Sobre los nombres encontrados
en el AT, cuando las escrituras mencionan a “El Saday” (Gé.17:9) en mis
investigaciones he descubierto que originalmente quería decir “fuerte-pastor
excelso” o “alto” o “elevado”, ya que El, que suele traducirse Dios (palabra
latina que significa brillante), en semítico aludía arcaicamente,
cuando las letras eran casi jeroglíficos, a un jefe importante, un fuerte
(la alef, cabeza de buey) pastor (lamed, báculo), y saday alude
a algo elevado, por lo tanto cuando refería a saday como el poderoso-pastor,
éste era más elevado que los demás jefes tribales, quedando la sola palabra
Saday como eufemismo del jefe mayor de todos, la cual en griego era equiparable
con la palabra theos aplicados a un conjunto de ellos donde
siempre había uno que era el jefe, y que se traduce dios en
latino, cuyo significado no proviene de la expresión theos griega,
que significa corredor, potente, sino de deus,
día, luz, Sol. En Ex.6:3 puede revelar que no hay un solo jefe más elevado,
siendo uno de ellos Yhuh, o bien, que el jefe más elevado se llama Yhuh, o bien
que Yhuh es uno de los dioses. Al tener un nombre lo limitaba a una
personalidad definida, y no a una entidad impersonal, manifestada con el título
de “dios” o “dioses”, lo mismo que saday, que se usa tanto como título o como
nombre en el AT. En ciertos pasajes del AT, como en Job 33:4; 35:4; etc., El (אֵל)
es usado para decir Dios, el Creador,
De acuerdo al masorético en
Ex.6:3 Saday se identifica con Yhuh, y en la LXX al traducir ese pasaje y
comparándolo con Éx.3:14, muestra que Saday era equivalente de “existente” o
“el ser”.
En Job 32:8 la LXX traduce para
"Sadday" pantokratos y no "Dios" ni
"el existente". La palabra "kratos" en griego quiere decir
"poder" ó "poderoso" y "panto" viene de
"pantote" cuyo significado es "todo". De modo que
tendríamos otro sinónimo griego para el primitivo nombre de la divinidad que se
presentó ante Moisés. De allí es que algunas traducciones escriben “omnipotente”
o “todopoderoso”. Hoy día esas expresiones se interpretan de modo único,
superlativo, algo que no encaja cuando se presenta ante Moisés, quién sería más
bien un mensajero, un dios que trae palabra del principal dios o del jefe de
todos ellos, que desde el punto de vista humano eran todos sobrenaturales, sin
poder distinguir uno de otro. Cuando Biglino dice que en el AT no se habla de
Dios, es un hábil juego de palabras propagandístico de su parte para atraer a
los lectores a comprar su libro, porque lo que sencillamente está diciendo
Biglino es que el Dios de la teología cristiana no se
encuentra en el AT. Obviamente, encontramos el Dios de la teología
judía en los pasajes del AT.
Cuando mencionan a Elyon, hay
un pasaje de Amós 4:1 donde traducen "montañas de Samaria" de la
palabra hebrea שֹׁמְרוֹן (shomeron). "Elión" es de hecho otra
expresión que se halla relacionada, otro nombre o título de la deidad hebrea
que aparece en Gén.14:19,20; escrito en hebreo como עֶלְיוֹן. Aquí se cambia
la alef por la aín y termina en “on”. La
terminación hebrea "on" refuerza de por sí el significado de excelso
o elevado de la voz "el", motivo por el cual la mayoría de las
traducciones vierten este término en español como "Altísimo". Este
nombre se usa en diferentes pasajes del AT, como por ejemplo en los Salmos. De
esta manera, Elyon y Saday serían sinónimos.
La expresión Elhoim posee
ciertas contradicciones en el AT, porque es aplicado tanto en forma singular
como plural, producto, a mi entender, de la evolución teológica del pueblo
judío. Originalmente, el plural de dios (El o el) se decía elim en
la época israelita (ver Éx.15:11 en hebreo), de cuando usaban la escritura
fenicia (ver inscripción de Azitawada, del siglo VIII a.C.). Luego pasó a
usarse eloha y elohim entre los judíos en sus
Escrituras, cuando escribieron en el estilo cuadrático, agregando la uau y
la hey, y en el Tanaj hay claros pasajes donde “elohim” se
encuentra en plural (Gén.31:30, 32; 32:2; 35:2; Éx.12:12; 18:11; etc. ver lista).
En el Salmo 82:6 que Ud. citó, allí nos explica que Elohim significa ‘los hijos
de Elyon’. Allí también es claro el plural de Elohim. Esto refuerza lo
expresado en 82:1 cuando dice que los elohim se sientan en la asamblea de El,
quien juzga entre los elohim (este pasaje y otros, como el Sal.89, el 16 y
Éx.15:11 los analizo aquí). Si de ese modo lo entendemos, cuando se lee elohim Yhuh, es como
si quisiera decir Yhuh, uno de los hijos de Elyón, el saday (o él Saday), o
bien uno de los dioses o elohim o el grupo o conjunto de tales dioses, y no
Dios Yhuh en el sentido de único Dios como es entendido hoy por efecto del
monoteísmo, propio de los judíos después del exilio, sino, en el mejor de lo
casos, “el dios Yhuh”, es decir, uno de tantos dioses o elohim, en este caso
Yhuh era uno de ellos. Por ello Yhuh puede ser entendido como el nombre propio
de la expresión genérica elión o saday, siendo el mismo uno de los elohim, o
bien el más importante del panteón. Por eso, Elohim es interpretado también en
singular cuando se refiere al dios de Israel, que era uno solo para ellos. Sin
embargo, en claro contraste la pluma judía usa al mismo tiempo en dos vv.
seguidos ambas alusiones, singular y plural de la misma expresión “elohim”,
generando confusión. Esto se puede ver en Éx.20:2 y 3. Es tan evidente la
contrariedad, que los judíos hasta llegan a borrar la mem de
elohim cuando refiere a su dios Yhuh en el vv.2 pero usa en plural cuando pasa
a señalar los demás dioses en el vv.3. También, cuando se asigna un atributo a
elohim, como en el Sal.7:10 (7: 9 en otras traducciones) donde lee "Elohim
tsaddiq", literalmente: "Dioses justo", se traduce: "Dios
justo", porque se refiere al dios de los hebreos, su elohim (uno del
grupo), el justo. No obstante podría interpretarse como “justicia de los
dioses”. Sin embargo, en 7:11 elohim se encuentra en singular, y a lo largo de
este Salmo podemos encontrar que Elohim, El, Elyon e Yhuh son lo mismo. En
las treinta y cinco veces que aparece en el relato de la creación el verbo que
describe lo que dijo o hizo Elohim, cada vez que aparece se encuentra en
singular. En cambio, en 1Sam.28:13 la expresión Elohim es usada para señalar el
parecido a los dioses (elohim y no elim) cuando se aparece el espíritu del
difunto Samuel ante la vidente, o bien acompañado con otros espíritus de
difuntos como vierten algunas traducciones (RV), en un marco que denominaríamos
paranormal. Samuel se aparece como uno de los elohim o como se aparecen los
dioses. La BJ, por ejemplo, para evitar escribir “dios” en singular traduce
“espectro” de la palabra hebrea elohim. Al leer el pasaje notamos que elohim aplica
tanto a Yhuh como a cualquier aparición de un ser de manera sobrenatural,
pudiendo ser uno o varios, demostrando que esa palabra describe la naturaleza
de quién o quienes se aparecen ante los humanos no siendo humanos. Hoy día
podría del mismo modo nombrar elohim a cualquier aparición de un ser de manera
sobrenatural pudiendo ser un fantasma o una materialización de una figura
humana.
El Sal.82:7 que cita para
mostrar que los elohim son mortales, muestra que ahora el ‘elohim nuestro’ o
Elyon, el Yhuh, dios de Israel, juzga condenando a los demás elohim, para pasar
a tomar posesión de todas las naciones (82:8), quitándoselas a los que habían
recibido su heredad. Este pasaje es citado en el NT para mostrar que los jueces
o personas poderosas humanas también son elohim para los demás ‘según las
escrituras’ (Jn.10:34), y si el jefe de todos castigará a los elohim
espirituales, también lo hará con los humanos que se han dejado extraviar por
ellos. Sin embargo, entender ese pasaje como muerte física de seres biológicos
parecidos a los humanos, no tiene sentido para mí, porque no me consta que
existan seres físicos ET, sino más bien suprafísicos, o físicos de otra
dimensión distinta a la materia en la que vivimos nosotros. También puede estar
refiriéndose al espíritu universal divino que todos poseemos, y que al
despertar, nacer, se constituye en nuestro elohim como otro yo en nuestro
interior. Biglino, como muchos otros, pueden decir eso que afirman, pero ni a
ellos como a mí nos consta que sea así, solo conjeturan a su mejor lógica
argumental desechando la existencia de seres suprafísicos simplemente por no
poder entenderlo con los conocimientos científicos actuales, argumentando que
para ellos les resulta más coherente entenderlo de ese modo. Es una cuestión personal,
dependiendo de los conocimientos y experiencias de cada individuo.
Acorde a lo visto, cuando se
analiza el pasaje de Deut.32:8, 9, allí, en vez de ver el pasaje aislado,
cuando lo vemos en contexto, vemos primero que casi todo el capítulo (vv.1-45)
se corresponde a un “cántico de Moisés” (Deut.31:30), quién hace corresponder a
Yhuh (32:3) con El (poderoso, 32:4) y también con Elyon (poderoso elevado,
32:8), siendo por tanto el mismo con distintos nombres, el principal de los
elim[1] o elohim
a quién el profeta dice que se corresponde a “nuestro elohim” (32:3), es decir,
que uno de los elohim (o elim, dioses, Sal.89:7, donde el masorético vierte
“santos” y que en su relación con Ex.15:11 los “santos” mencionados se muestra
que son elohim o dioses) es nuestro, quién se queda para gobernar al pueblo de
Israel como un El, y no que Yhuh sea uno de los elohim (elim dioses) a quien
Elyon le dio la parte de Israel, sino que el jefe de todos, el Elión, el
equivalente también de Saday al ser correspondido con Yhuh (Éx.6:3), es quien
se queda con Israel en la repartición de las dominaciones de los pueblos de la
tierra desde el mundo espiritual o invisible. Eso es lo que originalmente ese
pasaje casi seguro decía en hebreo, porque es lo más coherente de todas las
otras interpretaciones, y no lo que dice ahora, porque no habla de los “hijos
de Israel” sino que habría tantos pueblos como ‘hijos de Elyon’o elim o elohim
hubieran para repartir. De esa manera, cada pueblo de la tierra andaría acorde
a su propio elohim. Los elohim son un grupo de dioses, algunos peores que
otros, cada cual con su nombre, que gobernaban a los humanos (Adam) luego de
dividirlos. Por supuesto, para Moisés Yhuh era ‘nuestro elohim’, el principal
de ellos de los El, el Elyon, también El saday, era perfecto, justo, sin falta
alguna, sin nada que señalarle como error o defecto alguno, y si alguno se
atreviera a señalar algo contra él, merecía ser muerto de inmediato por haberlo
injuriado o difamado. En esto en nada se diferenciaban de los demás dioses,
como el caso de los dioses griegos, es una copia perfecta de la mitología
helénica, como el mismo Justino lo expone en su apología al defender las
creencias de los crestianos frente a la de los griegos. En esa época de
mediados de siglo II, no concuerdo del todo con Biglino, cuando menciona que
los crestianos no eran monoteístas, sino monolatrístas, pues adoraban solo a un
dios del panteón de dioses reconocidos como tales, a diferencia de los griegos
que eran politeístas, porque no solo adoraban a Zeus, sino a Apolo, Atenea,
etc. Eso es cierto solo en parte, porque para ellos los demás dioses eran
falsos, pues tanto para los judíos precristianos como posteriores, su dios era
el mejor y perfecto de todos, el único merecedor de ser adorado, el “verdadero”
(propio de cualquier partidismo de rivalidad) siendo para Pablo los demás
dioses malvados demonios (1Cor.10:20), idea que saca justamente de Deut.32:17.
En el mismo cántico de Moisés dice que los israelitas solo conocieron un solo
elohim, por lo que los demás ya eran dioses malvados, posible edición posterior
de dicho cántico. Típico de cualquier religión. Con el paso de los siglos solo
había un solo elohim o Dios, los demás eran todos falsos. De plural pasó a
singular estricto. Esta evolución de la teología judía se plasma de manera muy
evidente también en Isaías 44:6-9, donde ahora solo existe un solo elohim, que
es Yhuh. Ese texto dice:
Así dice Yahveh el rey de Israel, y
su redentor, Yahveh Sebaot: «Yo soy el primero y el último, fuera de mí, no hay
ningún dios. ¿Quién como yo? Que se levante y hable. Que lo
anuncie y argumente contra mí; desde que fundé un pueblo eterno, cuanto sucede,
que lo diga, y las cosas del futuro, que las revele. No tembléis ni temáis; ¿no
lo he dicho y anunciado desde hace tiempo? Vosotros sois testigos; ¿hay otro
dios fuera de mí? ¡No hay otra Roca, yo no la conozco!» (BJ)
Thus saith the LORD, the
King of Israel, and his Redeemer the LORD of hosts: I am the first, and I am
the last, and beside Me there is no God.
Donde se resalta “dios” o God
(Dios) de una versión del inglés, en hebreo lee ELOHIM. Si uno lee todo el
capítulo notará que elohim aparece solo una vez, luego aparece
una vez eloha para referirse a que no hay como Yhuh en 44:8,
donde se repite la idea del vv.6, luego cuatro veces el (vv.10,
15 y 17) y nueve veces Yhuh. Es decir, no existen dioses (elohim) ni dios
(eloha ni el) como Yhuh. En el caso de Isaías 44 el contraste se plantea en el
marco de otros dioses (elohim) o cualquier otro dios (eloha o el) que cada
humano se fabrique como imagen. El único verdadero el o eloha es
Yhuh, no hay elohim junto a él; y todo ello expresado
solamente para mostrar el cumplimiento de la liberación de los judíos de
Babilonia mediante un tal Ciro (KORESH en el masorético) para la reconstrucción
del templo. Esto demuestra lo problemática que es la palabra Elohim en el AT
producto de la propia teología judía que fue evolucionando con el paso de los
siglos.
De modo que lo expresado por
Biglino al decir que Yhuh, Elohim y Elyon son distintos, no es determinante,
sino que en realidad depende del pasaje del cual se lee y que los judíos
manipularon o escribieron desde la época de Esdras en adelante en lo
relacionado más que nada con la expresión elohim, que a veces se
traduce dioses en compañía de Yhuh y a veces se refiere al único dios judío
Yhuh. La confusión procede de la teología de los propios judíos a medida que
transitaban desde una religión politeísta hasta la monoteísta estricta. En la
composición de los libros del Tanaj surgen a veces contradicciones evidentes.
Por ejemplo, en el pasaje ya visto de Éx.6:3 Dios le dice a Moisés que por su
nombre Yhuh no fue conocido antes, ni siquiera por Abraham, sino solo por el
nombre de El Saday, sin embargo en Gén.22:14 muestra que Abraham llamó el lugar
donde apareció un cordero para ser sacrificado en lugar de Isaac por el nombre
de Yhuh-Yreh. ¿Cuál de ambos pasajes dicen la verdad?
El pasaje del Sal.97:7, donde
elohim se lee en plural en el Tanaj, se repite en Heb.1:6, pero en el Sal.97
aplica a Yhuh la adoración de los elohim, en cambio en el NT se lo aplican a
Jesucristo y de un modo distinto. En el Salmos del masorético lee hishtajavu lo
kal elohim, póstrense ante-el todos dioses. Sin embargo, en Heb.1:6
lee: “Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Y
adórenle todos los ángeles de Dios.” (RVG) ¿Dónde introduce al primogénito? Eso
no se lee en el Salmo 97, sino que el escritor de Hebreos es quien lo introduce
al enlazar ahora el pasaje del Sal.97 con el pasaje del Sal.2:7 y con 2Sam.7:14.
Además, en Hebreos 1:6 no se cita del hebreo, sino de la LXX griega (96:7),
donde no lee theoi sino aggelos: “προσκυνήσατε αὐτῷ
πάντες οἱ ἄγγελοι αὐτοῦ”, proskynesate ayto pantes oi aggeloi aytu, adórenle
uds. todos los ángeles suyos. De esta manera, de acuerdo a la LXX y la
eiségesis del NT desarrollado por el escritor de Hebreos, los elohim ahora son
lo mismo que los ángeles o mensajeros de Yhuh. Encima de todo esto, en el texto
masorético el pasaje da a entender que los dioses no son ángeles, o malakhim,
expresión hebrea para decir “mensajeros”, sino los dioses que son
adorados mediante imágenes por los pueblos de la tierra que no son judíos,
imágenes ante quienes se postran las naciones consideradas paganas. Esos dioses
tienen que reconocer que solamente Yhuh es dios, y no hay otro elohim, siendo
ellos que tienen que dejar de ser venerados y pasar a venerar a Yhuh junto con
los pueblos sobre los cuales rigen a partir del llamamiento del salmista,
haciendo que todos se postren ante Yhuh ahora, y lo reconozcan como el único
Dios. En cambio, en la eiségesis que hacen en Hebreos en el NT tomado de la LXX
dice ahora que son los ángeles que tienen que adorar al Hijo. ¿Es acaso Yhuh un
Hijo ahora? ¿Son los ángeles los demonios de Pablo? En fin, como se puede ver, la
Biblia, producto de su desarrollo teológico contiene muchas lagunas imposibles
de conciliar coherentemente. El desarrollo eisegético de la epístola a los
Hebreos en 1:6 trata de dirigir la adoración que los judíos daban a Yhuh ahora
a Jesucristo, a quien el evangelio de Juan lo asocia al logos de Dios, siendo
ahora el mediador entre los judíos y Yhuh, sobre quien los cristianos ahora
interpretan es otra persona distinta a Dios Padre, la mayoría como de su misma
esencia, plasmado en la doctrina de la Trinidad arribada recién en el siglo IV,
pero para algunos como un dios menor a Yhuh, cuando para los judíos el logos
filosófico heleno es una manifestación de Yhuh conocida como su debar (palabra),
que era impersonal, o mejor dicho, pertenecía a la persona de Yhuh, tal como la
palabra dicha por Carlos V es de Carlos V, y no que el mensajero Pepe de Carlos
V que transmite esa palabra fuera Carlos V, y que ahora había que tratar al
mensajero Pepe como si fuera Carlos V, haciéndole reverencia, cuando a la
siguiente semana puede mandar a su mensajero Robertito y no a Pepe, lo que
daría lo mismo, porque el mensajero es indiferente aquí de la palabra de Carlos
V, y si lo reverencian a Robertito, en realidad esa reverencia va dirigida a
Carlos V, no a Pepe ni a Robertito. La cuestión que según Hebreos, del NT,
ahora el Hijo, Jesucristo, debe ser adorado (proskynesate) por
los ángeles, es decir, por los mensajeros, sirvientes del Padre, expresión
griega que se repite en pasajes donde muestra que solo se debe adorar a Dios.
Las expresión kuneó corresponde al verbo besar, que es una
muestra de amor, reverencia, adoración, subordinación o sumisión a
otro, es decir, se corresponde a gestos relacionados con adorar a una figura,
imagen o persona que representa algo importante para el súbdito adorador, con
la cual debe cumplir ritualmente acercándose a ella y besarla (pros hacia,
cerca, a y kúneo besar, proskuneo) o postrarse ante sus
pies.
Ahora bien, aquí aparecen
los malakim en vez de los elohim. La expresión
hebrea malak aparece muchas veces en los diferentes libros del AT. Por ejemplo
en Jue.13:3 se aparece un ‘malak de Yhuh’ a una mujer estéril para anunciarle
el nacimiento de Sansón. ¿Habría considerado la mujer que la persona que se le
apareció era un elohim? En ese momento no, porque la connotación era la de un
sirviente que se aparece sin mostrarse como alguien superior, de manera
impresionante, sino de manera casi natural, pudiéndolo confundir con cualquier
persona común. En el vv.6 la mujer le cuenta a su marido que era un “hombre de
elohím”, un ish, es decir varón, no un elohim por más temible o
terrible que le pareció su rostro. Lo interesante del relato, de cuando más
tarde el marido de la mujer, un tal Manoa, conoce al susodicho varón, que era
el ángel de Yhuh, para Manoa le pareció un simple humano, pero este se niega a
decirle su nombre y finalmente, rechazando una invitación a comer un cabrito,
Manoa, siguiendo el consejo del ángel, lo ofrece como un holocausto a Yhuh, y
solo entonces aparece un milagro o fenómeno sobrenatural (Jue.13:19; mapli) llevado a
cabo por ese malak, que consistió en elevarse sobre la llama hacia el cielo.
Solo entonces Manoa dice en Jue.13:22: ciertamente moriremos, porque a
elohim hemos visto. Así dice expresamente en hebreo, ya no dice que vieron
un malak, sino a elohim. Tampoco dice que vieron a un elohim, sino a elohim,
pues para ellos creyeron haber visto a Dios mismo. Entonces, la diferencia
entre malak y elohim es solamente acorde al fenómeno de cómo se presenta ante
un humano, es decir, en función del efecto impresionable de un hecho
sobrenatural contra uno que no lo demuestra. En consecuencia, ese malak era
también un elohim, porque de estos hay varios, a pesar de que para Manoa fue
como ver a Dios mismo. Posiblemente no era Yhuh mismo, sino algún otro elohim
como también lo era Yhuh, de un ser celestial que se aparece en la función de
un malak o mensajero de Yhuh, puesto que de ese modo lo aclara el contexto de
la narración del que cuenta lo sucedido.
Por lo tanto, cuando uno lee un
pasaje no hay que apegarse rígidamente a los significados directos de cada
palabra, porque las mismas resultan de la subjetividad humana.
Cuando Ud. dice que “Biglino
no ofrece absolutamente ninguna interpretación de La Biblia, sino que se enfoca
en traducir literalmente lo que está escrito en el texto”, allí tenemos parte
de un problema, porque, si nos apegamos a ciertos significados rígidos de una
palabra interpretamos de otra manera todo el pasaje, y por otro lado hay muchos
textos y narraciones que son imposibles de darles una interpretación literal,
porque sencillamente son inadmisibles su ocurrencia o absurdos. Además, existen
innumerables pasajes proféticos que también son imposibles de leer de acuerdo a
la letra, a menos que sean leídos usando claves arcanas. Y además, en la
composición de los libros bíblicos existen pasajes controversiales que bien
pueden corresponder a agregados humanos a expresiones procedentes de los
elohim, agregados acorde a la óptica cultural y sentimientos contradictorios y
sesgados de los humanos de la época. Existe una notable mezcla de todo en los
diferentes libros que conforman el AT, tales como conceptos humanos, dudas,
historia, mitología, narraciones exageradas para impresionar al pueblo,
sentencias llenas de amenazas terroríficas, profecías, ediciones de palabras y
pasajes, cambios teológicos, etc. No tenemos que olvidar que tales libros
intentan describir unos 1.500 años de su historia. El que a todo ese conjunto
de escritos se les llame “Biblia” y “Palabra de Dios” no significa nada ni es
garantía de nada. Hay que saber poder separar las perlas o pepitas de oro
valiosas del resto, y percibir más que nada la propia evolución del pensamiento
teológico hebreo y judío a lo largo de su larga historia plasmada en sus libros
sagrados.
Eso resuelve por ejemplo lo que Biglino
interpreta de la supuesta conquista de Cannán durante unos tres siglos frente a
lo que Alejandro Magno conquistó de verdad en tan solo tres años, un territorio
inmenso frente a unas pocas y desérticas tierra cananeas. Todo está
exageradamente escrito en el AT si lo interpretamos de modo literal, que es
cómo lo lee Biglino y termina burlándose de Yhuh, con lo cual debe tener otro
tipo de interpretación, de lo contrario, no tiene sentido siquiera abordar esos
escritos más de allá de la simple curiosidad novelesca. Lo mismo es con
relación a la “gloria”, entendiendo se trató de alguna nave ET de composición
material. De otra manera es como si Moisés le estaba pidiendo ver un “objeto
pesado” para cerciorarse que el seré lo que seré realmente
tenía algún poder físico inobjetable que les infundiera confianza para poder
enfrentar a sus enemigos, que estaban poseyendo la tierra prometida para ellos
poder quitársela. Interpretar tal pasaje de modo literal es desde mi punto de
vista, solo ahora, claro, cosa de niños.
También, cuando Biglino dice que en el
AT la palabra olam no significa eterno, porque afirma que los
israelitas no tenían una noción de algo así, en realidad es una discusión algo
absurda, porque en el mismo pasaje de Deut.32, en el vv.40, menciona esa
palabra, en un contexto donde muestra que él es el mismo de siempre a través de
las generaciones, porque es de ‘larga duración’ comparado con los efímeros
humanos, al decir “vivo yo siempre”. Cuando se dice que Dios es el mismo ayer,
hoy y por siempre, la idea de indefinido existe, que eso es algo que entendemos
por eterno, o bien, atemporal. Decir que los judíos no tenían esa noción en el
primer siglo es suponer que el elohím de Abraham ya no existía para ese tiempo
y que entonces adoraban a un nuevo elohim que lo reemplazó luego de 1.500 años,
lo cual es absurdo desde todo punto de vista.
Biglino presenta al Dios del AT como un
jefe ET tan hipócrita, sádico y malvado como ciertos humanos, tales como
Stalin, Hitler o algún Mustafá de Al-Qaeda, para quienes asesinar a otras personas
es cuestión de estado. Después de todo, todos los seres humanos somos efímeros,
y por más que nos mostremos víctimas lastimeras, hablando de amor y sintiendo
pena por la suerte de los demás, todos peleamos por nuestros intereses y
moriremos de una u otra manera sin importar lo que pensemos sobre esto. Si Dios
desea matar o quitar la vida a millones lo hará sin que ninguno de nosotros se
le pueda plantar y decirle nada, del mismo modo puede dar vida a millones
también. Sin embargo, nos dice que dará a cada uno su merecido, así que mejor
no confundir su misericordia con blandura, donde cada ser humano deberá
responder por sus palabras y acciones. Pero, del Dios que estamos hablando considero
no es un jefe elohim, un ser de los tantos existentes en otra región, sino de
alguien a quién esos elohim también temen y obedecen.
En disidencia a lo expresado por Ud.,
considero que “ver a Cristo como un estado de conciencia o de superación
espiritual” es el hilo conductor verdadero para todo humano, y lo que Ud.
comenta sobre “la verdad arqueo-histórica”, que supuestamente lo desmerece, es
para mí una interpretación sesgada de materialismo. Curiosamente menciona algo
que estoy analizando ahora, al mencionar que: ““Cristo” es la traducción
literal de “Mesías” o “Ungido”, los primeros cristianos, se llamaban así porque
eran grupos mesiánicos, de hecho, hubo varios cristianos, es decir varios
mesiánicos y no todos eran seguidores de Jesús, sino que algunos seguían a
otros mesías.” Sobre este tema llama la atención que el historiador Flavio
Josefo, que escribió en griego, no hablara de ellos como Cristos sino como
profetas, inexistiendo los llamados “primeros cristianos” sino a lo sumo recién
a partir de la segunda mitad del segundo siglo o durante el siglo III a juzgar
por Justino mártir. Tampoco eran mesiánicos, porque la idea de un Mesías era
inexistente entre los judíos. Si no fuera de ese modo, otros notable filósofo y
teólogo judío, Filón, también lo hubiera mencionado cuando escribió en griego
con ese nombre. En realidad eran seguidores de distintos profetas que esperaban
apareciera uno para librarlos del yugo romano luego que alguno de ellos lo
ungiera rey, al estilo de Samuel cuando unge a Saúl primero y luego a David como
reemplazo. Esa idea de los Mesías como nombre propio fue enseñada de manera
unificada recién por la iglesia posterior a partir del siglo IV, y quedó como
una “verdad” que se repite de modo académico cuando en realidad no es verdad.
Los judíos del primer siglo que formaron sectas separadas de las dos o tres
principales corrientes religiosas, y que estuvieron alrededor de ciertos
personajes como Pedro y Pablo, eran conocidos, según lo atestigua el mismo
Justino mártir, como crestianos y no cristianos, siendo por tanto seguidores de
un cresto o profeta y no de un Cristo. La iglesia luego alteró esa palabra en
las copias de su primera apología para fabricar el Cristo muerto en la cruz en
su lucha contra los gnósticos y las distintas sectas mistéricas de la época.
Parte de esto lo menciono como respuesta
en un tema de Quora.
Sobre la SDJ (Señal De Jesús) fue parte
de un descubrimiento que hice relacionado con determinar con una semana de
anticipación, de cuándo comenzaría el siguiente nuevo mes lunar para poder
determinar el décimo quinto día de ese mes. Para los israelitas adoradores de
la Luna, el décimo quinto día del primer mes del año celebraban la Pascua, y
todos los 15° días de cada mes era de cuando a la medianoche aparecía la Luna
llena óptima. Curiosamente me inspiré en el relato de Josué 10, tomando ese
relato como un modo de ocultar a los neófitos mediante un relato fantástico una
manera práctica de poder prever el comienzo de cada mes lunar para que
coincidiera con plenilunio del 15° día, tarea que no es nada sencilla por lo
asimétrico de las revoluciones de la Luna. Lo explico en mi blog en varias
páginas, si le interesa, léalo y pregúnteme de manera más específica lo que no
entienda. El caso de Josué es otro ejemplo de mitología pura, cuyos relatos no
son literales, sino que ocultan detrás de esas narraciones otros asuntos de
sumo interés político religioso, tal como lo sería la manera de contar los
ciclos anuales y disponer de un calendario propio usando meses lunares. Parte
de una suposición, pero resultó que cuadra con la realidad de poder aplicarla
de modo práctico para determinar de antemano qué día cae la fiesta religiosa
israelita para poder congregar al pueblo.
También disiento con Ud. cuando dice que
la lucha entre el bien y el mal “no tiene relación con el Antiguo Testamento”,
cuando si se lee bien verá que está expuesto en muchos de sus libros, como
Génesis, Éxodo, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Ageo, Joel y Zacarías entre
otros. El problema se suscita en la subjetividad de su significado,
atribuyéndose cada cual lo que era bueno o malo desde su punto de vista.
Publico este discurso en mi blog para que también puedan leerlo de allí otras personas, y aprovecharse de esta manera mejor sobre los asuntos expuestos.
[1] אֵלִים Elim.
Strong traduce elim “héroes” en
conexión con otra palabra (879), ocultándose de como se decía “dioses” antes
del exilio.