La
palabra “dios” representa en la actualidad en la mente de los que la usan a un
ser superior formador del universo y de la vida. El origen etimológico de esta
expresión obviamente proviene desde lo antiguo, mezclado con distintas
creencias según los pueblos y su cultura.
En
una página[1]
lo relaciona con la palabra demonio,
algo raro o chocante para los creyentes. Arranquemos por su definición.
Demonio
“Demonio proviene del griego daimon ‘dios’, ‘divinidad’, cuyo
diminutivo daimonion significaba
‘genio’, ‘divinidad inferior’, denotación con la cual pasó al latín dæmonium.
A
su vez, diablo, usado como sinónimo de demonio, proviene del latín tardío
diábolos, que significa ‘el que divide, calumnia y desune’.”
De
allí que demonio, demonios, Diablo, Satanás, ángeles caídos, espíritus del mal,
etc. son considerados todos parte del mal, enemigos del hombre y de dios.
En
una página de etimologías[2]también
afirma que el término castellano demonio
proviene del griego, pero solo cita al diminutivo daimonion que se traduce “genio”.
Era
daimon (daimon) en griego “dios”. No
lo parece porque la literatura occidental ha tergiversado los conceptos
antiguos y los ha reinterpretado a la luz de sus creencias sobre el bien y el
mal.
En
la Iliada y en
la Odisea
aparece otra palabra griega que es traducida como “divino” y esta es dios, dios,
viendo que en griego se pronuncia como en español, extraña coincidencia, ¿no?
De
dónde viene el término divino. De la
anterior fuente hallamos:
“Los
romanos creían que los dioses otorgaban el poder de la adivinación a hombres
privilegiados por ellos, los arúspices (del etrusco haru ‘entrañas’ con el
verbo latino spicio ‘mirar’), así llamados porque examinaban las entrañas de
las víctimas. Ésta era una vieja creencia etrusca, aunque se supone que podría
ser mucho más antigua, probablemente de la época en que los pueblos
indoeuropeos llegaron a la Península Itálica. Por el don que los dioses le
concedían, un arúspice era también un homo
divinus y, más tarde, simplemente, divinus.
En los primeros siglos de desarrollo del español, se registra la palabra divino con este sentido.
Pero
no muestra el origen etimológico sino una relación. En la otra fuente por Pedro
Menoyo Bárcena muestra que esta expresión proviene de la palabra latina diva, cuyo significado se dice es
“diosa” y como adjetivo “divina”. Menciona que en latín, divus y diva eran
variantes de deus y dea. Menciona a su vez que diva es una extendida raíz indoeuropea dyeu. Por lo tanto, la palabra divino viene del latín divus, cuyo significado es dios, divino,
endiosado, y divina y diosa de diva.
Al
parecer, los que tradujeron del griego las obras de Homero interpretaron que dios en griego significaba divino, de naturaleza o apariencia divina, expresión que posiblemente
alimentó el latín del pueblo romano produciendo deus del cual procede divus
a su vez del cual derivaría nuestra palabra divino.
De
hecho, citando del Diccionario Griego Español Volumen V. Instituto de
Filología. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid 2008
menciona que tal expresión griega antigua aparece como epíteto formular:
·
De
diosas
·
Raro
de los principales dioses masculinos
·
De
démones y divinidades
·
De
héroes y heroínas
·
De
fuerzas y fenómenos de la naturaleza
·
De
objetos relacionados con los dioses, etc.
Aunque
era raro aplicado a los principales dioses masculinos no por ello no se
relacionó.
Según
un diccionario[3]
brinda las siguientes alternativas para el origen de la palabra latina deus:
Del
griego qeos theos (dios) como qea thea (diosa)
De
la palabra griega deus deus, tipo eólico
para Zeus, Jupiter
De
la palabra griega dios dios, genitivo
irregular de Zeus.
En
la página de etimologías mencionada aparece que el adjetivo divinus se deriva de divas, variante de la palabra sinónima deus y del mismo origen.
Más
datos podemos hallar en la misma página sobre panteísmo y dyeu.
Personalmente
no creo que la palabra dhes de origen
indoeuropeo haya dado origen la palabra theos
griega.
δαίμων, -ονος, ὁ, ἡ daimon
• Morfología: [voc. δαίμων S.OC 1480, δαῖμον Alcm.116, Theoc.2.11;
plu. dat. δαιμόνεσσι Schwyzer482.3
(Tespias IV/III a.C.)]
I demon, divinidad indif. a su individualidad, puede equivaler o no a θεός, sólo sg.
1 gener. como suj. act. demon, divinidad
En
definitiva, daimon puede equivaler a
theos, por lo cual puede equivaler a
nuestra palabra dios. Las
variaciones corresponden a las creencias particulares de los hablantes, las
cuales han brotado de sus creencias y experiencias.
En
consecuencia daimon, deus, theos, dios,
divinidad, espíritu, poder sobrenatural; son equivalentes. La evolución del
idioma griego fue incorporando matices a una expresión
primigenia, que pudo ser daimon o dios, para luego evolucionar a dios o daimon, theos, Zeus, este último como nombre personal
que combina vida-poderoso o dios-dador-de-vida al principal dios griego, según
lo describe el mismo Platón.
La
cultura cristiana interpretó a los dioses o daimon griegos como espíritus
malignos ligados con el Diablo, de allí el significado de demonio en español,
pero para los griegos esa palabra la aplicaban para referirse a cualquier dios
del panteón como a los dioses particulares de cada individuo o grupo de
personas, tal como ocurre en el catolicismo, a quienes se les llama “santos” o
“ángeles de la guarda”. No por ello no los había “malos”, pues si alguien
estaba loco o sufría desgracias consideraban que el daimon de esa persona lo
estaba martirizando.
Es
interesante que en un pasaje de la biblia al referirse al Diablo lo llama “el dios de este mundo” (2 Cor.4:4). La
expresión dios claramente denota a una entidad, inteligencia y fuerza superior.
La
conclusión es que podemos atribuir a la palabra griega daimon el mismo significado antiguo al que hoy día es usada la
palabra dios en distintas
circunstancias. No así demonio, que hoy día, por obra y gracia cristiana, se
circunscribe únicamente a criaturas malignas.
La
expresión Deus en su relación con el indoeuropeo denota “ser de luz”,
popularmente atribuido al sol como el principal dios.
La gran pregunta a este tema es: ¿Dónde está Dios? Normalmente la respuesta es: "en el cielo", y con eso concluye el asunto. No obstante, ¿es posible alcanzar un concepto diferente?
¿Se halla solo fuera de nosotros? o, ¿puede estar dentro nuestro también?
[1]
http://www.elcastellano.org/palabra.php?id=1324
[2]
http://etimologias.dechile.net/
[3]
http://books.google.com.ar/books?
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