la ausencia absoluta de algo. Lo único real que existe es el presente de manera infinita. Un segundo de duración sin duda es una parte finita de tiempo, pero no lo es en el mundo real, pues desde que comenzó a leer esta oración hasta que llegó al punto final transcurrieron de manera continua varios segundos con variables distintas. Si el infinito no existiera nada podría existir.

¿Y sobre la evidencia científica para probar el comienzo del universo? Sencillamente no existen. No hace mucho Hawking trabajó sobre el hallazgo de ondas gravitacionales generadas durante la creación del cosmos que ratificaría la idea de la inflación, generando una nueva teoría, la de los multiversos. Son conjeturas, todas son conjeturas. Es arriesgado fundamentarse en conjeturas cosmológicas. Es un recurso sofista pretender instalar como verídica la idea de que el universo tuvo un comienzo para luego armar una proposición relacionada con una conclusión que exprese algo como cierto o verdadero, como el afirmar de modo concluyente que el universo tuvo que ser creado por un Dios de la nada, ingresando al concepto de la «Causa-diferenciada». Las “evidencias científicas” son tan perfectamente cuestionables como cualquier idea fundada sobre la base de supuestos. Todavía, la ciencia no está segura de nada al respecto, no puede afirmar categóricamente siquiera lo que es el tiempo y el espacio a la luz de las teorías que presenta.

Correctamente el infinito es una idea, pero tan real como lo es indeterminada. No por ser algo intangible es irreal o no existe. Esta quizá sea una particularidad superlativa y trascendente de la existencia. Matemáticamente puede hasta estar circunscrita a un espacio limitado, finito, tangible. Por ejemplo, entre 1 y 2 podemos tener una infinitud de espacios. El 1,99… puede tener una serie infinita de nueves sin llegar nunca a 2, al igual que el 1,000499…; 1,299; 1,399…; etc.. Existe una cantidad infinita de espacios numéricos entre 1 y 2. Podemos decir entonces que lo finito contiene a lo infinito, o bien lo infinito se halla en lo finito, lo cual es una paradoja o contradicción si no fuera cierto. Esta verdad es perfectamente demostrable matemáticamente, ante lo cual la idea del infinito no solo es real, auténtica, sino que un conjunto determinado, real, palpable, puede contener una infinitud de variables. El 1, que puede ser el comienzo o principio de algo, también un presente concreto, es numéricamente inalcanzable aunque su existencia tangible o finita es incuestionable. Las expresiones susodichas, cuyo origen de partida surge de la abstracción matemática, es usada muy profusamente en áreas relacionadas con el misticismo y la espiritualidad profunda y escasamente en filosofía.

Acorde a todo lo expresado, el argumento cosmológico para sustentar la formación del universo a partir de la nada no es sustentable, no solo mediante pruebas empíricas sino de modo teórico también.
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[1] Infinito actual o real, es decir numérico, e infinito potencial o abstracto.
[2] Es como si se dijera: “dado que no existe un número infinito el infinito no existe”, o “el número infinito no existe porque un número es finito”
[3] Sin querer halle la mejor prueba argumentativa matemática para demostrar que la finitud es una ilusión.

domingo, 22 de marzo de 2015

¿Habrá que ser un experto joyero?



Al leer los evangelios hallamos que Cristo hablaba del reino mediante parábolas. Los secretos no son para ser divulgados a todos, que puedan ser leídos en libros, revistas o en la Web. Por eso la declaración «quién tenga oídos que oiga», es decir, ‘quién capte que se entere’ señala ese aspecto. Se corresponde al «lugar secreto del altísimo», un pasaje del Salmo 91:1. Forma parte del misterio de Dios del cual Pablo habla pero mal entendido y explicado (Efe.3:9). El conocimiento sobre el reino de Dios en este mundo es personal, íntimo, secreto, como el hombre que descubrió la perla de gran valor y fue y vendió todos sus tesoros (ya no eran tan valiosos para el) para adquirirla, no para compartirla (Mat.13:45, 46). La expresión “donde está tu tesoro se halla tu corazón”, da a entender que en nuestro corazón o asiento de nuestros sentimientos, nuestro interior, se halla lo que es considerado tesoro. ¿Será la única perla de gran valor o son todavía perlas de menor valor las que atesoramos en nuestra intimidad?

La principal evidencia de ser discípulo del auténtico Cristo no viene de hablar y divulgar los secretos del reino de Dios, sino por la unidad que se manifieste entre quienes lo saben y de quien lo sabe para con el resto del mundo que no lo sepa. Las separaciones y distanciamientos demuestran a las claras que hay desconocimiento del secreto del reino de Dios. Para quien vea esto desde fuera es como tener cien cajas cerradas y solo en una de ellas puede estar la joya de oro de verdad. Las demás solo tienen bijuterii de escaso valor. Al tener que elegir debes empezar por la primera. Por su manera de razonar se asemejaría a apostar cuál puede ser, imaginando que la caja más brillante o más grande o mejor construida la puede tener. ¿Cuál caja elegirás? ¿Cómo sabes si la que abras contiene la joya de verdad y no una réplica de escaso valor? Las cajas pueden estar muy promocionadas, ser muy bonitas, y si abres una la joya puede ser hermosa, tener una incrustación, pero ser una baratija. No puedes saber sin es valiosa o no hasta que no sepas realmente qué es lo que buscas. Tienes que ser un joyero, un especialista. No puedes guiarte por lo que te digan es, poniendo fe, o como se dice, «de buena fe». Tienes que asegurarte por ti mismo de que eso es genuino. Si sabes lo que buscas de antemano irás descartando las cajas con bijuterii hasta que halles la joya genuina. Si no sabes lo que buscas, estás en un problema serio, no puedes poner fe en quién te asegure tal o cual cosa, puede estar equivocado o no ser un experto o ser un comerciante que solo le interese venderte algo, entonces no te quedará otra que abrir una por una hasta ver a todas y comparándolas y haciendo pruebas y estudiándolas minuciosamente aprendas a ser un experto joyero y puedas determinar cuál es la joya genuina. Entonces sí, estarás seguro de tener la auténtica. Por eso, el que llega a conocer el secreto del reino de Dios ya conoce, y no por fe como se dice, lo que contienen las otras 99 cajas. Si la sola fe fuera prueba de que las instituciones religiosas donde cada uno profesa la suya fuera la auténtica, no habría separaciones odiosas sino unidad en amor. Como eso no se ve, no queda otra que primero llegar a ser un especialista joyero.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Vaticano justifica la guerra

El Vaticano está a favor de una intervención militar si el diálogo fracasa
«La espectacular e inhumana violencia de la banda terrorista EIIL (Daesh, en árabe) ha provocado una fuerte reacción por parte de la Diplomacia del Vaticano sobre la posibilidad de una intervención internacional por parte de las Naciones Unidas para salvar a las minorías. El arzobispo italiano Silvano Maria Tomasi, en una entrevista publicada el viernes por la página electrónica católica Crux, en unas declaraciones tardías, aclaró que lo preferible y necesario es “una coalición coordinada y bien pensada para hacer todo lo posible por lograr una resolución política, sin violencia”. Ahora bien, sentenció, “si eso no es posible, el uso de la fuerza será necesario”.»

http://www.hispantv.com/newsdetail/Europa/24061/El-Vaticano-quiere-guerra-de-la-ONU-contra-EIIL
  
http://www.elmundo.es/internacional/2015/03/16/5506d41c268e3e877d8b4582.html  

¿Hasta que grado es justificable una acción para modificar una realidad indeseable? Por lo visto, el Vaticano considera que hasta las últimas consecuencias, es decir, mediante el uso de la fuerza en enfrentamientos, es decir, la guerra. Una posición política muy diferente a M. Gandhi, quien fue el principal propulsor del enfrentamiento no violento, y así le fue.

El Vaticano, por su postura, deja entrever que para ellos este mundo es lo único que hay, y que todo lo relacionado con el mundo espiritual, la Ciudad Santa o Nueva Jerusalén Celestial, el mentado Reino de los Cielos cristiano que «no es parte de este mundo», es solo palabrería sin sentido. Cuando el bienestar mundano de un grupo se halla en peligro ante el ataque de otro, sea por las razones que fuere, el Vaticano demuestra claramente que no estará dispuesto a morir para perder sus beneficios “temporales”, con lo cual instala la perpetuidad del mal. En este caso su manifiesto aparece en la postura en defensa de “las minorías”, como algo que no les perjudica directamente; sin embargo, tal manifiesto de ninguna manera minimiza las razones o motivos reales detrás de tal aparente “justificativo”. El ejercicio de la fuerza y la guerra es una antigua y conocida medida siempre justificada sobre la base de “lo recto”, de “la verdad”, de “la justicia”, de “los DDHH” o de lo que fuere. Si para mantener la paz y la justicia, no existe, en última instancia, otra alternativa que “matar al enemigo”, toda su doctrina cae en saco roto y su razón de existir no merece tal concesión. Y no es nada raro esperar tal resultado, es propio del dualismo teológico contradictorio implantado en la cultura humana por siglos. Cuando se ha enseñado que el libre albedrío es la capacidad humana de elegir entre hacer el bien o hacer el mal, y que Dios castiga a quienes eligen hacer el mal, el campo de batalla ya está dispuesto para que los humanos tomes sus posiciones enfrentadas, sembrado el mismo de minas destructivas de toda clase.

¿Qué hacer entonces? ¿Qué podemos hacer frente a la maldad en este mundo? ¿Dejar que la misma se apodere de todos?

Bueno, para responder apropiadamente es imprescindible destacar que nada de lo que surge de manera reaccionaria aparece por casualidad, por el azar. Es el resultado de siembras hechas anteriormente. Los humanos somos culpables de lo que los humanos hacemos. Siempre habrá consecuencias nefastas si las acciones fueron nefastas. No pretendamos recibir afecto y consideración si antes no hemos sembrado tales actitudes. Lo que ocurre en Medio Oriente no es producto del mal en si mismo, sino del resultado de la lucha por el poder y los intereses comerciales en seguir perpetuando el statu quo de dominio alcanzado a cualquier costo. El petróleo es una buena excusa y las posiciones partidarias ideológicas añaden más leña al fuego. El terrorismo no nació de un repollo, sino del terrorismo previo ejercido por los considerados “justos”. Cuando se alcanza cierto cenit o escalada agresiva entre bandos a causa de acciones anteriores, solo resta cosechar lo sembrado. Podría ser una tercera guerra mundial donde mueran miles de millones de personas inocentes, incluidos nosotros. ¿Qué podemos hacer en contra de eso? Muy poco, acaso nada, en sentido guerrero. Si la muerte viene, debemos aceptarla como un resultado inevitable producto de la imbecilidad humana. Después de todo, este mundo siempre se caracterizó por este espíritu dominador y guerrero. Y la muerte siempre es el final de la vida humana. Menos mal, pues sería, como siempre ha sido, muy difícil hacer creer que un Dios de Amor se halla detrás de una buena vida para que los humanos la disfruten en este mundo. Este mundo es un perfecto estado de cosas para poner en evidencia los resultados de las malas acciones sin que las mismas sean perpetuas. Gracias a Dios el infierno no es eterno.

A las religiones cristianas, como la Católica, esta realidad siempre les resultó esquiva, es que a nadie le interesa aceptar los resultados nefastos de sus malas acciones. Y no es que no hayan tenido testimonio de hombres y mujeres que se los hayan señalado. Todos ven a este mundo como el único por el cual luchar hasta el final, y la vida presente como la única que hay, resultando en que tales testimonios sean ininteligibles o mal interpretados. De hecho, eso hace que las consecuencias arriben a situaciones donde 'todo vale' con consecuencias tan terribles y horrorosas. En sus escritos sagrados leen que ‘este mundo pertenece al dios Diablo’(2 Cor.4:4), es el mundo de él, pero ellos quieren luchar contra ese Diablo y quitárselo, como si de alguna manera con su sangre pudieran lograrlo. Pocos alcanzan a comprender que la única y verdadera liberación es «saliendo de este mundo», y la única manera es después de la muerte afrontada con hidalguía. La verdadera existencia es espiritual y no física. La existencia física es la que nos permite darnos cuenta de ello, por eso se valora más la existencia espiritual. 

Para la mayoría, hablar de existencia espiritual parece una falacia o estupidez, pues nadie ha visto-dicen ellos-cómo y dónde viven los espíritus. Pero de eso se trata en realidad la esencia del soterismo, extremadamente mal entendido por la mayoría debido a la ineficacia en distinguir la realidad espiritual. Esa realidad está presente y se manifiesta, no como algunos esperan, pero lo suficiente para marcar su existencia. Después de todo, la única y auténtica lucha es la espiritual, la interna, no la física en contra del prójimo por más que 'se lo mereciera'.