domingo, 12 de octubre de 2014

Moral, amoral

Esta palabra (moral) proviene del latin mosmoris, cuyo significado es costumbre, manera de vivir, conforma un conjunto de reglas o normas por las que se rige la conducta o el comportamiento de un ser humano en una sociedad, con respecto a si mismo o con respecto a todo lo que lo rodea.

En el siglo VI-VII Isidoro de Sevilla comenta que la filosofía se divide en tres ramas (en su tiempo), la natural que los griegos llaman física, la de las costumbres que los griegos llaman ética (htikos) y la racional que los griegos llaman lógica. La ética designa sobre todo a una disciplina filosófica que estudia los fundamentos de la moral. Los romanos traducen la ética de los griegos como Philosophia moralis para pasar luego a simplemente Moralis

En Wikipedia leemos: “Los conceptos y creencias sobre moralidad llegan a ser considerados y codificados de acuerdo a una cultura, religión, grupo, u otro esquema de ideas, que tienen como función la regulación del comportamiento de sus miembros. La conformidad con dichas codificaciones también puede ser conocida como moral y se considera que la sociedad depende del uso generalizado de ésta para su existencia.
Hay diversas definiciones y concepciones de lo que en realidad significa la moralidad, y esto ha sido tema de discusión y debate a través del tiempo. Múltiples opiniones concuerdan en que el término representa aquello que permite distinguir entre el bien y el mal de los actos, mientras que otros dicen que son sólo las costumbres las que se valúan virtuosas o perniciosas.
El concepto de moral se diferencia de la filosofía moral o ética en que ésta última reflexiona racionalmente sobre los diversos esquemas morales con la finalidad de encontrar principios racionales que determinen las acciones éticamente correctas y las acciones éticamente incorrectas, es decir, busca principios absolutos o universales, independientes de la moral de cada cultura.”

De otra página leemos: “Se trata de un conjunto de creencias, costumbres, valores y normas de una persona o de un grupo social, que funciona como una guía para obrar. Es decir, la moral orienta acerca de que acciones son correctas (buenas) y cuales son incorrectas (malas).
Según otra definición, la moral es la suma total del conocimiento que se adquiere sobre lo más alto y noble, y que una persona respeta en su conducta. Las creencias sobre la moralidad son generalizadas y codificadas en una cierta cultura o en un grupo social determinado, por lo que la moral regula el comportamiento de sus miembros. Por otra parte, la moral suele ser identificada con los principios religiosos y éticos que una comunidad acuerda respetar.”
“El término moral también puede utilizarse como sinónimo de ética, por lo que adquiere sentido como disciplina filosófica o como sinónimo de la teología moral (una disciplina teológica).” http://definicion.de/moral/#ixzz2lZwdrc8t

Un ateo describe la moral como la norma que cada sociedad impone a sus miembros, un código surgido a partir de la interacción entre las personas en sus actividades para sobrevivir y desarrollarse a tenor de las circunstancias y los vaivenes de la historia.

De lo que no cabe duda es que en el fondo la raíz de todo parte de lo que se considera bueno o malo, virtuoso o pernicioso.

La pregunta clave aquí sería: ¿Cuál conjunto de normas sería la mejor para una sociedad dada? En este punto es cuando todo se dispersa y el consenso es imposible, pues no hay acuerdo en la disciplina filosófica sobre este asunto. Cada cual insiste en sus puntos de vista personales y solo obedece aquellos que le son impuestos, sea por sus padres, en la escuela, en el trabajo o en la sociedad toda en sus sistemas de códigos bajo penas de castigos reales o imaginarios por lo poderes de turno que rigen dicha sociedad. Hay quienes siquiera obedecen, convirtiéndose en antisociales, caraduras o delincuentes.

Ahora, después de exponer estos comentarios, ¿podría alguien decirme dónde entra en juego aquí el “libre albedrío”? Salvo en pequeñas decisiones de poca importancia, cada ser humano debe vivir, le guste o no le guste, acorde a las reglas de la sociedad o sufrir si las viola. Si te mudaras a otro país con otras costumbres, podrás simular un tiempo, pero si te quedas a vivir entre esa sociedad tarde o temprano sus costumbres se harán las tuyas, ¿y el famoso libre albedrío?

Además, nuestras conclusiones o arbitrio y decisiones son el producto de necesidades, prejuicios y deseos que van conformando nuestro carácter, algunos que siquiera comprendemos o bien no son intencionales o no deseados. Arthur Schopenhauer, estando de acuerdo con Spinoza, escribió, "Todos creen a priori en que son perfectamente libres, aún en sus acciones individuales, y piensan que a cada instante pueden comenzar otro capítulo de su vida... Pero a posteriori, por la experiencia, se dan cuenta —a su asombro— de que no son libres, sino sujetos a la necesidad; su conducta no cambia a pesar de todas las resoluciones y reflexiones que puedan llegar a tener. Desde el principio de sus vidas al final de ellas, deben soportar el mismo carácter...” Schopenhauer, Arthur, The Wisdom of Life, p 147, Wikipedia.

Un caso que puede ejemplificar las contradicciones en el pensamiento humano sobre el albedrío es una idea de moral sobre la conducta sexual. Aunque la conducta sexual pueda dar placer no sería para el placer, sino una forma necesaria para la procreación humana que, según esta posición, sería el objetivo de la conducta sexual. Por tanto, el sexo solo podría ejercerse para la procreación. Este es, por ejemplo, el punto de vista oficial de la iglesia católica. Ahora, ¿habría procreación si no existiera primero el deseo en procurar el placer de la copulación? ¿Qué libertad puede tener una persona, en especial el varón, frente a ese deseo natural? La única libertad que tiene es la de escoger tener sexo o posponerlo hasta tanto desee tener hijos. Bueno, la mayoría no puede controlar la pasión, y por eso hay tantos nacimientos y abortos… Si todos sabemos que lo mejor es tener hijos en un ambiente propicio, el que muchas veces no está disponible sino que necesita tiempo para construirlo, son pocos los que recurren a ciertas técnicas sobre el control de la natalidad, como el uso del profiláctico. Otros varones en una sociedad de este tipo simplemente recurren a la “descarga prostibularia”. Aquellos que consideran que el sexo solo podría ejercerse para la procreación cualquier método seria inmoral al anteponer el placer a la procreación, y entonces dejan a la providencia los resultados que en el fondo no desean. ¿Y que hace la providencia? Absolutamente nada salvo pauperizar la existencia cuando lo que hay para repartir debe distribuirse entre más personas y los que ejercen poder o dominan no dejan que sus anhelos se vean frustrados por tal degradación, generando mayor presión pauperizante en una sociedad donde la abundancia de necesitados corre a su favor. En la naturaleza esto no ocurre (la misma naturaleza se encarga de eliminarlo), salvo entre los contradictorios seres humanos, pero, a decir verdad, no considero que los seres humanos seamos parte de la naturaleza. Producto de sus propias normas que imponen a la sociedad sobre moral (católica en este caso) generan pobreza y después enseñan que la misma es producto del pecado de Adán y no de su propia obsecuencia y que Jesucristo vino a redimir al hombre (esclavo) de esta tragedia, confundiendo a la sociedad por milenios haciéndoles creer se debe al egoísmo de los demás y que la meta es ser generoso, dadivoso, abnegado y humilde contentándose con tener comida y ropa (a los dominados, claro, pues lo que las imponen viven en lujo)… Frente a esto, ¿tiene sentido alguno hablar de albedrío o libre potestad? Claro está que solo tiene sentido para unos pocos que lo ejercen, son los que están arriba, los que dominan, pues para la mayoría esa palabra es una simple farsa, un engaño que les hace creer libres cuando en realidad no somos otra cosa que esclavos de la sociedad impuesta o statu-quo, aún cuando votamos, que dicho sea de paso, hasta nos obligan bajo penas de multas. Por esto, eso de la libre determinación, la independencia de la voluntad, el poder de juzgar lo correcto de lo incorrecto a fin de actuar en consecuencia no es en general más que mera retórica. ¿Pero cómo no me he dado cuenta? ¿Acaso existe un albedrío esclavo? ¡¡¡No es un discurso absurdo eso del “libre albedrío” Hoobes!!! ¡¡¡No es comprometerse a un error de categoría John Locke!!! El albedrío, un poder dominado, una rara situación o condición de vida humana que experimentamos la mayoría: la cautiva potestad, un oxímoron más, pero real y no poético, sino patético.

¿Existe la posibilidad de sustraerse a esta cautiva potestad y ejercer el libre albedrío? Sin duda que es ejercido…todos aprendemos de nuestros errores y muchos enfrentan y sufren serias consecuencias por sus “malas” decisiones. ¿Podríamos ejercerlo de manera constructiva? También, pero es algo más difícil, porque entraña cambios de paradigmas y una forma de aislamiento social. Se requiere entendimiento, autodisciplina, templanza, coraje, objetivos claros para alcanzar la conexión clave, una interacción real, una relación recíproca de ida y vuelta con nuestro guía invisible. Aunque es un recurso natural, pues cualquiera puede desarrollarlo y practicarlo para su progreso personal, es desechado por la mayoría, considerándolo como signo de locura, hablar con el diablo, practicar la brujería, estar definitivamente perdido, ser un tonto, etc. ¡Y razones para ello las hay y en abundancia!

Sin embargo, contrario a lo que muchos concluyen, esta situación a alcanzar es el centro de todo, pero no es para practicarlo de manera colectiva, sino completamente privada, personal, algo que no deviene de gurúes ni puede ser usado en grupos ni ser aplicado a las costumbres de una sociedad ni puede ser usado para beneficio lucrativo alguno. Por contradictorio que parezca, no es para la humanidad sino para ciertos individuos de esa humanidad. Con lo expresado basta, aquel que comprenda esto sabrá de lo que hablo, el que no entienda, nada malo pasará, todo seguirá su curso igual.

En definitiva, de lo que hablamos, es sobre el perfeccionamiento del libre albedrío. 

sábado, 11 de octubre de 2014

Sobre Dios

La palabra “dios” representa en la actualidad en la mente de los que la usan a un ser superior formador del universo y de la vida. El origen etimológico de esta expresión obviamente proviene desde lo antiguo, mezclado con distintas creencias según los pueblos y su cultura.
En una página[1] lo relaciona con la palabra demonio, algo raro o chocante para los creyentes. Arranquemos por su definición.
Demonio
Demonio proviene del griego daimon ‘dios’, ‘divinidad’, cuyo diminutivo daimonion significaba ‘genio’, ‘divinidad inferior’, denotación con la cual pasó al latín dæmonium.
A su vez, diablo, usado como sinónimo de demonio, proviene del latín tardío diábolos, que significa ‘el que divide, calumnia y desune’.”

De allí que demonio, demonios, Diablo, Satanás, ángeles caídos, espíritus del mal, etc. son considerados todos parte del mal, enemigos del hombre y de dios.

En una página de etimologías[2]también afirma que el término castellano demonio proviene del griego, pero solo cita al diminutivo daimonion que se traduce “genio”.

Era daimon (daimon) en griego “dios”. No lo parece porque la literatura occidental ha tergiversado los conceptos antiguos y los ha reinterpretado a la luz de sus creencias sobre el bien y el mal.

En la Iliada y en la Odisea aparece otra palabra griega que es traducida como “divino” y esta es dios, dios, viendo que en griego se pronuncia como en español, extraña coincidencia, ¿no?

De dónde viene el término divino. De la anterior fuente hallamos:
“Los romanos creían que los dioses otorgaban el poder de la adivinación a hombres privilegiados por ellos, los arúspices (del etrusco haru ‘entrañas’ con el verbo latino spicio ‘mirar’), así llamados porque examinaban las entrañas de las víctimas. Ésta era una vieja creencia etrusca, aunque se supone que podría ser mucho más antigua, probablemente de la época en que los pueblos indoeuropeos llegaron a la Península Itálica. Por el don que los dioses le concedían, un arúspice era también un homo divinus y, más tarde, simplemente, divinus. En los primeros siglos de desarrollo del español, se registra la palabra divino con este sentido.

Pero no muestra el origen etimológico sino una relación. En la otra fuente por Pedro Menoyo Bárcena muestra que esta expresión proviene de la palabra latina diva, cuyo significado se dice es “diosa” y como adjetivo “divina”. Menciona que en latín, divus y diva eran variantes de deus y dea. Menciona a su vez que diva es una extendida raíz indoeuropea dyeu. Por lo tanto, la palabra divino viene del latín divus, cuyo significado es dios, divino, endiosado, y divina y diosa de diva.

Al parecer, los que tradujeron del griego las obras de Homero interpretaron que dios en griego significaba divino, de naturaleza o apariencia divina, expresión que posiblemente alimentó el latín del pueblo romano produciendo deus del cual procede divus a su vez del cual derivaría nuestra palabra divino.
De hecho, citando del Diccionario Griego Español Volumen V. Instituto de Filología. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid 2008 menciona que tal expresión griega antigua aparece como epíteto formular:

·      De diosas
·      Raro de los principales dioses masculinos
·      De démones y divinidades
·      De héroes y heroínas
·      De fuerzas y fenómenos de la naturaleza
·      De objetos relacionados con los dioses, etc.

Aunque era raro aplicado a los principales dioses masculinos no por ello no se relacionó.

Según un diccionario[3] brinda las siguientes alternativas para el origen de la palabra latina deus:

Del griego qeos theos (dios) como qea thea (diosa)
De la palabra griega deus deus, tipo eólico para Zeus, Jupiter
De la palabra griega dios dios, genitivo irregular de Zeus.

En la página de etimologías mencionada aparece que el adjetivo divinus se deriva de divas, variante de la palabra sinónima deus y del mismo origen.
Más datos podemos hallar en la misma página sobre panteísmo y dyeu.

Personalmente no creo que la palabra dhes de origen indoeuropeo haya dado origen la palabra theos griega.

Del DGE en línea hallé que;

δαίμων, -ονος, ὁ, ἡ daimon 
• Morfología: [voc. δαίμων S.OC 1480, δαῖμον Alcm.116, Theoc.2.11; plu. dat. δαιμόνεσσι Schwyzer482.3 (Tespias IV/III a.C.)]

I demon, divinidad indif. a su individualidad, puede equivaler o no a θες, sólo sg. 

1 gener. como suj. act. demon, divinidad 


En definitiva, daimon puede equivaler a theos, por lo cual puede equivaler a nuestra palabra dios. Las variaciones corresponden a las creencias particulares de los hablantes, las cuales han brotado de sus creencias y experiencias.
En consecuencia daimon, deus, theos, dios, divinidad, espíritu, poder sobrenatural; son equivalentes. La evolución del idioma griego fue incorporando matices a una expresión primigenia, que pudo ser daimon o dios, para luego evolucionar a dios o daimon, theos, Zeus, este último como nombre personal que combina vida-poderoso o dios-dador-de-vida al principal dios griego, según lo describe el mismo Platón.

La cultura cristiana interpretó a los dioses o daimon griegos como espíritus malignos ligados con el Diablo, de allí el significado de demonio en español, pero para los griegos esa palabra la aplicaban para referirse a cualquier dios del panteón como a los dioses particulares de cada individuo o grupo de personas, tal como ocurre en el catolicismo, a quienes se les llama “santos” o “ángeles de la guarda”. No por ello no los había “malos”, pues si alguien estaba loco o sufría desgracias consideraban que el daimon de esa persona lo estaba martirizando.

Es interesante que en un pasaje de la biblia al referirse al Diablo lo llama “el dios de este mundo” (2 Cor.4:4). La expresión dios claramente denota a una entidad, inteligencia y fuerza superior.

La conclusión es que podemos atribuir a la palabra griega daimon el mismo significado antiguo al que hoy día es usada la palabra dios en distintas circunstancias. No así demonio, que hoy día, por obra y gracia cristiana, se circunscribe únicamente a criaturas malignas.

“La idea de los dáimones (se comenta en Wikipedia) fue tergiversada y demonizada, siendo mutada en la del demonio de la cultura judeo-cristiana, «un espíritu maligno que puede poseer a los humanos». La traducción griega Septuaginta, hecha para los judíos que hablaban griego de Alejandría, y el uso de demonio en el texto griego original del Nuevo Testamento, causaron que la palabra griega fuera rápidamente aplicada para el espíritu judeo-cristiano por el siglo II d. C. Luego, durante la Antigüedad tardía, las concepciones paganas y los exorcismos, la parte de la atmósfera cultural, se convirtieron en creencias cristianas y rituales de exorcismo.”

La expresión Deus en su relación con el indoeuropeo denota “ser de luz”, popularmente atribuido al sol como el principal dios.

La gran pregunta a este tema es: ¿Dónde está Dios? Normalmente la respuesta es: "en el cielo", y con eso concluye el asunto. No obstante, ¿es posible alcanzar un concepto diferente?
¿Se halla solo fuera de nosotros? o, ¿puede estar dentro nuestro también?

[1] http://www.elcastellano.org/palabra.php?id=1324
[2] http://etimologias.dechile.net/
[3] http://books.google.com.ar/books?

Bienvenidos a mi blog

A todos saludo respetuosa y amablemente, con el deseo de compartir con cualquiera que llegue a este sitio el resultado de mis estudios y experiencias de vida.

Vivimos en un mundo donde existen innumerables religiones, y las personas suelen pertenecer a alguna en maneras distintas o de ninguna también en maneras distintas. Existen creyentes, devotos, agnósticos, ateos, en fin, una larga lista de posiciones, dependientes e independientes, fieles e infieles, pasionales o indiferentes.

Hace poco, al visitar una sección de preguntas de answers donde aparecía: ¿es lo mismo espiritualidad que la religión?, me sentí tentado y escribí lo siguiente:

Religión es estancamiento, espiritualidad es evolución. Sin importar dónde estés, puedes ser religioso o espiritual. El espiritual es creativo, el religioso es mendigo. El espiritual avanza y recorre grandes distancias, sin temor, sin culpa, vuela liviano como un ave y puede ver a lo lejos; el religioso apenas se mueve, con una pesada mochila de culpas y temor, es como un ratón que casi siempre está escondido en su cueva y apenas puede ver a poca distancia. La religión es un club, con leyes, obligaciones y prohibiciones, es veneración de las creencias de los antepasados, es perpetuar lo mismo de aquellos; la espiritualidad en cambio es libertad, donde, sin importar lo que por tu deseo elijas hacer, siempre será bueno y constructivo, feliz y generador de paz, es lo que emana de cada uno desde su corazón sin obligación ni hipocresía ninguna. La religión solo habla de muerte y dura mientras vives presa de ella; la espiritualidad es eterna y vive para siempre feliz.

La espiritualidad no puede tener forma de religión porque las creencias en ésta son adquiridas de otros, mientras que la espiritualidad es buscada de manera personal y cree por experiencia propia, una experiencia que nunca se estanca. Muchos confunden creencias y obligaciones con espiritualidad.

¿Que me hizo escribir aquello? Contestar esta pregunta no es sencillo, para muchos puede parecer un pensamiento ofensivo, subjetivo, fuera de lugar, digno de crítica, o de elogio de parte de otros. Lo importante es que desde la cosmovisión particular de cada ser humano, hombre o mujer, siente algo dentro de su más íntimo foro que le hace reaccionar de una u otra manera y expresarse.

En diversas oportunidades, participando en otros foros, surgen posiciones definidas, y cada cual defiende la suya propia, muchas veces entendiendo mal al otro, quién está diciendo a veces lo mismo, pero lo ve opuesto y abandona el intercambio dejando al comentador plantado, sin brindarle respuesta alguna.

Como seres divididos y en guardia vemos peligros en todas partes, y suele resultar muy difícil detectar la voluntad del que se halla del otro lado de la red. A veces, la sola sospecha es suficiente para cambiar el compromiso contraído.

Valoro la riqueza de expresión, y toda aquella que estimule la concordia aún en la diversidad.

Hay un sentido profundo en éstas palabras: Solo no soy nada sin los demás. También: Los demás y yo somos uno.

Considero que para muchos este pensamiento expresado a continuación les suene conocido:

 Te advierto, quien quiera que fueres, Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la Naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los tesoros. Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses.

Se dice es una transcripción del templo de Delfos. Muchos conocen la frase corta: "conócete a ti mismo". Este pensamiento es antiguo, recogido por distintos pensadores y buscadores. Un dicho registrado en un libro cristiano expresa:


Si aquellos que os guían os dijeran, "¡Ved, el Reino está en el Cielo!", entonces las aves del Cielo os precederían. Si os dijeran, "¡Está en el mar!", entonces los peces del mar os precederían. Más bien, el Reino de Dios está adentro de vosotros y está fuera de vosotros. Quienes llegan a conocerse a sí mismos lo hallarán y cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, sabréis que sois los Hijos del Padre viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, sois empobrecidos y sois la pobreza.

Esta frase es parte de unos textos antiguos hallados en Egipto en 1945, y es muy llamativa su composición. No es copia de los conocidos evangelios canónicos, pero las expresiones incorporan las mismas estructuras halladas en éstos pero con distinta orientación. Su antiguedad se halla confirmada por la citas que de ellos han hecho otros escritores hace más de 1.800 años.

El pensamiento que refleja este texto y otros que le acompañan fue rechazado como herético por la iglesia primitiva motivando, entre otras cosas en los siguientes siglos, la salida de circulación de todos aquellos escritos que de alguna manera abrevaran de estas ideas.

¿Cuáles era las ideas aviesas por las cuales debían ser considerados heréticos?