El místico sueco repite muy a menudo dos aspectos centrales de la doctrina de
lo que el mismo llama de la “Nueva Jerusalén” o nueva iglesia restaurada por el
Señor. De hecho, estos dos aspectos se corresponden a la principal
característica que define al cristiano que ganará el cielo de aquel que casi
seguro irá al infierno, un lugar muy difícil de salir sino imposible, según el
sueco. Habrá personas que nunca podrán aceptar esta doctrina que denomina
“verdadera” para contraponer con las falsedades de la Palabra generada por los
falsos cristianos, aquellos que en el NT es conocido como “el anticristo” o el
“hombre de desafuero” o la “apostasía”.
Estás dos enseñanzas son: a) Que Jehová
y Jesús son la misma persona, el mismo Dios, el Creador, arremetiendo contra la
doctrina trinitaria de tres personas en un solo Dios, así contra el
arrianismo y el socicianismo, que
enseñan que el Padre es una persona distinta del Hijo, y b) la salvación no
viene por los méritos de la muerte de Cristo en la cruz creyendo con fe en
ello, sino que la fe de la que trata es la de creer que Dios existe y que la
salvación viene como un acto de justicia mediante el cual por la buenas obras
que el cristiano que tiene esa fe acompañada de la doctrina correcta hace para
con Dios y su prójimo. Y si esto no logra hacerse en la presente vida, pues entonces tendrá la oportunidad de hacerlo en la
siguiente.
Estos dos aspectos se repiten muy a menudo en relatos de visiones
donde se escuchan conversaciones con ángeles celestiales y espirituales
discutiendo con espíritus infernales, que rechazan esas doctrinas, y que por lo
que sabemos, no las enseñan la mayoría de las confesiones cristianas, porque
para ellos Dios es una trinidad de personas en un solo Dios y la salvación es
por la sola fe que abre la posibilidad de recibir la gracia o bondad inmerecida
de parte de Dios mediante su hijo muerto en la cruz.
Dicho de esta manera, todas las
confesiones cristianas de hoy están en el error doctrinal. ¿Duro, no?
¿Que opina, estimado lector, al respecto?
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