lunes, 23 de abril de 2018

¿Hubo un diluvio?


Un “Dr. en ciencias” enseña en la página enlazada algo realmente insólito:

“Para que se forme un fósil son necesarios algunos requisitos relacionados directamente con un diluvio universal.”


Es insólito simplemente porque se fundamenta en mera convicción imaginativa, no posee evidencia alguna para corroborar tal afirmación “científica”. Pero a veces, esto resulta suficiente para engatusar a los jóvenes inexpertos que prefieren escuchar a tales charlatanes antes que investigar lo suficiente.
Las ‘evidencias’ que presenta son las siguientes:

“Para que se forme un fósil hay algunos requisitos básicos. En primer lugar, el organismo tiene que ser enterrado rápidamente, y en una capa profunda para iniciar el proceso de la fosilización. Además, debe ser un evento rápido, para que las bacterias que descomponen el organismo no intervengan. Finalmente, el objeto necesita permanecer enterrado bajo gran presión para que la fosilización suceda.” (negritas mías)

Las palabras resaltadas por mí exponen la manera de desviar los hechos para ajustarlos al relato del Génesis. Lo cierto es que de manera natural (hechos conocidos hoy día en distintas partes del mundo, hasta filmados), en ciertos casos especiales cuando ocurren grandes inundaciones que arrastran cantidades enormes de lodo, se cumplen los requisitos expuestos, tales como el de ser enterrado “rápidamente” y en una “capa profunda”, siendo por lo tanto un “evento rápido”, todos aspectos que nada tienen que ver con la idea de un cataclismo universal. Luego, el detalle agregado de la “gran presión” es totalmente inválido, ya que no es la “presión” el factor que transforma un cuerpo orgánico en piedra sino la acción lenta del agua que posee disuelta en su composición minerales que van suplantando la zona de los compuestos orgánicos disueltos al depositarse en los cuencos formados. Esto explica el motivo por el cual los fósiles hallados están compuestos generalmente por el tipo de suelo en el cual se depositó. Y este proceso suele ser tan lento y medido, que puede reproducir hasta los detalles más insignificantes del cuerpo muerto atrapado. En la mayoría de los casos los fósiles son solo las partes más duras, los huesos, pero a veces son restos orgánicos blandos (hojas, frutos, cuerpos animales), y ello ocurrió de ese modo porque no hubo microorganismos en ese momento en el terreno donde fue sepultado que pudieran disolverlo antes que el barro se endurezca. Las bacterias y microorganismos no existen en todas partes, es decir, no son omnipresentes en cualquier suelo, y por otra parte, la mayoría de los “cuerpos” hallados no se corresponde al reemplazo de tejidos blandos molécula por molécula, sino al relleno del tejido blando desaparecido adoptando la misma forma en el cual fue encapsulado por material que dejó de ser blando antes que se disolviera el cuerpo orgánico, produciendo lo que se conoce en paleontología como molde e impronta. En el último caso, la roca dura quedó marcada por la forma del animal o vegetal enterrado cuando fue blanda, permaneciendo inalterable una vez endurecida. En el caso de adoptar las mismas dimensiones que el cuerpo, no existió una fosilización del cuerpo, sino, un relleno que adopta la forma de un tronco o de huesos o de conchas, que al igual que el barro endurecido circundante, se petrificó, señalando el caso anterior.[1]

En consecuencia, no es inocente la reducción final del concepto de fósil, persiguiendo muerdan el anzuelo las personas en proceso de formación que no han reparado todavía en todo lo que se sabe hoy sobre sus distintas peculiaridades. En consecuencia, cuando este Dr. afirma:

“La fosilización no ocurre en condiciones naturales. Por más que se lo niegue, solo un diluvio universal puede producirlo.”

… simplemente está afirmando algo falso, dicho con el solo propósito de engañar a los inexpertos. En la naturaleza hallamos una enorme cantidad de restos de animales y plantas de especies actuales y algunas relativamente más antiguas en distintas etapas del proceso de fosilización, con lo cual no es imprescindible la presencia de un cataclismo universal único, como el descrito en Génesis, para generar fósiles.

Dirigiéndose a los jóvenes incautos, debajo de una imagen del Everest, este “Dr. en ciencias” les dice:

“¿Sabías que en esas regiones se encuentran fósiles de seres marinos? ¿Cómo treparon hasta allí? Indudablemente, el agua los llevó hasta allí. Estas y muchas otras evidencias muestran que la presencia de agua es innegable en la formación de las rocas del planeta.”

Su manera de razonar se parece a un lego de hace 200 años que pretende iluminar a otro lego. Justamente, esa presencia de restos marinos en tierras lejanas del mar y en zonas elevadas, como en lugares montañosos, ha sido en lo antiguo una “prueba” para los humanos de aquellas épocas de la ocurrencia de un diluvio universal.[2] Y no sería nada raro suponer que en lo antiguo estas “evidencias” recogidas de distintas partes del globo contribuyeron para que ciertos observadores temerosos desarrollaran la teoría de un diluvio universal, que abarcó toda la tierra, como un suceso realmente ocurrido en un pasado, plasmándolo en un libro religioso que actualmente conocemos como el Génesis. Tal ocurrencia es muy probable, considerando la escasa posibilidad de investigación y estudio comparado que pudo existir en esas épocas sobre lo que veían y llegaban a escuchar de otros lugares distantes. No obstante, no todos en todas partes creyeron eso. Por ejemplo, hace 2.500 años, Herodoto revela que los sacerdotes egipcios ya tenían un concepto geológico muy semejante al actual en lo referido a la formación del delta y cuenca del río Nilo, que curiosamente, es atacado por la iglesia católica para afirmar que estos sacerdotes estaban equivocados porque fue a causa del diluvio de Noé y no a un proceso paulatino propio de la naturaleza de la geología terrestre. De modo que, de acuerdo a las evidencias, los más ignorantes y creyentes temerosos, ante la falta de mayor conocimiento y por la presión evidente de los teólogos, eran fácilmente convencidos que estos restos de vida marina en terrenos alejados del mar conformaban la “prueba irrefutable” del diluvio bíblico. Pero, obviamente, fue un gran error y una colosal farsa hoy.

Y este recurso, por más que no lo parezca, sigue siendo utilizado por teólogos disfrazados de científicos, con altisonantes títulos y doctorados a fin de poder seguir engañando a la juventud a medida que adquieren conocimiento, instalándoles dudas que muchas veces no tienen la capacidad de poder resolverlas, obligándolos a bautizarse y comprometerse con alguna corriente religiosa antes de poder descubrir el engaño, muy propia de las corrientes protestantes, para que de ese modo, una vez cautivos, se les haga muy difícil cambiar de adultos.

Es curiosa la metodología utilizada con astucia al plantear luego de una exposición muy floja, sin mostrar nada serio e impropia en ciertas afirmaciones:

“Entonces, ¿qué es más fácil creer y percibir a través de las evidencias?”

Un recurso sofista y artero cuando las “evidencias” son solamente convicciones imaginarias contrapuestas con los hechos descubiertos hábilmente ocultados. Incluso efectúan afirmaciones de “evidencias” inexistentes, tales como “fosilización repentina”, o de “análisis químicos modernos demuestran que hay rastros de células en el tejido de los dinosaurios”, un tema relacionado con haber hallado restos “orgánicos” de células óseas, denominados osteocitos. También en 2015 se informó el hallazgo de "diminutas estructuras con forma ovoide y un núcleo más denso en el interior, lo que podrían ser potencialmente células sanguíneas" en una garra de un dinosaurio de 75 m.a., levantando una importante controversia debido a que por “mucho tiempo se ha creído que las moléculas de las proteínas se descomponían en un periodo de tiempo corto, y que no se conservaban más de cuatro millones de años”.[3] Pero nada de ello significa que los dinosaurios existieron hace 4.300 años, que es el punto que pretende imponer el autor de su artículo. No se trata de qué es más fácil o difícil, sino, qué es más acorde a los hechos descubiertos, sin importar si le resulta “fácil” aceptarlo por lo “difícil” de entenderlo a una mente floja y carente de información fidedigna.

Cuando se trata de descubrimientos, debemos aceptarlosa todos, volverlos a analizar, cuestionarlos buscando posibles errores, y cuando de alguna manera quedan definidos, estamos obligados a incorporarlos, cambiando a veces nuestros puntos de vista anteriores. Sin embargo, ninguno de esos descubrimientos que el autor alude en su respuesta determinó que la vida comenzó a existir hace no más de 10 mil años. Por otra parte, hay una cantidad interminable de datos que aportan evidencias concretas hacia un pasado remoto de millones de años de existencia de distintas formas de vida. Inclusive hay aportes que apoyan las ideas de Darwin sobre un antepasado común, material que es posible ver en distintos sitios.[4]

¿Por qué motivo tratar de convencer de algo que no es cierto?

Y precisamente, este aspecto de la psicología humana presente en el mundo, es el rasgo principal que estoy investigando desde hace varios años, donde es preferible engañar a la gente antes que enseñar la verdad de los hechos. Más que un interés por transmitir información fidedigna, existe el interés de manipular y explotar al ser humano, usarlo, moldearlo a sus caprichos, sean teológicos o políticos o de cualquier otra índole, para de ese modo sumar apoyo a una causa de intereses privados.

El autor de la página que cuestiono no me permite responder en su página, sin embargo ellos tienen un acceso mucho mayor al que yo pueda llegar porque reciben dinero de iglesias mediante el cual pagan para aparecer en la web en los buscadores. Las iglesias de todo tipo poseen una gran penetración pública, mediante diversos medios, tales como la radio y la TV, pudiendo ellos llegar a más personas con su propaganda, y frente a tales operaciones, la gente decide y elige en función de hasta dónde puede racionalizar algo, decisiones enormemente dependientes del tipo de información que reciben y los momentos de la vida que atraviesan. De esta manera, el nivel educativo además de la capacidad propia por procesar información y el carácter de cada individuo, juegan un papel muy importante a la hora de decidir a cuál grupo pertenecer o sostener.

En otra respuesta dada para el tema ¿Qué no vio Darwin?, me llamó la atención que repitiera la expresión de ser su “colega”, y más adelante me dijera que solo estaba presentando otra hipótesis ante mi comentario donde le exponía que la antigüedad de la vida estaba fuera de discusión, que no es parte de una suposición rebatible, sino comprobada de múltiples modos y aceptada generalmente. Que este señor no esté de acuerdo con ella es otro tema, y sería bueno que mostrara las evidencias de ello. Es obvio que no las tiene, pero pretende igualarme como si fuera otro personaje que solo presenta otra hipótesis endeble, la de “que la evolución de las especies es un hecho comprobado y la única fuente de verdad”, cuando, a pesar de ser una teoría muy bien establecida, en rigor de eso no se trata. Solo deseaba resaltar una verdad incuestionable hoy día: la enorme antigüedad de las formas de vida en la tierra abarcando millones de años. Este aspecto ya no es una hipótesis, siquiera es una teoría, es un hecho.

A nadie le interesa realmente analizar un tema concreto, solo hacer propaganda y elevar sus ideas por encima de la de los demás por motivos inconfesables. En consecuencia, inevitablemente es y será responsabilidad de cada individuo analizar todos los hechos y tener que cometer errores en esta vida y sufrir desilusiones, vida que muchas veces no alcanza para darse cuenta de ellos, y mucho menos durante nuestra juventud. Estamos condenados a experimentar y aprender, y en eso, cada quien llega hasta dónde puede.

PD.: Para un estudio del significado interno sobre el pasaje del Génesis sobre el diluvio, recomiendo visitar: El diluvio, Génesis capítulos 6, 7 y 8
 
[2] Uso el concepto de diluvio universal para diferenciar de los diluvios que naturalmente ocurren en distintas partes puntuales de la tierra en distintas épocas, a fin de comunicar bien a qué nos referimos específicamente, esto es, al diluvio de Noé.
[4] Existe una de Wikipedia donde resume buena parte de tales evidencias en https://omicrono.elespanol.com/2016/04/los-4-fosiles-mas-curiosos-de-la-historia/

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