Crismón de la catedral de Jaca construida hacia fines de siglo XI. Distintos a otros, contiene además de la vertical y la X una línea horizontal, formando una rueda de ocho rayos, adhiriendo a la misma la A o alfa en la izquierda y la omega a la derecha. Se puede observar una S en la parte baja de la línea vertical o rayo inferior. La inscripción alrededor del círculo dice en latín:
HACINSCULPTURALECTORSICNOCERECUR
P.PATER.A.GENITUS.DUPLEXESTSPSALMUS
HITRESIUREQUIDEMDOMINUSSUNTUNUSETIDEM
La segunda estrofa no es clara, y se interpreta de distintas maneras. Al principio se refiere sin duda a la vertical para asignar el significado de Pater y a la A latinizada de la alfa griega al engendrado, es decir, al hijo. El dúplex (doble) no se entiende si se refiere a la X sola o a la X y la S colocada debajo (doble letra) o se refiere a la “doble o” como lo que es la omega (w) en griego, lo más probable. En cualquier caso menciona es el SPS, un acrónimo que se entiende debe decir spiritus, pues lleva una pequeña raya debajo de la P. De ese modo concordaría al final ALMUS traducido como vivificador.
Algunos consideran se omite el significado de la omega y de la raya horizontal que contiene o se halla conectada a ambas letras en sus extremos. Otros piensan se omite la S y la X, hablando solo de la A y OO unidos por el segmento horizontal. De esta manera solo hablaría de las tres letras principales P-A-OO, omitiendo la S, concentrando la idea en la concepción de la Trinidad Católica. También es posible que solo diga SPIRITU, entendiendo spiritus es plural y no como singular tal como debería ser, y así la S final referida a la cuarta letra significa vivificador, pero no lo parece pues faltaría un punto al lado de cada S para separarla.
La opinión general es que la X de la figura (no la letra) significa el espíritu vivificador, pues también existe otro acrónimo trinitario usando las tres letras PAX para decir P (Pater), A (principio, primogénito, engendrado por ser la primera letra del abecedario griego, por tanto Hijo) y la X como letra copiando la figura para referirse al espíritu vivificador.
Esto llama la atención, pues la X de la figura no puede referirse a Xristos en griego como algunos señalan, pues Cristo es el Hijo y no el Espíritu.
Aquí los católicos dan muchas vueltas porque el símbolo compromete su origen, pues si realmente la X de la figura, como una cruz tridimensional significa Espíritu Vivificador, estamos frente a la antigua concepción mitológica de la tierra como madre, con sus cuatro puntos cardinales, siendo a la vez también padre de la naturaleza manifiesta en el mundo.
La evolución del Crismón según Louis Charpentier. De izquierda a derecha el símbolo egipcio de la vida eterna con el bucle sin cerrar, semejando un cayado; el símbolo anterior con el bucle cerrado, el típico anaj egipcio; convertido luego el óvalo en la letra griega "ro" (P), a la que se le ha añadido las letras Alfa y Omega a los extremos de la raya horizontal; el conjunto anterior con la letra griega "ji" (X) o cruz tridimensional con las letras Alfa y Omega a cada lado; y la última con una S latina debajo de la vertical que puede ser la serpiente trepadora del símbolo del caduceo.
El anaj o cruz egipcia ancestral fue usada por los cristianos coptos como símbolo en el cristianismo, por eso ha sido relacionada. Se desconoce el origen del anaj, solo se interpreta a partir de cómo fue usado, y parece corresponder con la vida. Algunos dicen que el óvalo representa la matriz (o el pubis otros) y el vástago vertical al miembro reproductor masculino o falo, y el travesaño a la unión de ambos, también es posible que el travesaño señale al falo y el vástago al origen del poder, semejando a la circunferencia y el diámetro geométrico a ambos órganos reproductivos y la vertical al poder de la misma vida. El anaj aparecía formando nombres de faraones, como tut-anj-aton y el famoso tut-anj-amón (Tutankamón), que se traduce imagen-viva-de Amón. En mi opinión significa palabra-viviente-de Amón.
El Crismón tuvo su propio desarrollo dentro del cristianismo, pero es evidente que viene de mucho antes. El concepto de “alfa y omega”, por ejemplo, puede corresponder a un invento imaginario en lengua griega previo al cristianismo para representar el nombre de Dios traducido del Tanaj hebreo cuando haciendo referencia al mismo decía ser “el primero y el último”. Ello para referirse a la Palabra o Logos divino.
Lo más interesante del Crismón no son tanto sus letras sino las rayas. Hay una raya vertical y dos cruzadas, coincidiendo el cruce de ambas al pasar por la vertical.
Geométricamente es un hexágono sin sus lados.
Por un lado los cuatro (4) puntos cardinales, partiendo desde la posición de una persona que se para en determinado lugar de la tierra. En la remota antigüedad podemos imaginarnos a ciertas culturas del norte de áfrica o de Mesopotamia. La orientación estaba marcada primeramente por la salida y puesta del sol, la luna y las estrellas. Luego el viento frío del norte o bóreas y los vientos cálidos y húmedos del notus o sur completaban los cuatro extremos de la tierra habitada. Por eso, al pronunciar el cuatro significaba toda la extensión de la tierra. A su vez, como en la antigüedad se hablaba de los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire, el cuatro significaba el mundo material, visible, sensible. El esquema cuaternario abarcaba la entera extensión de la vida humana y de todos los demás seres vivos y vegetales. Era el mundo posible de conocer, familiarizarse y entenderlo.
No obstante, el ego o consciencia de ser miraba a lo desconocido en otras dos direcciones: arriba y abajo. El cielo era transparente, libre e intrigante, lugar de los dioses brillantes. Debajo de la tierra era el mundo eternamente oscuro, sofocante, de encierro, lugar de los muertos y de los dioses oscuros que los controlaban. Eran las dos direcciones místicas, propia del terreno especulativo filosófico tomado por las religiones para ubicar al ego en su situación y posición en el cosmos. Nadie podía subir a los cielos ni bajar a lo profundo de las rocas terrestres ni al abismo del mar. Solo podían recorrer la superficie de la tierra en todas direcciones y sobre el cielo y el inframundo solo existían ricas imaginaciones, desarrollos filosóficos y teológicos.
De modo que tenemos en total seis (6) direcciones orientativas para situarnos como seres humanos: 4 del mundo sensible y 2 del suprasensible. No obstante, existe otro lugar que parece ser conocido y se pasa por alto: el punto desde el cual captamos las seis direcciones. Sin la existencia del ego consciente no existiría ubicación espacial ni sentido. La ubicación es determinada por cada consciencia. Y hasta el día actual el tema del ser y la consciencia es uno de los mayores enigmas humanos.
En consecuencia tenemos los tres (3) sitios misteriosos, propios del dominio de la mente, los dos sentidos opuestos y una entidad que busca moverse y proyectarse.
Principalmente todos nos movemos en las direcciones del plano terrestre, en sentido, no de oposiciones, sino extensivo, de amplitud, abarcando hasta dónde podamos nuestros dominios. Sin embargo, guardamos un impulso natural de querer ir hacia arriba y no hacia abajo.
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