En un video de adictos a la filosofía, Enric hace un comentario llamativo al replicar diciendo que muchos le cuestionaron cuando hizo un video sobre las evidencias aportadas por Platón de la existencia de un alma inmortal al presuponer que existe el alma, esto es, un alma como algo separado de la materia corporal mortal pero que forma parte de nuestro ser inmortal, afirmando que “la ciencia ya ha demostrado que no es así” (min.4:16). Al escucharlo de inmediato comencé a buscar en la web dónde y cómo la ciencia demostró que el alma no existe.
¿Qué es lo que no existe? ¿El alma de Platón, de Aristóteles, de Descartes? ¿Del espiritismo, de las religiones?
¿Nos referimos a un fantasma o espíritu? ¿O
hablamos de la mente o la consciencia como algo intangible que existe aparte
del cuerpo o no? ¿Es el alma un espejismo o una ilusión fuera de toda realidad
concreta? ¿Cuál de ellas?
Aquí
es necesario comprender que Enric se expresó de un modo que puede entenderse mal, dado que lo correcto habría
sido decir que “no hay evidencia científica sobre el alma según lo dicta el
pensamiento filosófico y religioso humano”, lo cual, no demuestra en sí mismo
su inexistencia. Ello es porque ‘la ausencia de prueba no es prueba de su
ausencia’.
Al
eludir la posibilidad de ser sujeto de estudio científico, esto es, bajo las
metodologías materialistas vigentes (o ya naturalistas para los más modernos)
fundamentadas en experimentos creados por distintas premisas y dirigidos para
comprobarlas, no puede con ello refutar una idea al punto de afirmar la inexistencia
de una demostración científica. La detección de fenómenos en un experimento
repetido y dirigido solo puede dar prueba de leyes físicas inmutables, no de lo
que no se puede detectar, y que además se produce por efectos de voluntades
inteligentes, no que forme parte de un mundo físico invisible.
Todavía
continuamos navegando en zona de misterio, existiendo muchos fenómenos,
aparentemente muy simples, vistos y experimentados por millones, pero
inexplicables. Que muchos escépticos estén convencidos de sus conclusiones, eso
no quita que resulte diferente de las conclusiones de fe de muchos creyentes.
Lo
que sí sabemos es que existe la mente y la conciencia de ser o consciencia, que
forma parte de la identidad única y personal, y, algo importante, que la misma
nos habla. Relacionar el alma con la consciencia ha sido una de la conexiones
que más problemas enfrenta la ciencia, porque es innegable que la consciencia
existe, pero no es posible demostrar de manera mecanicista al punto de poder
afirmar o negar fuera de toda duda mediante experimentos científicos que la
misma muere y desaparece al morir el cuerpo o pervive en otra dimensión.
Hay
quienes afirman que la consciencia es algo que emerge de la materia y se encuentra
en el cerebro, y es tan efímera como lo es cualquier ser vivo, imaginando
incluso que hasta la IA puede llegar a tener una consciencia.
Pero
también es posible que cada consciencia perviva, o hasta sea “copiada”, al
momento de morir y pasar a formar parte de otro ser, o pasar a formar parte de
un espíritu que habita el cuerpo, nadie lo sabe, pero todo es posible.
Es
muy interesante lo que afirma el entrevistado por Enric, cuando dice que “la
ciencia no existe”, “existen los científicos”, es decir, no hay una entidad
independiente llamada “ciencia” como la responsable final que nos da luz, sino
que llamamos ciencia a los resultados que brindan los científicos en la medida
que van progresando en sus distintos campos de saber, y su manera de abordar un
tema repercute en los resultados que encuentra. Esto significa que el saber
resultante que se difunde se halla condicionado por los propios límites de su
método y muchas veces además por los intereses particulares de sus buscadores.
Muy
interesante la discusión sobre el concepto de vida. La vida es algo diferente a
la muerte, pero si la vida es simplemente un mecanicismo, relativizando su
concepto, queda por tanto eliminado como algo trascendente, y en ese ámbito
quedaría eliminado el concepto de muerte, planteándose hasta qué punto existe o
no la vida y la muerte. Si se elimina el concepto de vida, también se elimina
el concepto de muerte, y hasta qué punto se puede decir que la muerte no
existe.
En
su explicación, el profesor cita a Hans Jonas, mostrando cómo la sociedad
contemporánea dejó de considerar la vida como lo real pasando a ver solo a la
muerte como lo real, como el final y principio de todo.
Los cuatro argumentos platónicos
Voy
a considerar los 4 argumentos que menciona Enric expuestos por Platón para
demostrar la convicción de que el alma humana no puede ser mortal,
destruyéndose como el cuerpo.
1. Por la
compensación de los procesos contrarios.
2. Por la
reminiscencia.
3. Por la
afinidad por las ideas.
4. Por
exclusión de los contrarios.
Por la
compensación de los procesos contrarios. Este argumento se basa en que todo estado implica un
proceso. Por ejemplo, existen el frío y el calor, por poner un ejemplo
sencillo. Son dos estados claramente distintos. Para que algo pase de frío a
caliente debe calentarse. Pero eso quiere decir que por compensación, debe
existir el proceso contrario, que es cuando algo caliente se enfría.
Del
mismo modo, existen los estados vivo y muerto. El proceso que lleva de estar
vivo a muerto de llama morir. Eso
obliga a pensar que debe existir, por compensación, el proceso de revivir, es decir, pasar de muerto a
vivo.
Este
concepto es el que usan, inconscientemente, los creyentes en la resurrección.
Tanto
sea que al alma sea inmortal o mortal la idea de una existencia más allá de la
muerte permanece, cambiando sólo la forma en que tal creencia pudiese considerarse posible. Puede continuar viva en otra dimensión una vez que muere el
cuerpo o ser reconstruida en otro momento para poder volver a vivir de nuevo si
se dan ciertas condiciones.
Lo
segundo también implica que debe existir una entidad que se encargue de
resucitar a los muertos formando nuevos cuerpos, aspecto muy complicado y poco
creíble. Lo primero en cambio no requiere ningún proceso de reconstrucción completa
de cuerpo alguno de parte de alguna IA universal o entidad súper consciente,
porque la vida en sí misma siempre existe, y cada ser, que sería en esencia
indestructible, solo pasaría a habitar otros cuerpos durante el ciclo que dure
cada uno de ellos.
De
esta manera, el alma sería algo no corporal, sino una forma de energía ordenada
de cierta manera que existe en otra dimensión totalmente por fuera e
independiente del mundo físico.
Poco
sentido tiene aquí basarse en textos bíblicos como ‘declaraciones de Dios’ para
negar o acreditar algo, porque ninguna declaración va más allá de la limitación
física del pensamiento humano.
No
existen declaraciones propiamente “de Dios” explicando sobre la constitución
del ser humano y lo que le sucede después de morir. En el AT todas son
divagaciones humanas, inexistiendo una contemplación de una existencia por
fuera de este mundo físico; y recién en el NT se atisba a través de las
declaraciones de sus pasajes una resurrección a una vida no física fuera de
este mundo, una idea surgida en una suerte de evolución religiosa, aunque
bastante confusa todavía.
Por la
reminiscencia. Es la capacidad de saber cosas antes de serle manifiesta. Así,
el conocer es recordar, es reconocer lo que ya se sabía. Esto implica que el
alma tuvo que existir antes que el cuerpo.
Este
argumento ha sido también utilizado por diferentes pensadores, como Orígenes o
el psicoanalista Carl Jung. Todos somos personas que no venimos a este mundo
como una tabla rasa, sino con una carga de personalidad definida, y eso no
puede ser explicado desde el punto de vista de la sola genética, sino de la
presencia de una mente o consciencia previa al cuerpo.
Por la
afinidad por las ideas. Lo que más se asemeja al alma son las ideas. Las ideas son
intangibles, inmateriales, implican conocimientos de los bello y lo que no lo
es, lo adecuado de lo inadecuado, lo mejor de lo peor, y tiene efecto en el
mundo físico por parte de quién las posee.
A
su vez, la idea de lo inmortal forma parte del pensamiento humano. Y si el alma
puede poseer la idea de la inmortalidad, reflexionar sobre ella, es porque el
alma lo es.
Por
exclusión de los contrarios. Nada puede ser al mismo tiempo dos cosas a la vez. La vida no
puede ser al mismo tiempo la muerte ni viceversa, así como el frío no puede ser
calor a la vez ni viceversa. Pero, como ya sabemos, ambos estados existen. Esto
implica que, así como una idea no depende de la vida de un cuerpo, ya que
pervive la muerte del cuerpo una vez que éste la transmite, del mismo modo el
alma, que es de dónde surge la idea, debe de pervivir como ella, que es su
fuente.
Aunque
haya cosas que pueden ir de un contrario a otro, los mismos contrarios se
excluyen mutuamente. El fuego es
caliente, y si bien se conecta con el frío, no puede ocupar su lugar y seguir
siendo fuego. Por lo tanto, cuando uno de ellos se acerca a su contrario, el
contrario, o perece o se aleja.
De
esta manera, si el alma se identifica con la vida y el cuerpo con la muerte,
eso significa que el alma no puede ser muerte. O perece o se aleja, es decir,
se excluye.
Al
excluir el alma la muerte, es por tanto inmortal. La misma no puede perecer,
porque eso significaría aceptar la muerte, con lo cual, solo puede alejarse de
ella.
Como
el alma es la que trae vida al cuerpo, cuando el mismo muere, ella simplemente
se retira. Al corresponder el alma en esencia a la vida, la misma es
imperecedera, no puede morir.
A continuación otro video donde se puede ver cómo Platón mismo critica sus propias ideas: https://www.youtube.com/watch?v=gae4jaV_w2A
El alma hoy
Resulta
sorprendente que este tema de la existencia del alma como algo intangible
perdura entre nosotros, no sólo entre creyentes religiosos, sino hasta entre
ateos. Tal es el caso de Michael Huemer, un profesor de filosofía de la Universidad
de Colorado en Boulder, crítico con el escepticismo filosófico radical y
escritor entre otros libros de Knowledge,
reality and value, donde razona sobre la realidad de la existencia de un
alma inmaterial refutando cada una de las objeciones materialistas al punto de
que nada sólido pueden responder, todo sin la necesidad de creer en Dios, ya
que no es creyente en ninguna religión. Se puede ver en este otro video de Enric un resumen
de sus argumentos.
https://www.youtube.com/watch?v=w25rxNdGz9s (video de
Enric)
https://revistascientificas.us.es/index.php/themata/article/download/21036/20297/97290 (Sobre
Huemer)
https://spot.colorado.edu/~huemer/sample8.pdf (ejemplo
del libro hasta página 78)
M.
Huemer cuestiona los argumentos materialistas escépticos sobre dónde reside la
identidad de un individuo en base al mito del barco de Teseo. Nuestro cuerpo
cambia, inclusos las neuronas también, y nosotros en cambio sentimos
internamente ser los mismos que éramos cuando niños, adolescentes o adultos en
sus distintas etapas. Una huella digital, o cualquier otra parte de nuestro
cuerpo que permanezca igual, no manifiesta de por sí que es el mismo cuerpo lo
que define una identidad, porque de hecho, cambió. Nuestro cuerpo se copia o
clona constantemente mientras que nuestra identidad se mantiene.
Esta
situación permite deducir que hay en nosotros algo que no cambia mientras el resto cambia, es decir, el saber que
soy el mismo que era antes y no otra persona, aun considerando los cambios
adquiridos por el conocimiento y las experiencias. Existe un elemento
inmaterial y no físico que permanece
en todos estos cambios, garantizando nuestra identidad personal a lo largo del
tiempo. Hasta nuestra personalidad puede cambiar completamente, podemos ser muy
diferentes de lo que una vez fuimos, pero internamente seguimos
identificándonos como el mismo de siempre, el mismo desde que nacimos y
viajamos por la vida. Esa percepción es lo que damos en llamar alma, nuestro
ser más íntimo.
Esto
es lo que Huemer plantea, mencionando que la única explicación filosófica para
estar seguros de que somos el mismo ser que éramos antes es aceptar la
existencia del alma. Lo que no ha cambiado es la identidad de nuestra alma, por
eso sentimos y estamos convencidos de ser el mismo individuo que éramos antes.
O
tenemos un alma intangible e inmutable o la persona que parió ese bebé no era
nuestra madre porque hoy ya no soy materialmente el mismo de lo que era cuando
fuimos un bebé, luego un niño, etc.
Existen
muchos argumentos para negar lo susodicho, pero, como afirma Huemer, todos están
abiertos a contraejemplos.
Uno
de estos es la teoría del cuerpo. Tanto cuando era niño como adulto se
cuestiona diciendo que somos lo mismo porque tenemos el mismo cuerpo.
Pero
esta teoría tiene dos problemas. Primero, que al cuerpo se aplica la paradoja
de Teseo. Dado los cambios que el cuerpo ha tenido, se necesita de algo que
garantice nuestra identidad en el tiempo de que se trata del mismo cuerpo,
numéricamente hablando. Dado que los cambios son pequeños a medida que
transcurre el tiempo, solo conectamos una línea que los une a todos, sin notar
los cambios tan importantes en todo el cuerpo entre dos épocas distantes. Dado
que conocemos la historia del cuerpo, asumimos es el mismo, pero que realmente
ha cambiado, sin haberlo notado lo suficiente.
En
segundo lugar tenemos un contraejemplo muy obvio, que sería un trasplante de
cerebro a otro cuerpo. El otro cuerpo pasaría a ser ahora del cerebro
trasplantado, con lo cual el cuerpo no puede ser garantía de identidad. Si bien
este tipo de trasplantes no se pueden hacer hoy, el hecho de que
metafísicamente sea posible, es suficiente.
¿Podría
entonces la clave estar en tener el mismo cerebro? De nuevo, hay dos
inconvenientes. Primero, vuelve aplicarse la paradoja de Teseo, en dónde el
cerebro no permanece materialmente el mismo sino que también va cambiando.
Luego,
podemos introducir otro contraejemplo, como el de la posibilidad de cambiar un
hemisferio introduciendo la información tomada del anterior e introducida al
nuevo. Si el yo ha sobrevivido pero con un cerebro distinto o enteramente
nuevo, entonces la identidad no puede estar en el cerebro.
Tiene
que haber algo más que garantice la identidad a los largo del tiempo que el
solo cerebro.
¿Podría
estar la identidad en la memoria? La amnesia no puede ser tomada como la muerte
de una persona al romper la cadena de recuerdos. Es la misma persona que ha
olvidado muchos recuerdos o ha perdido capacidades, pero sigue siendo la misma,
como alguien que ha perdido una pierna o un brazo.
En
caso de un accidente, por el cual una persona pierde temporalmente la memoria,
tendríamos que decir que la persona anterior ha muerto y ahora es otra
distinta. Luego, si un mes después recupera la memoria, entonces sí es la misma
persona. Pero esta misma persona también se acuerda de haberse despertado en un
hospital. Esto significa que la persona después de un mes es la misma que antes
del accidente.
Entonces,
si todo es por simple información, podríamos crear un clon que sienta ser la
misma persona que la clonada por el solo hecho de ser un clon en todo, y
entonces existirían dos yo idénticos, algo que viola el carácter de identidad
única.
Un
clon no satisface el concepto de identidad, porque se diría que la información
del clon no la experimentó él mismo sino que le fue introducida tomada de quien
la experimentó realmente. Sería por lo tanto un problema irresuelto.
Una
ameba se reproduce en dos amebas, pero ambas no pueden ser las mismas. ¿Qué
opción queda? Pues aquella que nadie desea tomar, de que exista en nosotros
algo inmaterial y no físico que determine nuestra identidad existencial
espacio-temporal.
No
podemos dejar que el pensamiento de grupo nos prive de la mejor solución
disponible al gran problema filosófico de la identidad personal.
El
planteo se resume en dos posibilidades:
O
bien no somos los mismos a través del tiempo producto de los cambios corporales
o bien cada uno tiene un alma atemporal e inmaterial que nos asegura nuestra
identidad existencial independientemente de los cambios corporales ocurridos.
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Sobre
el tema de la identidad suele traerse a colación el alma de los animales, ya
que en la Biblia, en el AT, se refiere a ellos como nefesh en hebreo y psiké
en griego.
¿Tienen
una identidad personal cada animal?
Francamente
nadie lo sabe, porque no podemos comunicarnos con ningún animal para que nos
cuente lo que siente y piensa.
En
cambio, cualquiera que lea este artículo puede expresarse y definirse, sabiendo
uno mismo que los puntos mencionados relativos a nuestra identidad personal es
por demás razonable.
Por
otro lado, el que en el AT se use nefesh
y psiké al hablar de animales, no
está diciendo que esos seres poseen una identidad personal como
la nuestra. Simplemente está diciendo que están vivos por manifestar movimiento
propio, tal como el hombre es un ser vivo, semejante a un animal, con ojos,
boca, medios de locomoción, etc.
Un
vegetal también es un ser o entidad viviente, pero en la Biblia, los humanos
que la escribieron no pensaron que debían ser almas también debido a que su
concepto de vida, sinónimo de alma, debía estar relacionado con un ser no solo
“moviente” sino con ojos, cabeza, boca, etc., y los vegetales en eso son formas
de vidas diferentes.
Pero,
como vemos, los antiguos no le aplicaron a esa forma de vida el mismo sinónimo
de alma, porque razonaban de otra manera al disponer de conocimientos mucho más
escasos, diferentes y con otras conclusiones, pero estrictamente hablando, si
son una forma de vida deberían ser almas también.
Por
otra parte, el hecho que se use la palabra alma
para referirse a algo intangible y no material, se debe simplemente a su
conexión griega con las ideas, que son parte de una energía intangible, pero
bien podríamos llamarla de otro modo, dejando la expresión alma para referirnos solamente a los seres vivos físicos animados,
y hasta a las plantas si algunos aceptan la propia sinonimia bíblica, y
desarrollar otra expresión que englobe específicamente lo que buscamos definir.
No
sería más que una simple convención. Podría ser YO, EGO, o cualquier otra.
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